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“Nuestro exterminio físico y cultural no ha terminado”: líder del pueblo inga

La denuncia la hace en esta entrevista Hernando Chindoy después de recibir el doctorado “honoris causa” en la Universidad de las Artes en Londres por los esfuerzos y acciones de su etnia en favor de la biodiversidad y los conocimientos ancestrales. Perfil de un taita que, después de los honores, volverá a ser alguacil.

Nelson Fredy  Padilla
06 de agosto de 2023 - 01:00 p. m.
La Universidad de las Artes de Londres destacó que Hernando Chindoy Chindoy es un ejemplo en la lucha por la naturaleza y la protección de los derechos humanos de los indígenas desde 1994. Aquí mientras firmaba el libro de doctores de la institución inglesa.
La Universidad de las Artes de Londres destacó que Hernando Chindoy Chindoy es un ejemplo en la lucha por la naturaleza y la protección de los derechos humanos de los indígenas desde 1994. Aquí mientras firmaba el libro de doctores de la institución inglesa.
Foto: Cortesía de Dylan Browne

A Hernando Chindoy lo conozco desde hace 20 años, siempre como el vocero de la cultura inga, siempre enriqueciendo sus conocimientos para ayudar de la mejor manera a los 28 mil integrantes de su etnia milenaria. Unas veces lo acompañé a manifestaciones por la delimitación de los resguardos indígenas, otras en el Congreso Nacional defendiendo los derechos que les dio la Constitución de 1991. Lo vi dirigiendo el Tribunal de los Pueblos del Suroccidente Colombiano y por una vida dedicada a sus pueblos, al rechazo a la violencia y la búsqueda de la paz, El Espectador lo eligió uno de los Personajes del Año 2018. Luego nos encontramos en el corazón de la selva amazónica de Ecuador, en Sarayaku, en un taller de narrativa en el que participaron líderes de cuatro continentes. Nos manifestamos en defensa de la biodiversidad del Amazonas. Me compartió sus escritos sobre la vida ligada al la madre tierra y al maíz. Ahora me enteré de que la Universidad de las Artes de Londres le dio el doctorado “honoris causa” y que aprovechó ese viaje para hacer una gira europea en busca de respaldo internacional para la creación de una universidad que enseñe y defienda los saberes ancestrales ingas. Esta charla la hicimos mientras estaba en Berlín, Alemania. El Día Internacional de los Pueblos Indígenas es el 9 de agosto. (Esta entrevista también tiene versión en video).

Felicitaciones. ¿Cuando recibió el doctorado y por qué fue?

El 13 de julio en la Universidad de las Artes de Londres. Es un reconocimiento a un esfuerzo en defensa de la biodiversidad y los conocimientos tradicionales. Darles valor a los conocimientos de nuestros pueblos ancestrales y, sobre todo, también a los diálogos que se deben plantear con el método científico para enfrentar las situaciones actuales a nivel global como la crisis climática. (Recomendamos: La impresionante historia de Lesly, la niña indígena que sobrevivió 40 días en la selva colombiana junto a tres hermanos menores después de salvarse en un accidente aéreo).

Exaltaron a doce líderes globales.

Como pueblos indígenas fuimos el único. También lo recibieron personas que tienen orígenes en la cultura africana y otras latitudes. Ello implica una gran responsabilidad para mí y para la historia de los ingas en el proceso que se lidera. (Aquí pueden ver la ceremonia).

Su etnia ya había recibido premios internacionales a través suyo. Recuerdo el Premio Ecuatorial de las Naciones Unidas. Explíqueme qué es la cultura inga.

