"Hablar con un joven reincorporado es hablar con un adulto que olvidó ser niño": Freddy Ramos

En el país hay más de 1.000 jóvenes involucrados con pandillas y grupos al margen de la ley. World Coach Colombia es una ONG que busca salvarlos de esa vida y defender sus derechos.

Ingrith Gómez Morales/ igomez@elepectador.com / @IngrithGomez23
12 de octubre de 2018 - 04:06 p. m.
"Hablar con un joven reincorporado es hablar con un adulto que olvidó ser niño": Freddy Ramos

Freddy Ramos tenía 15 años cuando decidió ser parte de la pandilla de su barrio "Faldas de la Popa", en Cartagena. En ese entonces no pensaba en estudiar, ni en su futuro y mucho menos, en lo que pensaba su familia, su mundo giraba en torno a su parche y en no dejarse ganar terreno por las pandillas de los barrios aledaños, como él mismo asegura.

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La historia de este joven se repite en la mayoría de las capitales de Colombia que se han visto afectadas por el fenómeno del pandillismo. Según el Senado de la República, en 2017 había en el país 517 pandillas, de las cuales 109 pertenecían a Barranquilla, 107 a Bogotá, 105 a Cali, 90 a Medellín, 56 a Cartagena y 50 a Bucaramanga. Todas con un común denominador: menores de edad procedentes de hogares pobres y disfuncionales como principales integrantes. 

“Un día me di cuenta que me estaba quedando sin amigos, el parche se estaba quedando sin integrantes y yo estaba más solo que nunca. La culpa era de Giovanni Marzola, un profesor de una escuela de fútbol que se estaba encargando de reclutar a mis parceros para que hicieran parte de un equipo”, asegura el cartagenero de 24 años. 

El acto de Marzola molestaba a Freddy, quien indignado decidió bajar al lugar donde quedaba la escuela deportiva, era un pequeño potrero con dos porterías y unas bancas de madera para las personas que iban a verlos jugar. La escuela de fútbol hacía parte de la fundación World Coach Colombia, una ONG que defiende los derechos de los niños, niñas y adolescentes del país, que han sido víctimas del conflicto armado o las pandillas. 

“Cuando llegué al lugar me encontré al profesor y aunque me di cuenta que tenían un proyecto de fútbol yo no quise comer cuento. Me presentaron a Manuel Guillermo Pinzón, director de la fundación, el choque con él fue increíble: lo amenacé de muerte, le dije que dejara en paz a mis amigos porque yo me estaba quedando sin parche”, cuenta con picardía 9 años después de lo ocurrido, el mismo tiempo que lleva vinculado como líder social de World Coach.  

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“Freddy es un ejemplo de la labor que nosotros realizamos en la fundación, él viene de ser un pandillero de la calles de Cartagena a convertirse en un líder social para los niños de la guerra. Su historia ha permitido inspirar a jóvenes que hicieron parte de los grupos al margen de la ley y de las pandillas”, afirma Manuel Guillermo Pinzón, director ejecutivo de World Coach Colombia. 

La organización se encuentra repartida en 53 municipios, en especial en las zonas rojas de Colombia, como lo es el Catatumbo, Cauca, Nariño, Caquetá, y Arauca, entre otras, que son las zonas que tuvieron presencia de las Farc y el ELN y por ende, hubo reclutamiento. Actualmente son zonas de coca. También en ciudades principales como Barranquilla, Cartagena y Cali que son víctimas del fenómeno de las pandillas.  

World Coach es un tejido social de líderes juveniles y de gente que no ha tenido oportunidades, es una revolución de aquellos que quieren levantar a este país y ver a sus niños felices. Son personas que trabajan de la mano de las Naciones Unidas y programas de reincorporación del Gobierno Nacional”, expresa Pinzón. 

Como hicieron con Freddy, a quien salvaron de la delincuencia, buscan ayudar y devolverles la esperanza a los más de 1.000 jóvenes que hacen o hicieron parte de grupos armados de las ciudades de Colombia y de los incalculables adolescentes que pasaron por la filas de las Farc y más movimiento al margen de la ley.

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“Lo primero es ganar la confianza de los niños y jóvenes, no solo de las Farc, también de pandillas, víctimas de violencia intrafamiliar o que viven situaciones difíciles como la pobreza, después de pasar esa barrera hay que construir unos liderazgos compartidos, porque ellos son grandes líderes, tienen un liderazgo que habla de labores positivas y transforman la vida de otros jóvenes. Finalmente son un testimonio para la sociedad”, afirma el director de la ONG. 

Para Freddy ingresar a esta organización fue “ver la vida desde otra dimensión”. “Aprendí a valorar lo que tenía, a mi mamá que es la única familia que tengo. También me brindaron la oportunidad de estudiar. A los jóvenes que no tenían colegio les ayudaron a culminar su bachillerato y a los demás nos ofrecieron cursos de fotografía y cocina”, explica Freddy quien hace pocos meses se vinculó con el programa de jóvenes reincorporados. 

“Pasé de ser ayudado a ayudar. Dicté clases de fotografía y estuve contando mi historia de vida, a varios muchachos les impactó la manera como he vivido mis últimos 9 años, los que llevo vinculado con la ONG. He tenido que desplazarme a otras zonas del país para hablar con niños de la guerra, estuve en Samaniego, Caquetá, la Montañita, Vista Hermosa, Tumaco y en otras las zonas que tuvieron conflicto y ahora son las zonas veredales”, cuenta Ramos.  

¿Qué diferencia a los jóvenes de una pandilla de los que estuvieron al margen de la ley?

“No quiero parecer muy premiador, ni que me malinterpreten las palabras, pero me parece que un joven que viene de la guerra ya sea reclutado o sea por su propia voluntad, tiene un fundamento, algo por qué pelear y eso es el cumplimiento de sus derechos, en cambio nosotros en las pandillas lo que teníamos era una línea imaginaría, por ejemplo, de la iglesia para allá no podíamos pasar y peleábamos por nada”, reconoce Freddy.

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Manuel Guillermo Pinzón comparte la idea de Freddy, "hablar con un joven reincorporado es como hablar como con un adulto, con alguien que sabe mucho de política, de los problemas que azotan a Colombia. Hablar con un chico en proceso de reincorporación es hablar con un adulto al que se le olvidó cómo ser niño”.

World Coach Colombia ha apoyado a los menores del país por medio de pequeñas fundaciones en donde se dictan clases de danza, fútbol y artes. Esta labor la realiza un equipo de formadores compuesto por psicólogos, abogados, politólogos, trabajadores sociales, sociólogos, edufisicos, economistas y líderes comunitarios. Además, cuentan con el respaldo del banco BBVA, entidad que hace entrega de donaciones, ya sea maletas con utiles escolares, bicicletas, etc, para que los niños puedan llevar una vida mejor. 

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Por Ingrith Gómez Morales/ igomez@elepectador.com / @IngrithGomez23

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