:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/9Vy4SlAyNghM5yX2A_2eFpaMPmA=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/VGCTCJP77NAEDOOMKG3BDOHTWQ.jpg)
En la provincia de Santa Fe, en Argentina, nació León Gieco. Desde los siete años se interesó por la música, ingresó a un grupo en la escuela y compró su primera guitarra. Ese es el primer recuerdo que tiene sobre su carrera. Desde su camerino, en el parque Simón Bolívar de Bogotá, rememoró sus inicios en la música y la persecución de la que fue víctima en su país durante la dictadura y reflexionó sobre la importancia de la paz en este momento.
Gieco es uno de los invitados internacionales al Concierto por la Paz que se realizará esta tarde en la capital colombiana.
¿Cómo comenzó su carrera?
Desde mi infancia, siempre me gustó. Formé un grupo de música folclórica y luego uno de rock que se llamaba Los Moscos. A los 18 años, cuando me gradué de bachiller, me fui a Buenos Aires. El primer año compuse todas las canciones y grabé mi primer disco, que lo produjo Gustavo Santaolalla.
¿Cómo fue hacer música en la época de la dictadura en Argentina?
Mis canciones eran todas prohibidas y censuradas en la televisión y la radio, y en 1978 me amenazaron de muerte. Me fui al aeropuerto y pedí el primer avión que saliera del país.
¿En dónde se exilió?
El primer lugar fue Bogotá. Compré un tiquete de Avianca y llegamos al hotel Tequendama. Jorge Barón me recibió con la condición de que cantara en su programa. Estuve dos semanas en Bogotá, luego salí a Caracas, Costa Rica, México y Los Ángeles.
¿Qué recuerdos tiene de Colombia?
Colombia está en mi corazón. Mi hija está casada con un caleño, tengo dos nietas colombianas y para mí es muy importante estar acá hoy, hablando de paz.
¿Cómo fueron los años de exilio?
Muy buenos. Era una contradicción que alguien me dijera que tenía que irme de mi país, pero estos genocidas me llevaron a viajar. Así que disfruté. Conocí muchas cosas, aprendí y seguí mi carrera.
¿Cómo fue el regreso?
En 1981 volví a Argentina. Fue un recibimiento no efusivo, porque seguía la dictadura. De a poco fuimos consiguiendo la libertad de la democracia, que llegó en 1983.
¿Qué decían de su música?
Fue valorada como una canción testimonial de lucha, una canción de guerra, una canción de lucha. Por ejemplo, en 1982, con la guerra de las Malvinas, creamos Sólo le pido a Dios, y se tomó como un himno.
¿Ahí cantó con Mercedes Sosa?
Sí, allí la conocí. Cantamos en el concierto que se dio en el teatro Ópera. Mercedes nos dejó su legado. Es una tristeza que no esté aquí con nosotros.
Y de esa época, ¿con quién se sigue viendo?
Con Víctor Heredia, Charly García y Nito Mestre. Seguimos siendo amigos, seguimos cantando. Son conversaciones de larga data. Muchos de los proyectos que nos propusimos los hicimos y estamos muy felices de haber organizado nuestras vidas.
¿Y ahora cómo le va a la canción protesta en Argentina?
En Argentina está más presente que nunca, porque siempre estamos en lucha por los derechos humanos. Y en general tenemos el reconocimiento de la gente y de personas como el presidente de Ecuador, Rafael Correa, que dice que somos realmente el motivo de la revolución, porque personas como él nos escuchaban en la universidad.
Una de sus canciones más conocidas es “La memoria”. ¿Cómo surgió?
La memoria surgió hace varios años y en ella menciono varios eventos importantes de Latinoamérica que no se resolvieron judicialmente y que quedaron guardados en la memoria, como la muerte de Chico Méndez o la de Rodolfo Walsh, o como la matanza de los estudiantes en México. Son hechos que están en el inconsciente colectivo de la gente.
¿Qué va a ver el público en su presentación?
He estado en otras cumbres. Pero estoy orgulloso y muy feliz de que me hayan invitado a la Cumbre Arte y Cultura para la paz en Colombia. Eventos tan grandes como este son importantes para todo el mundo. En el concierto vamos a tocar algunas canciones con Martha Gómez.
cgonzalez@elespectador.com