Con el suelo como lienzo y concebida especialmente para los espacios públicos de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, la obra de Carlos Cruz-Diez, Anillo de Inducción Cromática, entró a hacer parte del paisaje urbano de Bogotá este jueves 31 de marzo. En un evento de inauguración, en el que participó el rector de la institución, Carlos Sánchez Gaitán, el presidente del Consejo Directivo, Jaime Pinzón López y el hijo del fallecido artista y autor de la obra, Carlos Cruz-Diez Delgado.
Asimismo, estudiantes, artistas musicales y miembros importantes de la institución fueron testigos del resultado de un trabajo de casi 17 años, al exponer el Anillo de Inducción Cromática. Esta es una obra circular integrada a nivel de la superficie, de 20 metros de diámetro y 3 metros de ancho, en la que distintas gamas cromáticas aparecen y desaparecen continuamente, dependiendo de la dirección e intensidad de la fuente luminosa, así como de la trayectoria, ángulo y distancia de las personas al recorrer la plaza.
Los colores que van surgiendo del piso son virtuales, pero son tan reales como los pigmentos aplicados en las 408.000 piezas de cerámica especialmente elaboradas en la fábrica francesa Emaux de Briare.
Durante el evento de inauguración, Jaime Pinzón López abrió la jornada asegurando que, a pesar de la pandemia, se logó culminar este trabajo para la utilización óptica y que “concuerda con el propósito universitario de extender conocimientos, perfeccionar calidad y abrir espacios que inviten a la creatividad de los estudiantes. Esta obra también hace parte de los esfuerzos por mejorar el centro de la capital y desde la universidad perseveramos en la labor de convertir lugares propicios en franjas vibrantes para el disfrute de todos”.
Por su parte, el rector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Carlos Sánchez Gaitán, dio un breve contexto sobre el camino que la institución ha recorrido para contribuir a la renovación urbana del centro de Bogotá, explicando que hace 30 años, los directivos realizaron gestiones para adquirir los terrenos y construir la plazoleta principal de la universidad, desde donde se realizó la inauguración de la obra. Finalmente, en 1991, se inauguró ese espacio que, en principio disponía de horarios y restricciones para el ingreso de particulares. Fue hasta 1998, con la creación del edificio de posgrados, cuando la institución decidió que este espacio sería abierta para la ciudadanía, abriéndole a su vez dos vías peatonales de acceso y rápidamente fue acogida y apropiada no solo por los estudiantes, sino por turistas y habitantes de la capital en general.
Entrando en materia a la obra, aseguró que “el artista venezolano Carlos Cruz-Diez fue el encargado de la creación y donación de una obra para la ciudad y para la universidad, luego de 17 años de gestión. Hoy por fin hemos logrado instalar este mural de piso bajo cuidado y dirección de L’Atelier en París y del maestro Carlos Cruz Delgado. En este largo trasegar, queremos enmarcar este 31 de marzo como un hito para el arte la ciudad y la comunidad universitaria, entregada al uso y disfrute de la comunidad universitaria y sus visitantes”.
Sin duda, el momento más conmovedor de la ceremonia lo protagonizó Carlos Cruz-Diez, hijo del maestro autor de la obra, quien también es director de L’Atelier en París, ya que en su discurso quiso enviar un mensaje para preservar el legado de su padre.
“Estoy muy emocionado con lo que está sucediendo aquí, y es un privilegio encontrarme en esta prestigiosa universidad el día en el que se inaugura esta obra concebida por mi padre para contribuir al espíritu de cohesión de la universidad con el paisaje urbano de Bogotá. Mi padre siempre sostuvo que las obras en lo urbano adquieren un sentido de referencia pertenencia y orgullo del ciudadano en relación con el entorno patrimonial de su comunidad”, expresó.
Asimismo, dijo que la donación se formalizó en mayo de 2014 ante el Consejo Directivo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y que espera que esta obra se convierta en una referencia del arte contemporáneo en Bogotá, con los colores inducidos y su existencia virtual, que es tan real como los pigmentos usados en la cerámica.
“Queremos que vean el color como un acontecimiento. Este espacio se verá enriquecido con el Anillo de Inducción Cromática y estoy muy agradecido por haberme brindado la oportunidad de estar con ustedes en este día tan especial y representar a mi padre ausente, pero presente a la vez en esta obra”, concluyó.
Cabe resaltar que Carlos Cruz-Diez (1923-2019), es uno de los grandes protagonistas del arte contemporáneo. Su obra y sus escritos lo sitúan como el último gran pensador del color del siglo XX. Su trabajo ha aportado al arte una forma nueva de conocimiento del fenómeno cromático, ampliando considerablemente su universo perceptivo. Sus obras forman parte de las colecciones permanentes de los más importantes museos del mundo. Son más de 140 sus intervenciones en el espacio urbano y obras de integración a la arquitectura en las principales capitales de Europa, América y Asia. A partir de ahora, Bogotá verá este espacio público enriquecido con el Anillo de Inducción Cromática, realización de este destacado artista contemporáneo.
El encuentro culminó con una presentación musical a cargo del DJ Julio Victoria, quien estuvo acompañado por una orquesta filarmónica. Se encargaron de darle vida al momento, mientras que los transeúntes y estudiantes disfrutaban de la nueva obra de arte, que ahora les pertenece.