Coronavirus en África: cuando las medidas de prevención se vuelven violentas

En diferentes partes del continente, las cuarentenas de seguridad y los toques de queda han conducido al caos en la población. Las fuerzas policiales han reprimido a quienes evaden las normas impuestas.

- Redacción Internacional
30 de marzo de 2020 - 05:28 p. m.
Un policía sudafricano usa un rifle de bomba para disparar balas de escombros y dispersar a una multitud de compradores en Yeoville, Johannesburgo. / AFP
Un policía sudafricano usa un rifle de bomba para disparar balas de escombros y dispersar a una multitud de compradores en Yeoville, Johannesburgo. / AFP

Gas lacrimógeno, balas de gomas, redadas militares. Las fuerzas policiales de distintos países en África están usando todo el arsenal que tienen a la mano para hacer cumplir las medidas impuestas por los gobiernos, como cuarentenas de seguridad y toques de queda, con el fin de controlar la propagación del brote de COVID-19 en el continente.

Estas medidas han generado una preocupación extra en la población, ya de por sí asustada por las noticias que llegan del virus. Según expertos, la curva en África es semejante a la de Europa, por lo que la ansiedad no se hizo esperar. Algunos se mantienen en las calles abasteciéndose de lo que pueden, lo que generó la reacción de las fuerzas policiales. Otros simplemente no pueden ir a otro lado, pues viven en la calle.

En Kenia, la policía disparó gases lacrimógenos contra una multitud de personas el primer día del toque de queda impuesto por el gobierno. “Nos horrorizó el uso excesivo de la fuerza policial. Continuamos recibiendo testimonios de víctimas, testigos oculares y videos que muestran a la policía agrediendo alegremente a la población”, declaró Amnistía Internacional en Kenia.

Sin duda, arrojar gas lacrimógeno fue una medida absurda en estos momentos, pues ocasionó que quienes lo inhalaron comenzaran a escupir y a secarse las lágrimas con sus manos, aumentando la posibilidad de propagación del virus, según indicaron grupos de derechos humanos.

“Es evidente que COVID-19 se propagará más por acciones de la policía que por aquellos que afirman haber violado el toque de queda”, dijo el presidente de la Sociedad Jurídica de Kenia, Nelson Havi.

Las acciones de la policía también fueron rechazadas dentro del gobierno. El Servicio Nacional de Policía lamentó la violencia presentada, aunque culpó directamente al público acusando a algunos individuos de provocar la represión al arrojar piedras a los oficiales.

“Se negaron a seguir las instrucciones, arrojaron piedras a los policías; de todos modos, los policías deberían mostrar algún tipo de moderación. Pero antes que nada tengo que culpar particularmente a los miembros del público”, afirmó el portavoz del Servicio Nacional de Policía, Charles Owino.

El economista James Shikwati advirtió que con el bloqueo seguramente se presentará violencia en algunas regiones. Las personas de los barrios pobres en ciudades como Nairobi necesitan acceder a alimentos, agua y productos para la higiene. Además, más de ocho de cada 10 trabajadores en Kenia, y en toda África, trabajan en el sector informal, lo que en la mayoría de los casos significa que no ganan un salario fijo, por lo que trabajar desde la casa no es una opción. Probablemente se puedan quedar adentro de sus casas el primer día, pero cuando tengan necesidades saldrán, señaló Shikwati.

Prosper Chitambara, otro experto en economía, no se anda con rodeos y vaticina un desastre, ni más ni menos. "La economía se va a desplomar. Y más aún ahora que las ventas de tabaco, una de nuestras principales fuentes de divisas extranjeras, fueron aplazadas", advierte el analista del Instituto de Investigación Económica y Social. "Las compras de urgencia y la escasez aumentarán las presiones inflacionistas", opina. Vea también: Coronavirus en Estados Unidos: la pandemia desata una guerra por el aborto

Pero Kenia no es el único caso preocupante en materia de violencia. En Sudáfrica, la policía gritó a las personas sin hogar en el centro de Johannesburgo y los persiguió con sus porras. Algunos ciudadanos informaron que también usaron balas de goma. Las autoridades arrestaron a cincuenta y cinco personas en todo el país en la primera jornada de encierro.

Los derechos humanos, maltratados ya en Medio Oriente y norte de África, se ven aún más fragilizados por las drásticas medidas tomadas para hacer frente a la epidemia del coronavirus. Ante la pandemia, cerca de la mitad de la humanidad está confinada y a veces estrechamente vigilada. La población apoya mayoritariamente las medidas adoptadas, aunque algunas voces se elevan para advertir sobre sus repercusiones en los derechos humanos.

En Jordania, el rey Abdalá firmó un decreto otorgando poderes excepcionales al gobierno. Los blindados han sido desplegados en las calles, y centenares de personas detenidas por no respetar el toque de queda. En Marruecos el ejército también hizo su aparición en Rabat para garantizar sin miramientos el respeto al "estado de urgencia sanitaria". Le puede interesar: Demandan al gobernador de California por cerrar las tiendas de armas en medio de la pandemia

En Argelia, un año después del inicio de un inédito movimiento de protesta popular, la emergencia de la pandemia ha puesto fin a las manifestaciones semanales, pero no a la maquinaria judicial, según temen las ONGs.

"El Hirak (movimiento argelino de protesta) ha suspendido su movilización debido al coronavirus, pero el gobierno no ha suspendido su represión" afirma en Twitter el director adjunto para la región Mena de Human Rights Watch, Eric Goldstein.

Cambien en Líbano el movimiento de protesta es víctima colateral del virus: tras meses de movilización, los campamentos instalados en el centro de Beirut han sido desmantelados por la policía en la noche del viernes al sábado.

La situación en Túnez, joven y frágil democracia, genera interrogantes, pues el país es también un antiguo Estado policial cuyas fuerzas de seguridad han sido poco reformadas.

En Egipto, un país desprovisto de prensa y de una justicia independientes, las familias de presos de conciencia han alertado ante la posible irrupción del virus en las atestadas prisiones del país, de muy escasa higiene

La represión de las autoridades en tiempos de coronavirus no es, sin embargo, un problema exclusivo de África. En Asia, específicamente en India, también se han presentado inconvenientes. En las redes sociales circulan videos de oficiales golpeando a personas por violas las medidas de bloqueo adoptadas por el gobierno. Según el Times of India, las autoridades se vieron obligadas a iniciar una investigación por la muerte de un conductor de ambulancia en Pune, quien presuntamente fue golpeado por la policía al sospechar que este hombre transportaba ilegalmente pasajeros en su vehículo.

“No tengo dudas de que la mayoría del personal policial está haciendo un trabajo encomiable en estos tiempos difíciles. Sin embargo, aquellos que brutalizan a los ciudadanos están desprestigiando los esfuerzos de todos los demás”, afirmó Shashi Tharoor, legislador de la oposición en el Congreso al gobierno del primer ministro Narendra Modi.

En Perú, un caso más cercano, el gobierno eximió de responsabilidad penal a los militares que patrullan el país por coronavirus, lo que significa que aquellos que causen lesiones o la muerte a ciudadanos “en el cumplimiento de su función constitucional” y en situación de “legítima defensa” quedarán exentos de responsabilidad penal. Además, se convocó a los reservistas del Ejército para que refuercen las acciones de patrullaje en el país.

Por - Redacción Internacional

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