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Zozobra en las faldas del Ruiz

Algunos habitantes de los municipios más próximos al volcán no se deciden a evacuar. El Espectador llegó al nacimiento de los ríos Lagunilla —que provocó la tragedia de Armero hace más de 25 años—, Azufrado y Gualí.

Redacción País
02 de julio de 2012 - 05:32 p. m.

A 600 metros del volcán Nevado del Ruiz, en el sector Ventanas, los integrantes de la familia Calderón —6 personas, entre ellas cuatro niños— se acostumbraron al intenso frío, a un fuerte olor a azufre y a la amenaza permanente de una erupción.

El volcán escupió cenizas y gases el sábado pasado en la tarde y horas después 289 familias de los municipios que rodean el volcán salieron de sus casas. A pesar de ello, la alerta fue reducida el domingo a naranja: en otras palabras, tranquilos pero precavidos. No hubo lava, no hubo lodo; una columna de humo que alcanzó los ocho kilómetros se veía desde los pueblos; la gente decía que desconocía información precisa sobre lo que estaba pasando.

La familia de Joaquina Martínez, sin embargo, sí tiene algo muy claro: de su casa no va a salir. Mientras buscan calor alrededor de una vieja estufa de leña, ellos cuentan que ya no se asustan por los temblores que produce el volcán. Ni siquiera por la erupción del sábado.

Por encima del bien y del mal

Para estas personas, como para las familias que viven próximas al volcán (en las veredas Sinaí, Entrevalles, Ventanas, La Albania y Samaria, en los límites con los municipios Villa Hermosa, Murillo y Casabianca), la vida continúa de manera normal y por esta razón piensan que es innecesario salir corriendo.

“Uno está por encima del bien y el mal. A nosotros no nos da miedo el volcán”, manifiesta Joaquina Martínez.

En un recorrido por Herveo, Casabianca, Villahermosa y Murillo, las poblaciones que más corren riesgo en caso de presentarse una avalancha, miembros de la Defensa Civil del Tolima concluyeron que cerca de 110 familias, que habitan 8 veredas, deberían evacuar por estar muy cercanas al cráter Arenas, en el nevado.

A pesar de las alertas, los albergues preparados y las recomendaciones que han hecho la Defensa Civil y la Unidad Regional de Riesgo, los labriegos laboran igual cada día. En la zona producen leche y papa en buenas cantidades.

Adriana Parra, funcionaria de la Defensa Civil, afirma que están educando a la gente y tratando de concientizarla para que salga cuando sea necesario. “Su cultura —dice— hace que se nieguen a abandonar sus casas, ellos tienen miedo pero también necesitan mantener sus pertenencias”.

Los habitantes de los cascos urbanos de los 15 municipios de influencia del nevado temen las consecuencias de la caída de elementos piroclásticos (flujos provenientes del volcán). En municipios como Armero-Guayabal, Ambalema, Honda y Murillo están atentos por los efectos de una posible avalancha causada por los ríos Gualí, Azufrado y Lagunilla —que provocó la tragedia de Armero en noviembre de 1985—, pues son afluentes del Magdalena.

“Tremor volcánico”

La alerta bajó, pero las autoridades no pueden hacer oídos sordos. Martha Calvache, subdirectora del Sistema Geológico Colombiano, aseguró que el volcán, aunque tranquilo, continúa emitiendo ceniza y gases. Su nombre técnico: “Tremor volcánico”.

La alcaldesa de Murillo, Beatriz Valencia, dijo que ya la Alcaldía activó los planes de contingencia. Por su parte, el alcalde de Villahermosa, Evelio Herrera, confirmó que cinco veredas (350 familias) fueron evacuadas y trasladadas a albergues.

El presidente Santos estuvo en Ibagué, donde fue informado de la situación. Días atrás, Santos llamó la atención a los organismos de control para que la evacuación se cumpla a cabalidad, pues, dijo, cerca de 2.290 personas permanecen en la zona. Mientras tanto, las autoridades, entre ellas la Oficina para la Gestión del Riesgo y las corporaciones autónomas, monitorean los ríos.

“El nevado ruge siempre, últimamente más”, dice Pedro Santos, un campesino. Y dice también que ellos no pueden dejar sus tierras y sus animales. No hay quién responda después por sus propiedades.

El volcán, en alerta naranja

El volcán del nevado del Ruiz sigue emitiendo una fumarola que este lunes alcanzaba los 500 metros de altura. A 600 metros del nevado, se nota el deshielo que ha sufrido.

Las administraciones municipales mantienen activadas las salas de crisis y sus mandatarios manifestaron que están preparados para cualquier evento.

Cerca de 150 funcionarios de la Alcaldía de Manizales y 21 agentes de la Policía Nacional se ubicaron en varios puntos de la ciudad dando información sobre prevención en riesgos.

Por Redacción País

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