Es una cultura viva de la gran nación inca. En ese sentido, estamos desde el norte de Chile hasta el sur de Colombia como población milenaria. En nuestro país, en los departamentos de Caquetá, Cauca, Putumayo y Nariño, y, por fuera de este territorio, en unas 22 ciudades medianas y capitales como Bogotá, Cali y Medellín. En total somos una población de 28.000 personas. Su importancia radica en el conocimiento del arte, la medicina y lo que hoy se conoce como la espiritualidad. Sanamos a través de diálogos con los no humanos, con las montañas, la selva, los páramos, el agua; con todos estos otros seres que hoy sufren las consecuencias de nuestras acciones: el dolor que le estamos causando a nuestra tierra, a nuestra casa común. Esos saberes son los que me han permitido liderar nuestra causa, porque estos reconocimientos no son solamente para Hernando Chinoy, sino para toda la comunidad, hombres y mujeres, jóvenes, abuelos, abuelas, con quienes durante 20 años hemos compartido toda una lucha por garantizar la pervivencia física y cultural en nuestro territorio con ayuda de otras naciones.

Triste que sea en el ámbito internacional donde se reconozca más el valor de las culturas indígenas de Colombia. Hace un par de años conocí a la artista suiza Ursula Biemann, que vino a investigarlas y, gracias a usted, hizo la exposición “Forest Mind” (en el Claustro de San Agustín, en Bogotá, hasta el 31 de octubre), donde usted y mujeres ingas explican sus saberes. ¿Cómo fue ese proceso?

En los últimos años hemos estado trabajando un proceso nacional para contribuir a que el pueblo inga se vuelva a reencontrar, porque ocurre que en los últimos cien años el fraccionamiento ha sido muy, muy fuerte. Creamos la entidad territorial indígena y uno de los trabajos que adelantamos de manera muy comprometida tuvo que ver con impulsar la creación de una universidad que pueda fortalecer esos conocimientos ancestrales y consolidar la unidad. En ese trasegar conocimos a Ursula, una gran artista que nos ayudó, a través de la Universidad Nacional de Colombia, con el apoyo de María Belén Sáez de Ibarra en su calidad de directora de Patrimonio y Cultura de esta institución. Hicimos un recorrido por nuestro territorio, nos fue juntando una amistad y a través de esa amistad surgieron manifestaciones culturales como esa exposición. Los invito a ir, a compartir, a observar, a vivir la experiencia. Hoy tenemos relaciones con otras universidades de Suiza, Canadá, Estados Unidos y Colombia, así como recursos asegurados para seguir avanzando.

¿La Universidad ya funciona?

Viene funcionando desde hace años no con la concepción del Estado, sino en el marco de la autonomía. Todos los pueblos indígenas han tenido sus propias instituciones y el pueblo inga, por ejemplo, aprovecha la historia de la medicina a través de los maestros, nuestros taitas, abuelos, abuelas, que enseñan esa tradición y conocimientos especializados, como cuando aquí en la ciudad se hace una carrera de pregrado y luego especialización y doctorado. Ahora estamos buscando darle un estatus en relación con las leyes de educación superior para que en unos dos años, por tarde, estemos graduando a los primeros estudiantes. Mientras tanto, nuestros jóvenes aprenden a través de alianzas en universidades en Colombia y a nivel internacional desde 2021.

¿A los 47 años de edad cómo resume el camino desde el grado de bachiller agropecuario en su pueblo, Aponte, Nariño, hasta llegar a ser “doctor honoris” causa en Londres?

Uno nunca imagina, sino que hace el trabajo con la calma y el compromiso, haciendo seguimiento a nuestros principios culturales, oyendo los consejos de los abuelos y las abuelas, de mi papá y mi mamá, que me enseñaron a vivir desde la agricultura y a caminar por nuestras causas, por nuestra dignidad de pueblo ancestral.

Ha sido vocero nacional inga varias veces y presidió el Tribunal de los Pueblos del Suroccidente Colombiano. ¿Qué cargo le falta?

Estoy terminando las responsabilidades que me asignaron las comunidades y he tenido la suerte de llegar a los niveles máximos. Ahora me toca volver a comenzar: seré secretario de cabildo, cumplir como alguacil otra vez. Es el devenir de los pueblos indígenas.

Pero a usted ya lo llamaban “taita”. ¿Con el doctorado, “taita mayor”?

