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Pedro Claver Téllez: 'El primer traficante fue el primer presidente'

Este periodista con nombre de santo, es un cronista del mundo de las esmeraldas y de la mafia. Estará en la Feria del Libro de Bogotá.

El Espectador
03 de mayo de 2011 - 11:40 p. m.

¿Qué lo obsesiona de la guerra que trajo las esmeraldas?

Nací cerca de la zona esmeraldera de la Provincia de Occidente, en Boyacá. Y desde niño escuché de mi padre y de mi abuelo toda clase de historias y leyendas sobre las esmeraldas. La guerra me interesaba no sólo como ser humano sino como periodista.

Su libro inicia con la leyenda de Fura y Tena ¿hubiera preferido que Fura no llorara las esmeraldas que cubrieron la tierra?

Ni Fura ni las esmeraldas tienen la culpa de la guerra. Los verdaderos culpables son el Estado, por ineficiente, y los criminales que medran cerca de las riquezas naturales.

Casi veinte años después vuelve con una versión actualizada de ‘La guerra verde’, ¿qué tanto mutó el conflicto esmeraldero?

Ha sido un tema de nunca acabar desde La Colonia. El primer traficante fue el primer presidente de la Nueva Granada Andrés Díaz Venero de Leyva. Su esposa viajaba todos los años a España y llevaba esmeraldas en los corpiños.

¿Cómo describiría al pueblo Muzo en Boyacá?

Una región geográficamente bella y llena de historia, que ahora huele a sangre y a semen. Muzo fue en La Colonia una de las poblaciones más importantes del país. Llegó a tener varios colegios, tres iglesias, dos conventos y subterráneos donde se guardaban archivos. Pero en los años sesenta y setenta era la población donde se vendía más cerveza y donde todos los fines de semana viajaban buses llenos de putas. Era el paraíso de las enfermedades venéreas. Todo eso generado por la codicia de las esmeraldas.

¿Y a Víctor Carranza?

Carranza, como todos los capos esmeralderos, es un mito. Y de ellos se puede esperar cualquier cosa, buena o mala.

¿Cuántas historias ocultas posee Muzo?

Muchas. Es una historia de nunca acabar. Cada vez que voy escucho y grabo toda clase de testimonios. Tengo muchos temas, pero ya no de violencia, sino de la cultura de la región. Por ejemplo: las esmeraldas y la iglesia católica, las esmeraldas y el aborto y las esmeraldas y la maldición.

Hubo un pacto de paz entre los esmeralderos, pero ¿Muzo es un territorio de paz?

Sí, en comparación con otros que se hicieron en años anteriores, éste ha funcionado. Lo que nunca se acabará será la codicia y mientras ésta exista no habrá paz total. Ahora se puede viajar a la región sin temores. Cosa que hace veinte años era imposible.

Lleva casi treinta años detrás de la historia y los efectos de la explotación y el mercado de las esmeraldas, ¿qué tan desconocida es esta historia para Colombia?

Es una historia conocida a medias. Sabemos los resultados de la guerra, es decir, las masacres, los atentados. Pero se desconocen muchas cosas más importantes. Es una cultura, una mentalidad que tiene 500 años. El primer conquistador de la región fue Hernán Pérez de Quesada, medio hermano de Gonzalo Jiménez de Quesada y las masacres que éste produjo contra los indígenas muzos fueron peores que las de los capos actuales.

¿Ha temido en algún momento por su vida?

Sólo una vez, pero fue un incidente pasajero.

¿Qué le han traído las esmeraldas a Boyacá?

Muy pocos beneficios. La Provincia de Occidente, donde están las minas tiene, talvez, las carreteras más malas del país.

¿Colombia es un país de ‘crónicas de la vida bandolera’?

Es, quizás, el país donde tenemos tantos pillos que nos alcanzarían para exportar.

¿Qué riesgos asume quien quiera reportear al país?

Uno corre riesgos entre más caliente sea el tema que investiga.

¿Qué le gusta del cine?

Todo, pero especialmente la escritura de guiones.

¿Su lenguaje preferido para narrar historias?

Cada historia exige un lenguaje y un tono distintos.

Ha trabajado junto a su amigo Víctor Gaviria, ¿Qué le traen los actores naturales a las narraciones colombianas?

Sí, tenemos una gran amistad. He aprendido mucho junto a él. La selección y el manejo de los actores que Víctor hace es un trabajo especial.

¿Colombia es país de Crónicas de la vida bandolera?

Es, quizás, el país donde tenemos tantos pillos que nos alcanzarían para exportar.

¿Cuál es su clave para unir el periodismo y la literatura?

La literatura aporta lenguaje y técnicas. Y el periodismo suministra temas y personajes a la literatura. Yo me he movido en el filo de ambos.

¿Cuál es el lado más “oscuro de las reinas”?

Las malas compañías. Por lo demás son mujeres muy bellas. Me gustaba ir a los reinados.

El disparate más grande de la historia colombiana.

No hemos salido de la Patria Boba.

Cómo describiría a la raza Colombiana.

Es una raza verraca, pujante. Adoro a nuestros campesinos.

¿La realidad colombiana se parece a lo que los medios consignan?

Los medios consignan buena parte de lo que sucede, pero hay que trabajar más a fondo y escribir cada vez mejor.

¿Cuándo llegará la paz a Colombia?

Nací en plena violencia y creo que voy a morir sin conocer la paz.

¿Qué historia quisiera contar?

Muchas. Tengo siete libros sin publicar y muchos temas en borrador.

¿Qué le gusta de la noche?

El silencio para leer. Pero la noche debe ser para estar acompañado.

¿A qué le teme?

A la mala salud.

¿Con qué sueña?

Con mujeres hermosas.
 

Por El Espectador

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