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¿Una gran mentira tras la Fundación Marido Mujer?

Javier Suárez Pascagaza, creador de una supuesta ONG cuyo objeto es perseguir judicialmente a los notarios y jueces que casen a parejas del mismo sexo, es descubierto por sus antiguos compañeros de noviciado.

Cecilia Orozco Tascón
09 de noviembre de 2013 - 09:00 p. m.
Grupo de novicios de la Compañía de Jesús con el entonces presidente Uribe y su esposa Lina Moreno en la Casa de Nariño. El primero de izquierda  a derecha es John Jairo Jácome, uno de los entrevistados. A su lado, Javier Suárez, representante de la Fundación Marido Mujer. / Archivo particular
Grupo de novicios de la Compañía de Jesús con el entonces presidente Uribe y su esposa Lina Moreno en la Casa de Nariño. El primero de izquierda a derecha es John Jairo Jácome, uno de los entrevistados. A su lado, Javier Suárez, representante de la Fundación Marido Mujer. / Archivo particular

"Suárez es el menos indicado para señalarnos": Raúl Quintana. 

Recientemente se ha sabido de la existencia de una fundación que se hace llamar Marido y Mujer, cuyo objeto es el de oponerse a los matrimonios entre parejas del mismo sexo. El representante visible de esa ONG es Javier Suárez Pascagaza. ¿Usted lo conoce?

Claro que sí. Lo conocí en 2002 cuando ingresé al ‘candidatado’ en la Compañía de Jesús, en Medellín. Él ya era novicio. En 2003, cuando alcancé el noviciado, nos encontramos. Compartimos un año, aproximadamente, y en ese tiempo hubo una constante: nuestros superiores nos ubicaban siempre a él y a mí en el mismo apostolado, o sea en el mismo sitio para que cumpliéramos una misión. El grupo éramos él y yo.

Además de las labores de su noviciado, ¿compartían otros espacios?

Sí. Vivíamos en la misma casa con otras 27 personas de la comunidad de los Jesuitas.

Sólo ahora volvimos a saber de él cuando nos sorprendió con las declaraciones que le da a la prensa.

¿Por qué se retiraron usted y Javier Suárez?

Yo, por voluntad propia. Él salió después de mí cuando estaba en la etapa de juniorado en la Javeriana de Bogotá, mientras estudiaba filosofía. Aclaro que él no se retiró. Lo sacaron.

¿Por qué?

Uno sabe que en la Compañía de Jesús existe una mirada fulminante de los formadores sobre aquellos a los que están formando, es decir, sobre los que están en proceso de ser sacerdotes. Javier siempre fue objeto de observación de los formadores porque su comportamiento en materia de tendencia sexual era evidente.

¿Hay alguna norma sobre inclinaciones sexuales en la Compañía de Jesús?

No, pero se maneja un término muy jesuítico: transparencia. No dicen que uno no puede ser gay, pero le exigen que lo manifieste desde el inicio. Que sea sincero.

¿A usted le hicieron preguntas al respecto?

Sí. Me preguntaron y yo contesté con sinceridad. Javier negó su condición. Y eso no fue de buen recibo entre los formadores.

¿Cómo sabían ustedes cuál era la condición del fundador de Marido y Mujer?

Con toda sinceridad, y sin ninguna exageración, le digo que era uno de los que más obviamente podíamos identificar. Nosotros dos hicimos el apostolado en una vereda del municipio de Santa Bárbara, Antioquia. Estando en esa vereda él manifestó abiertamente su atracción por un chico. Y yo nunca tuve problema. Me asombra, sí, que salga a hablar, en público, contra los matrimonios gais.

Me disculpo por las dos preguntas siguientes, pero tienen sentido por el tema que tratamos: ¿usted es homosexual? 

Sí, soy homosexual.

¿Fue pareja de Javier Suárez durante el noviciado o después?

No, nunca.

¿Por qué cuenta esta historia ahora?