No, es mejor que me sigan diciendo solo Hernando. No le doy tanta importancia a las expresiones de taita o de doctor. Le cuento que cuando me colocaron esa capa de doctor en Londres, la sentí como una capa de metal. Prefiero seguir siendo Hernando, un orgulloso inga, no más.

(Durante su discurso en la Universidad de las Artes de Londres dijo: “Apreciados graduados: la vida es un instante para trascender sin límites, sean auténticos, sin importar el tamaño de la responsabilidad que ostenten nunca dejen de ser humildes aprendices. Ustedes son estrellas, polinicen con su ser un nuevo ama-nacer; sean como la luciérnaga que con su luz le quita poder a la oscuridad”).

¿El centro político del pueblo inga todavía está en Putumayo, en esa maloca que había en Mocoa?

Todavía está en Mocoa, porque es un territorio equidistante del territorio ancestral y trabajamos para que allá se pueda construir también la sede administrativa y un gran punto de encuentro para todos, representados por 94 gobernadores y gobernadoras de las 96 comunidades, incluidos resguardos y cabildos, aunque la gobernanza se fortalece en todo lugar donde esté el pueblo inga y haya una estrategia para salvaguardarse de los peligros que enfrentamos todos los días.

Me parece importante resaltar cómo se ha consolidado el papel de la mujer dentro de la gobernanza inga.

Por suerte ya tenemos bastantes mujeres gobernadoras. De hecho en este mismo instante, al frente del resguardo de Villa Catalina —que es el territorio con título de resguardo más grande que tenemos: unas 68.000 hectáreas— está una mujer, elegida ya para el segundo año.

Qué opina de que el Gobierno actual les haya dado responsabilidades a mujeres indígenas como Leonor Zalabata, embajadora de Colombia ante las Naciones Unidas.

Tenemos la obligación de valorar su manera de pensar y su sensibilidad ante la vida. Cuando ellas asumen las responsabilidades de gobernanza, nuestros pueblos también pueden encontrar una manera distinta de caminar, de armonizar la vida. Es un honor y un orgullo que las mujeres indígenas estén desde las responsabilidades más pequeñas hasta las responsabilidades nacionales y globales mostrando nuevas maneras de relacionarnos como seres humanos.

A usted, desde alguacil hasta gobernador, le tocó participar y liderar cruzadas contra el narcotráfico, grupos guerrilleros y otros ejércitos que han intentado irrumpir en los resguardos indígenas para controlar economías ilegales como la coca y la amapola. ¿Las amenazas siguen latentes?

Ese proceso de exterminio físico y cultural no ha terminado, sigue siendo muy latente, muy fuerte contra nuestro pueblo inga y también contra el pueblo awá, que es vecino y con el que compartimos procesos. En el caso de Nariño y Putumayo, es muy doloroso todo el sufrimiento. El narcotráfico, la presencia de grupos armados, la violencia del Estado a través de las Fuerzas Militares sigue siendo constante. Ahí hay un esfuerzo muy grande que se tiene que hacer todavía. Hacemos un llamado a que la las autoridades y los pueblos podamos revitalizar nuevas maneras de gobernarnos en articulación con nuestros principios de no violencia.

(De las amenazas contra su vida no habla, aunque han sido muchas. Durante su discurso en Londres dijo: “Ante la violencia pude anteponer alegría, resiliencia y dignidad”. Lo cuidan “los espíritus ancestrales de los pueblos que me abrazan constantemente” y “los rezos” de sus abuelos, sus papás Luis Antonio Chindoy Janamejoy y Luz Aura Chindoy Mujanajinsoy, su esposa Cristina y su hijo Inti. Siempre se ha sentido tan protegido por “el misterio de los tambores” que pidió cerrar los ojos a los centenares de asistentes al Royal Festival Hall y los conmovió hasta las lágrimas: “Cierren los ojos y dancemos… ¡Los tambores están en vuestros corazones! ¿Los escuchan? Permítanse que ese sonido retumbe en todas las direcciones de la Tierra y del pluriverso”).

Pero hay esperanza ante tanta violencia. Conozco casos como el de su pueblo, Aponte, donde han logrado superar todas esas violencias. ¿Cómo lo lograron?

