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Gran conmoción ha causado en Chiscas, Boyacá, la muerte de la trabajadora social Liliana Cruz, de 25 años, a quien su esposo le habría disparado accidentalmente en la cabeza con su fusil de dotación. Sobre lo ocurrido se han conocido nuevos detalles, que son corroborados por las autoridades.
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El caso se registró en la noche del pasado miércoles 19 de noviembre, mismo día que se reportó un hostigamiento al Batallón de Alta Montaña N.º 2 General Santos Gutiérrez Prieto, a dos horas y media del municipio, por lo que en principio se creyó que la muerte de la mujer podría haberse tratado de un ataque de un francotirador.
Lo que en verdad ocurrió es que el uniformado, identificado como Haminton Ruiz Bolívar, comandante de la estación de Policía, que esperaba un pedido en un puesto de perros calientes, se puso a revisar sus armas y a limpiar su fusil mientras hablaba con otros uniformados y la joven que era su pareja. En ese momento el arma se le habría disparado hiriendo en la cabeza a Cruz.
En medio del temor, el subteniente Ruiz Bolívar subió a su esposa a una patrulla, con el fin de llevarla a un centro asistencial, pero en el camino el sujeto perdió el control del carro y terminó volcado a un costado de la vía. Pese a ello, ninguno de los ocupantes tuvo heridas de gravedad.
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De acuerdo con las autoridades, la joven tenía heridas de fusil tipo Galil, un arma larga que era usada por el policía y que le habían entregado días antes, por la situación de seguridad en la región.
La mujer alcanzó a ser trasladada con vida a un centro asistencial, donde falleció poco antes de que se autorizara su traslado a un centro de mayor complejidad.
Cruz vivía desde hacía pocos meses en Chiscas por el traslado de estación de su esposo, que fue nombrado comandante, por lo que había comenzado a trabajar en la zona como coordinadora del programa PIC (Plan de Intervenciones Colectivas).
Su muerte fue lamentada por la alcaldía de Ramiriquí, de donde era oriunda, por lo que la administración señaló que: “Con gran pesar expresamos nuestras más sinceras condolencias a su familia y seres queridos. Los acompañamos en este difícil momento, pidiendo a Dios que les conceda fortaleza, consuelo y paz para sobrellevar esta irreparable pérdida”.
Por lo ocurrido, el subintendente fue trasladado a la Unidad de Reacción Inmediata y posteriormente al comando de la Policía en Tunja, mientras que la Policía anunció su suspensión del cargo hasta que se realicen las investigaciones correspondientes del caso.
El uniformado se tendrá que enfrentar a un juicio por homicidio culposo. Ahora la justicia deberá determinar si hay otros elementos a tener en cuenta en el proceso.