Porque no soporto la hipocresía con que se emprenden, casi siempre, las acciones homofóbicas y también por mi experiencia personal. Un día leí que había surgido una fundación contra los derechos del matrimonio gay. Cuando encontré el nombre de Javier Suárez no lo asocié con el de mi antiguo compañero.

Entonces, ¿cómo se enteró que era el mismo novicio que usted conoció?

Porque tengo un amigo, también del noviciado. Y hablando con él le pregunté qué opinaba de esa fundación. Me respondió “¿sabes quién es el director?” Me contó que se trataba de Pascagaza. Nosotros lo llamábamos por su segundo apellido, porque nos parecía divertido. Quedé frío y decidí contactar a Colombia Diversa para destapar la doble moral de Colombia en esta materia. Suárez es el menos autorizado para señalarnos ¡Por favor! Este es el otro aspecto de su personalidad que me llama la atención: que se declare ajeno a la Iglesia.

Por supuesto, nadie puede criticar las preferencias sexuales de los demás. Entonces, ¿cuál es el señalamiento que le hace a Suárez Pascagaza?

Que actúa de manera totalmente mentirosa e hipócrita. Suárez quiere posicionarse como una figura homofóbica de la mano del procurador. No me arriesgaría a decir que esa fundación fue creada o que tiene el apoyo de la Procuraduría, pero no podemos descartar que así sea.

“Tras cada homofóbico hay un homosexual”

Marcela Sánchez, directora de la Fundación Colombia Diversa, habló sobre Javier Suárez Pascagaza: “Tengo un sentimiento ambivalente entre el derecho a la intimidad y el derecho a estar informado sobre quiénes están detrás de las actividades discriminatorias de algunos sectores de la población. Entiendo a los activistas de Estados Unidos que se dedican a denunciar a quienes, desde el clóset, adelantan campañas para atacar los derechos de poblaciones a las que ellos pertenecen en la clandestinidad. Casos como el que se presenta hoy no son tan extraños.

De hecho, hace poco un personaje que incentivaba ‘terapias curativas’ con el presunto objeto de eliminar la homosexualidad, confesó que era gay. Lo importante es que la Fundación Marido Mujer carece de credibilidad. Más bien parece un montaje y quedan en tela de juicio las motivaciones, las estrategias y los resultados que se pretendían obtener mediante ella. No hay transparencia en la conducta de Suárez: aparentemente mintió sobre su condición sexual y religiosa, no dice quién lo financia ni quién está detrás de él, y es muy probable que sea solo un comodín. Hay una frase que no me gusta mucho, pero que casa en esta situación: tras cada homofóbico hay un homosexual”.

Una historia sorprendente

La prensa tuvo noticia de que se había creado la fundación Marido Mujer apenas en agosto de este año. Apareció un desconocido que sostenía que esa ONG tendría como finalidad la persecución judicial de notarios y jueces que casaran a parejas del mismo sexo. Y que también interpondría tutelas contra los actos jurídicos que conformaban matrimonios gais. El fundador Javier Suárez aseguró que se opondría a la adopción de menores por parte de las parejas homosexuales. En estos tres meses ha dado declaraciones homofóbicas, como aquella de sugerir que contra el homosexualismo hay que luchar consiguiendo cura con médicos y psicólogos. También ha sostenido que no tiene nexos con la Procuraduría de Alejandro Ordóñez que, casualmente, trabaja con idénticos objetivos y que tampoco actúa por motivos religiosos, pese a que exhibe un gran anillo dorado en forma de cruz. Sorprendentemente, dos testigos de su vida de hace seis o siete años aseguran que fue novicio de la Compañía de Jesús en el convento de San Estanislao de Tosca, en Medellín, y que después pasó a una casa anexa a la Universidad Javeriana para continuar estudios para ser sacerdote. Pero que fue invitado a “dimitir” por su conducta sexual poco transparente.

Por Cecilia Orozco Tascón

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