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Temor en San José de Apartadó tras incursión de grupos posdesmovilización

Desde 2015, organizaciones campesinas y comunitarias vienen denunciando la presencia de estas organizaciones en ese corregimiento del Urabá antioqueño.

Yhoban Camilo Hernandez Cifuentes - Agencia IPC
20 de abril de 2016 - 12:45 a. m.
Temor en San José de Apartadó tras incursión de grupos posdesmovilización

“AGC Presentes. Venimos pa quedarnos” fue el mensaje que leyeron este fin de semana los habitantes del corregimiento San José de Apartadó, luego de que presuntos integrantes de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia pintaran los muros de algunas viviendas. La situación se repitió en la comunidad de paz.
En la cabecera del corregimiento, la denuncia fue hecha por la Asociación de Campesinos de San José de Apartadó, Acasa, y por el Comité de y para los Derechos Humanos de San José de Apartadó.

En ese sitio, un miembro de la Policía fue el encargado de borrar el mensaje utilizando pintura blanca. El grafiti estaba justo en una calle que conduce hacia la estación de policía del corregimiento.
“La situación es que el corregimiento de San José, en el centro poblado, ya está permeado por las autodefensas. El pueblo está con zozobra, con terror psicológico como era en los años noventa, en la época de la violencia, cuando usaban la misma estrategia de amedrentar a las comunidades”, expresó un líder de la zona quien pidió proteger su identidad.

En varias ocasiones, afirmó esta persona, las organizaciones del lugar han denunciado ante la Gobernación de Antioquia, el Gobierno Nacional, el Ejército y la Policía, la presencia de paramilitares en el corregimiento. “A veces han hecho caso omiso. Siempre tiene que haber un hecho para poder creer la realidad, nosotros no queremos que sea así sino que hagan algo antes de que pasen las cosas”.

El mayor temor, reveló este líder, es que se repita una masacre como la sucedida el 21 de octubre de 2005, durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, cuando paramilitares con apoyo de la Brigada XVII del Ejército, torturaron, asesinaron y descuartizaron a siete personas en ese corregimiento. Los hechos fueron aceptados por el Estado colombiano en un proceso de conciliación con la defensa de las víctimas, a las cuales la Nación deberá indemnizar con el pago de 3.800 millones de pesos.

Entre tanto, en la Comunidad de Paz de San José de Apartadó fueron los mismos habitantes quienes decidieron borrar los mensajes, pintados incluso sobre la vaya donde está la declaratoria de la comunidad de paz con sus principios y reglas de convivencia.

Desde el 2015, a través de varios comunicados, la comunidad de paz ha denunciado la presencia de paramilitares en su territorio: El 27 de octubre en la vereda Arenas Bajas, los habitantes se encontraron con paramilitares que los señalaron como auxiliadores de la guerrilla y amenazaron con retomar la zona a sangre y fuego. El 2 de noviembre líderes comunitarios atendieron un desplazamiento masivo de campesinos ante las amenazas de paramilitares en la vereda La Esperanza. Y el pasado 21 de marzo, la comunidad denunció enfrentamientos entre paramilitares y guerrilleros en la vereda La Hoz.

Por su parte, el pasado 5 de febrero, Acasa entregó un balance sobre el accionar de los grupos paramilitares en el corregimiento durante el año 2015. El informe reportó 180 violaciones a los derechos humanos y dio cuenta de 4 civiles muertos, en los últimos tres años, por combates entre grupos armados.

En esa ocasión, Óscar Zapata, vocero de la organización campesina, denunció la presunta connivencia de las Autodefensas Gaitanistas con algunos miembros de la Brigada XVII del Ejército, de la que fuera comandante en los noventa el exgeneral Rito Alejo del Río, condenado por vínculos con el paramilitarismo.

Estas situaciones se suman al paro adelantado por las Autodefensas Gaitanistas el pasado 31 de marzo en varios departamentos de Colombia. En Urabá el paro dejó como saldo la muerte de un capitán del Ejército, cuyo vehículo fue atacado con explosivos mientras se desplazaba de civil junto a su familia, además de una tractomula y una motocicleta incineradas.

Por Yhoban Camilo Hernandez Cifuentes - Agencia IPC

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