Estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud, indican que cerca de 4,2 millones de defunciones prematuras se presentan cada año en el mundo a causa de la contaminación atmosférica en ciudades y zonas rurales. Además, resaltan que una mala calidad del aire impacta de forma negativa la salud cardiovascular y respiratoria de la población en general.
Las recomendaciones son globales y se enfocan en la adopción de políticas e inversión, por ejemplo, en medios de transporte menos contaminantes, eficiencia energética para alimentar los hogares y a la industria.
En este punto es esencial el apoyo del sector privado, las organizaciones públicas y la academia. Sobresale la participación de instituciones dentro de foros, investigaciones e informes sobre la actualidad de la calidad del aire en Colombia.
Así, vale la pena mencionar la participación de instituciones de educación superior como la Universidad Sergio Arboleda, que fue anfitriona del VIII Congreso Colombiano y Conferencia Internacional en Calidad de Aire y Salud Pública, donde abordaron temas como la calidad de aire desde la modelación, la gobernanza y el impacto que ha generado en la salud de las personas.
De igual forma, la universidad fue protagonista en la en la elaboración del informe de Calidad de aire 2020 para Colombia, desarrollado por el Ministerio de Medio Ambiente, en colaboración con el IDEAM y varias Corporaciones Autónomas regionales y algunas Universidades.
El informe cuenta cuáles son las condiciones de contaminación del aire que tiene en el país. Allí, la Sergio redactó el capítulo seis, titulado el “Impacto de las restricciones asociadas a la pandemia por Covid-19 a la calidad de aire”.
Nathalia Celis, egresada del programa de Ingeniería Ambiental e investigadora del capítulo seis del informe, explica cómo lo desarrollaron. “Estudiamos las consecuencias de la pandemia en la calidad del aire, pues era un escenario sin precedentes en el que se pudo estudiar este comportamiento con una importante reducción de emisiones por fuentes móviles. Encontramos que en general la mayoría de los contaminantes disminuyeron en cuarentena, con excepción del material particulado y el ozono”.
La investigadora e ingeniera, termina contando que “el material particulado no bajó, a causa de los incendios forestales que se produjeron al norte de Colombia; cuando se apagaron, disminuyó considerablemente. El ozono incrementó debido a que la reducción de emisiones vehiculares dio un decremento en el monóxido de nitrógeno, el cual actúa para consumir el ozono y por ende reducir sus concentraciones. Estos resultados muestran que es esencial generar políticas para prevenir este incremento no deseado del ozono, ya que puede traer problemas respiratorios graves a la población”.
Profesionales para resolver problemas complejos
Inés Johanna Vargas, decana del programa de Ingeniería Ambiental de la Universidad Sergio Arboleda, resalta la participación de sus profesionales en las grandes discusiones climáticas. Además, explica que “los egresados tienen en su ADN el uso de tecnologías para resolver problemas complejos como el cambio climático, la transición energética, la calidad de aire, el consumo sostenible y los territorios eficientes e inclusivos”.
De igual forma, reconoce que los retos para el estudio y promoción de calidad del aire giran en torno al conocimiento de las sociedades sobre el cambio climático y, por supuesto, la preparación de los profesionales con miras a la proposición y toma de decisiones acertadas.
“La realidad es que es necesario aumentar la cantidad de profesionales capaces de capturar, programar y analizar datos ambientales para la toma de decisiones y la proyección de políticas públicas alrededor del compromiso del estado, las industrias y de ciudadano de a pie con el aire que respiramos... El gran reto es lograr que la sociedad comprenda que la calidad de aire es un asunto relevante ya que tiene relación directa con el cambio climático y los problemas respiratorios”, indica la académica.
Investigaciones con propósito
En 2019, la Sergio apostó por la investigación y el desarrollo de proyectos relacionados con la calidad del aire. Con los estudiantes como protagonistas, iniciaron con la creación de modelos para alertas tempranas sobre prevención de riesgos.
Estos grupos de trabajo incursionaron en el uso de modelos físicos y de Machine Learning o ML, poco comunes en Colombia, pero que resultaron ser una excelente herramienta, rápida y precisa al momento de hacer predicciones sobre los niveles de contaminación del aire, dando directrices sobre cómo actuar dependiendo el grado de afectación.
“Hay dos investigaciones esenciales para el contexto de las ciudades colombianas, la primera es sobre el diseño de una alerta temprana por material particulado en Bogotá y la otra es en la que evaluamos las condiciones de contaminación en las principales ciudades de Colombia. Por ejemplo, encontramos que en Bogotá el material particulado ha disminuido en los últimos años. Por otro lado, ciudades del Valle de Aburrá presentan una reducción poco significativa y es posible que si siguen a ese ritmo no cumplan con la meta propuesta en la resolución 2254 de 2017″, señala Alejandro Casallas, egresado y docente investigador del programa de Ingeniería Ambiental Universidad Sergio Arboleda.
El académico concluye que, en las investigaciones realizadas por la Sergio, encontraron que Bogotá puede afectar a las ciudades que están a su alrededor pues el viento desplaza el contaminante de una ciudad a otra. “Estos resultados no se conocían antes, por lo que investigar y entender las dinámicas de la contaminación son esenciales para realizar políticas de mitigación de la contaminación y prevención del riesgo”.
El ingeniero ambiental cumple un rol fundamental en la investigación y toma de decisiones que impactan en la calidad del aire. Su trabajo incentiva la construcción de políticas públicas y se fundamenta en conocimientos acertados y el uso de diferentes tecnologías, como las 4.0.