El pasado jueves 17 de febrero se llevó a cabo el primer conversatorio liderado por la Registraduría Nacional del Estado Civil, en alianza con El Espectador, el cual tuvo como foco principal la próxima temporada electoral, que comienza en menos de un mes con las votaciones para los nuevos congresistas del país, entre senadores y representantes a la Cámara y las consultas populares interpartidistas.
En el encuentro, el registrador delegado en lo electoral, Nicolás Farfán Namén, tomó la vocería de la Registraduría para explicar de fondo la importancia que tiene para el país este primer momento del año en las urnas y las estrategias que la entidad implementará este año para evitar irregularidades en el proceso electoral.
El funcionario comenzó explicando que, el próximo 13 de marzo, los colombianos podrán votar por los candidatos y agrupaciones políticas de su preferencia para ocupar las 161 curules disponibles en el Congreso de la República para los representantes a la Cámara en los departamentos, así como los cien senadores de orden nacional.
Pero además explicó que existen circunscripciones especiales, que también están dentro del proceso electoral, las cuales corresponden a los movimientos indígenas, afrodescendientes y una curul para los colombianos residentes en el exterior. En este punto, Farfán resaltó con especial novedad las curules especiales de paz, que son producto del Acuerdo de Paz. En pocas palabras, por reforma constitucional, se profirió que los habitantes de 167 municipios que conforman las 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz tendrán el derecho de elegir un representante a la Cámara por cada una de las circunscripciones, adicional a su voto de Senado y Cámara.
Los elegidos tendrán exactamente las mismas funciones que tienen los demás representantes a la Cámara y los derechos que estos ejercen en el Congreso de la República.
Otra mención importante que realizó el registrador delegado en lo electoral fue la de las consultas populares interpartidistas, que también estarán presentes en esta jornada electoral. Los colombianos tendrán la posibilidad de seleccionar al candidato de su preferencia para la Presidencia de la República, escogiendo solo a uno de los aspirantes entre el Pacto Histórico, el Equipo por Colombia y el Centro Esperanza, que tienen cada uno cinco candidatos.
Cabe resaltar que, según Farfán, la tarjeta electoral de la consulta se debe pedir al jurado de votación; es decir, que no será entregada en conjunto con las tarjetas del Congreso de la República, sino que es opcional.
Novedades para evitar los votos nulos
La Registraduría Nacional calculó que en 2018 se presentaron más de 2’500.000 votos nulos por confusiones que los ciudadanos tuvieron a la hora de votar. Según reconoce el registrador delegado en lo electoral, esto se pudo presentar por el diseño que se estaba manejando de las tarjetas electorales, que daban la idea de que la ciudadanía podía votar por más de un candidato o partido de la lista, al entregarse todo en un solo paquete.
Ahora para reducir la cifra de votos nulos, se entregarán tarjetas electorales diferentes, más pequeñas y con colores diferenciales para cada caso. En cada tarjeta electoral entregada, el ciudadano solo deberá marcar una opción, que estará debidamente acompañada del logosímbolo del partido o movimiento político, para evitar confusiones.
En este punto cabe resaltar con especial atención que las circunscripciones especiales indígenas o afros son excluyentes con las ordinarias nacionales y territoriales. Para el caso de las circunscripciones especiales de paz en los sectores rurales de los 167 municipios sí habrá una tarjeta adicional, por la cual podrá votar sin excluir la votación de las otras circunscripciones; es decir, que no es excluyente.
La transparencia, una prioridad
El registrador delegado en lo electoral aprovechó el conversatorio para desmentir mitos que se tienen frente a las medidas de seguridad que toma la Registraduría Nacional para el día de votaciones.
“El proceso electoral está rodeado de garantías. En las mesas de votación se vota con tarjetas impresas, con un voto físico, ya que en Colombia no existe el voto electrónico. En esas mesas de votación hay jurados que no son funcionarios de la Registraduría, sino que provienen de instituciones educativas, estudiantes y, en general, ciudadanos del común, que son elegidos por medio de un sorteo aleatorio. Después, se garantiza que en las mesas de votación la afiliación política sea heterogénea y no haya mesas homogéneas en posturas políticas”, explicó Farfán.
Asimismo, agregó que en estas mesas también los partidos políticos tienen derecho de acreditar testigos electorales, que se encargan de vigilar de principio a fin las actuaciones de los jurados.
Al finalizar la jornada, los jurados tienen la obligación de destruir las tarjetas electorales sobrantes como medida de transparencia, para que no se involucren en el escrutinio de la mesa. Luego, los jurados deben verificar que la cantidad de votos sea igual a la cantidad de votantes. “Nunca puede haber más votos que seres humanos que concurrieron en la mesa. De ser así, el Código Electoral dice que los votos que hay de más deben ser incinerados”, agregó Farfán.
El conteo de los votos debe quedar registrado en tres actas, que serán diligenciadas a papel y lápiz, indicando la cantidad de votos que tuvo cada lista y candidato. Estos datos se comienzan a difundir desde distintos canales de comunicación y si hay alguna duda, los testigos pueden solicitar un reconteo de votos.
Una de las actas es llevada bajo seguridad por un funcionario de la Registraduría, escoltado y acompañado por testigos de forma permanente, hacia una audiencia pública, en donde finalmente se entrega a los escrutadores, quienes no son funcionarios de la entidad, sino son asignados por el Estado, y pueden ser desde notarios hasta jueces de la República.
Para concluir, Farfán resaltó que para evitar irregularidades y manipulación de la información en el proceso “hay todo un capítulo sobre ciberseguridad y se debe garantizar mediante herramientas de protección de ataques cibernéticos. Todas las operaciones informáticas del proceso electoral están monitoreadas por las fuerzas armadas en su componente de ciberseguridad”.