Sí, Aponte es un resguardo de 22.000 hectáreas afectado por todos los actores armados. Pues hoy, después de 20 años, se mantiene libre de todos esos flagelos y, aunque las dinámicas del conflicto externo lo siguen afectando, internamente ya no tenemos bases de la guerrilla ni de grupos de narcotraficantes ni el mismo narcotráfico allá. Los cultivos de amapola se erradicaron en su totalidad y ahora la gente vive del café, productos de frutales o piscicultura, y, cada día más, los jóvenes siguen estudiando, terminando sus carreras universitarias. Otros hacen emprendimientos con la comercialización de sus productos. Tenemos nuestras propias marcas. Creemos que todo eso articula nuestra identidad y son las juventudes las que tienen la responsabilidad de interiorizar y continuar los caminos con esos valores.

Como especialista graduado en Derechos Humanos, ¿qué denuncias hace sobre casos que afectan hoy a sus comunidades?

En la Bota Caucana, en el medio y bajo Putumayo, en Caquetá, desde allá están las alertas tempranas emitidas por la Defensoría del Pueblo a raíz de las masacres que se han cometido contra indígenas y campesinos en estos territorios; las más recientes, desde noviembre del año pasado hasta abril de 2023. El Estado está en deuda porque no ha podido garantizar la seguridad y la vida de nuestros pueblos.

Ustedes como ingas “wuasikamas” son guardianes de la tierra. ¿Qué problemas tienen? El gobierno de Gustavo Petro dice que ha entregado muchas hectáreas a las comunidades indígenas.

Lo del Estado es lamentable. Creo que de más o menos 18 millones de hectáreas que históricamente era nuestro territorio ancestral, en manos de los inga solo están cerca de 200.000. Hay solicitudes de ampliación de resguardo de varios cabildos que están en proceso y los únicos avances en estos últimos tiempos han sido en el Valle de Sibundoy, en el Alto Putumayo, con el cabildo de Santiago y el de San Andrés, pero en el medio y bajo Putumayo no han tenido respuesta. Hace un mes visitamos la Agencia Nacional de Tierras para revisar casos particulares como el de San José, donde esperamos esa titulación urgente porque de eso depende nuestro proyecto de la universidad.

(Rescato también su principal llamado del discurso de Londres: “Es urgente aprender a cohabitar con la biodiversidad y a vivir desde la multiculturalidad horizontal. No subvaloremos ni arrebatemos los conocimientos desarrollados por las poblaciones que históricamente han sido condenadas al olvido y a la marginación, la Tierra requiere que desarrollemos una nueva manera de entendernos y de cooperar, ella nos hace un llamado para contribuir a co-diseñar y co-crear; a ser prácticos, coherentes y éticos. Wuasikamas y la Universidad Internacional Ëconeêrã están para contribuir a iluminar caminos que permitan vivir con Mente Ecozoica y Espiritualidad Biocultural).

Un gusto haber charlado de nuevo con usted, estimado Hernando. Ojalá concrete todos esos proyectos sociales, termine bien su gira europea y volvamos a vernos pronto en su territorio.

Sí, seguro, para que brindemos con una buena chicha, amigo Nelson.

Posdata: Hernando Chindoy me pidió honrar la memoria de Luis Eduardo Timaná García, miembro de la cultura nasa asesinado a bala por desconocidos el pasado viernes 4 de agosto cuando regresaba a su casa con su esposa. Se había presentado como candidato al Concejo Municipal de Pradera, Valle del Cauca. Fue el vigésimo líder indígena asesinado en 2023 en Colombia.

Nelson Fredy  Padilla

Por Nelson Fredy Padilla

Periodista desde 1989, magíster en escrituras creativas, autor de cinco libros, catedrático de periodismo y literatura desde 1995, y profesor de la maestría de escrituras creativas de la Universidad Nacional, del Instituto de Prensa de la SIP y de la Escuela Global de Dejusticia.@NelsonFredyPadinpadilla@elespectador.com

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