Del 20 al 26 de octubre se está realizando en la capital colombiana el Festival de Cine de Bogotá (Bogocine), una semana para disfrutar grandes producciones nacionales e internacionales en varios escenarios de la ciudad.
En esta versión, la número 39, el Bogocine seleccionó cien películas, de 2.000 postuladas de 72 países, para participar en sus categorías oficiales, las cuales buscan conseguir el anhelado Círculo Precolombino, máximo reconocimiento del festival. Las categorías son: Cine internacional, Cine colombiano, Documental sobre el medio ambiente, Documental arte, y Documental social; además de las categorías muestra: Cine sagrado, Cine para niños, Cine para ciegos y Cine diverso.
El festival, organizado por la Corporación Internacional de Cine, comenzó en 1984 como una necesidad de premiar los logros del cine colombiano. En su segunda edición cotejó la producción nacional con las cinematografías de los países andinos y continuó con homenajes a las cinematografías del Caribe, Suramérica, España, Francia, África y el Pacífico.
Desde 1990 es reconocido como un festival mundial especializado en películas de largometraje de nuevos directores y ahora es el segundo evento de cine más antiguo de Colombia.
La selección de producciones que están en competencia y exhibición este año provienen de Bolivia, Brasil, Martinica, Alemania, Colombia, Líbano, España, Francia, Argentina, Irán, Chile, Dinamarca, Costa Rica, Israel, México, Malasia, Taiwán, Reino Unido, Filipinas, Bélgica, Rusia y Estados Unidos.
En la selección están películas como Ermitaño, de Arturo Loaiza; Kaporito, de Viveca Baiz; No odiarás, producción de El Espectador; Innocents, de Herney Luna; Cofradía, de Pierangeli Llinás, Pedro y El Siete Colores, de Rafael Urrea, y La balada de los cuervos, de Tony Bacigaluppe Pérez.
El Espectador habló con Henry Laguado, director general del Bogocine, para hablar de la importancia del proyecto y las novedades que tiene para esta versión.
¿Cuál es la importancia del Bogocine y qué lo diferencia de otros festivales?
El Festival de Cine de Bogotá es la prueba ferviente de lo que es tener películas de nuevos directores. Hace mucho tiempo, nos dimos cuenta de que un festival en general lo que hace es ir a otros y traer películas. Nosotros resolvimos, desde el año 90, que no, que había que mostrar nuevo cine, lo que nadie conoce, con directores nuevos, y eso es lo que seguimos haciendo año tras año.
¿Cuál ha sido la trayectoria del Bogocine?
Llevamos más de 38 años de festival ininterrumpido. Nosotros comenzamos en el 84 con cinco películas y este año se inscribieron 2.000 de 72 países. Eso es muy positivo y nos llena de orgullo. Para este año hemos escogido películas de largometraje extraordinarias, documentales sociales muy especiales, documentales de arte, otros sobre el medio ambiente, animaciones que no son las que tradicionalmente vemos en los teatros en general, sino que son cosas distintas, nuevas, con maneras novedosas de mostrar la línea, pero también de utilizar la tecnología. Hay decenas de opciones para todos los gustos.
Uno de los momentos más especiales del festival es cuando proyectan la película de inauguración. ¿Cuál fue este año?
Se llama Los sueños, sueños son, hecha por Julio Luzardo, con la colaboración de la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, y acá regresamos, como todos los años, a nuestro objetivo inicial que es el cine colombiano y este año con un estreno mundial. No es un largometraje, es una película documental; es la historia del cine colombiano. Entonces, nos parece maravilloso que la gente vea cómo comenzó el cine desde que llegaron los primeros cinematografistas, desde la nada, hasta los grandes avances tecnológicos de los últimos años.
Y el jueves pasó otra cosa maravillosa de pura casualidad, justo se cumplieron los cien años de la presentación en un teatro de una película colombiana; esta película se llama María.
¿Y qué esperamos para la clausura?
Es otro momento que nos emociona mucho, ya que la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano ha restaurado una película colombiana de 1958 llamada El milagro de la sal, de Luis Moya, protagonizada, entre otros, por David Manzur y Julio E. Sánchez Vanegas. Esta restauración no está en digital sino en cine. Es una muestra de cómo se presentaban antes las películas en los antiguos teatros. Esto será en el Teatro El Dorado, el miércoles 26 de octubre, a las 6:00 p.m. Este teatro está lindísimo, es muy antiguo y la Universidad ECCI lo transformó. Es el único que tiene dos proyectores, muy bien cuidados, de cine en 35 milímetros. Eso, agregado a las películas que se están proyectando, permite que se pueda cumplir con una premisa: que quienes vengan a ver las películas del festival no van a volver a ser los mismos.
¿En cuáles escenarios se están haciendo las proyecciones?
Estamos en toda la ciudad, porque este festival es de Bogotá. En la Cinemateca de Bogotá, Teatro El Dorado ECCI, Teatro Crisanto Luque, Teatro Calle del Agrado, Mambo, Uniandinos, Centro de Memoria Paz y Reconciliación, Área Andina, Museo Stone Wall, Cinema Procinal Salitre Plaza y Jardín Botánico. También estamos en La Bolera de Unicentro. En el sur tenemos presentaciones en una discoteca que se llama Sahara y también en el barrio San Felipe. La idea es que la mayor cantidad de personas se involucren con el festival.
¿Las personas que no están en Bogotá pueden disfrutar del Bogocine?
Sí, para todos aquellos que no pueden ir a los teatros por diversas razones, desde hace tres años abrimos el Bogocine en Línea, que permite que cualquiera, desde el jueves 20 de octubre a la 1:00 a.m., hasta el 26, a las 12 de la noche, pueda ver las películas en línea, y son cien; de modo que, por un costo mínimo, la gente puede ver todas las películas del festival. Eso es algo que quedó de la pandemia y vamos a seguir teniendo, porque hacemos un trabajo muy grande de escoger cien películas entre 2.000. Ese trabajo lo hacemos para aquellos que, como nosotros, aman el cine.