Los padrinos que intentan salvar la educación superior de Colombia (en dos meses)

Treinta entidades líderes en virtualidad acompañarán a 96 instituciones tecnológicas, técnicas y universidades de 27 departamentos para que continúen impartiendo clases de manera remota con sus recursos actuales. Así fue como se estructuró esta estrategia, bautizada por MinEducación como el Plan Padrino.

Camila Taborda - @Camilaztabor
01 de mayo de 2020 - 06:13 p. m.
A principio de marzo, ya confirmado el primer contagiado por el virus SARS-CoV-2 en Colombia, el rector de la Fundación Universitaria del Area Andina dispuso ante el Ministerio de Educación toda su maquinaria tecnológica. / MEN
A principio de marzo, ya confirmado el primer contagiado por el virus SARS-CoV-2 en Colombia, el rector de la Fundación Universitaria del Area Andina dispuso ante el Ministerio de Educación toda su maquinaria tecnológica. / MEN

El pasado jueves santo, 96 Instituciones de Educación Superior (IES) de toda Colombia estaban ultimando sus respuestas. Habían tenido poco más de una semana para describir en una ficha qué tipo de tecnologías poseían. Si estaban suscritos a Microsoft y podían hacer uso de ese software, la plataforma en línea que utilizaban y si sus estudiantes y docentes trabajan allí colaborativamente. Confesaron si sus profesores contaban con competencias digitales, si los habían formado para dar clases a través de un computador y si, entre la oferta educativa, gozaban de un curso virtual. Junto a esa información adjuntaron un reporte sobre cuán conectada estaba su comunidad. Si los jóvenes tenían internet en sus casas, smarthphones, computadores y si sabían manejar la herramienta Teams. Con esos datos arrancó lo que el Ministerio de Educación bautizó como Plan Padrino, un salvavidas para aquellas entidades a las que la emergencia sanitaria por coronavirus las agarró a años luz de implementar la virtualidad en sus planes de estudio. (Lea: Educación superior en cuidados intensivos por coronavirus) 

Esta estrategia nació, palabras más palabras menos, como un acto de solidaridad. A principio de marzo, ya confirmado el primer contagiado por el virus SARS-CoV-2 en Colombia, el rector de la Fundación Universitaria del Area Andina dispuso ante el Ministerio de Educación toda su maquinaria tecnológica. Lo hizo, también, en representación de otras 5 IES con experiencia de más de una década formando estudiantes que en vez de salones recurrían a moodles, aprendían en aulas virtuales y hasta recibían acompañamiento psicológico por internet. Este grupo sabía de antemano que sólo un 20 % del sector universitario había coqueteado con la virtualidad pero “una experiencia seria y consolidada, solo un 10 % de todo el sistema de educación superior” estaba preparado para seguir formando a sus estudiantes desde casa, en medio de una cuarentena nacional cuyo fin se desconoce. 

Así lo asegura Billy Escobar Pérez, secretario general del Politécnico Grancolombiano, considerada la institución líder en educación virtual del país. El rezago de estas IES, según él, ni siquiera radica en la tecnología sino en sus mentalidades, desde los directivos hasta los estudiantes. Si bien la emergencia los ha obligado a migrar a plataformas en línea, lo que están haciendo la mayoría de entidades es "educar mediante componentes tecnológicos como un televisor, la radio o bien el computador y eso, valga aclarar, es solo una pequeña parte de la virtualidad". Para encaminarse a esa apuesta pedagógica, ante esta urgencia, la única solución que ve Pérez son las alianzas. 

De eso se trata el Plan Padrino, impulsado en principio por Área Andina, el Politécnico Grancolombiano, la Universidad Cooperativa de Colombia, Uniminuto y las Fundaciones Universitarias Los Libertados y CEIPA. Este grupo, acompañado por el Ministerio de Educación, difundió entre las 296 IES restantes del país su invitación. Para el último día de marzo, 24 entidades más se ofrecieron a participar como aliadas y 96 aceptaron que necesitaban ayuda. A las primeras se les asignaron máximo 5 y mínimo 2 instituciones por ser vecinas geográficamente, compartir semejanzas entre programas o por nivel de formación. Mientras que a las segundas se les asignó su primera tarea: la ficha de caracterización. 

"Como no todas tienen las mismas capacidades institucionales, antes de hacer un diagnóstico que nos tardara meses, necesitábamos acciones rápidas. Cada semana hemos hecho una videoconferencia con todos los rectores de las 126 IES que participan del Plan Padrino, las cuales abarcan el 42 % del sistema de educación superior y el 62 % de las públicas. A partir de esa revisión se está dando el acompañamiento en tiempo real. La idea es que docentes y estudiantes sientan el impacto inmediato mientras se revisan planes de compra para aquellas que necesitan infraestructura tecnológica y se desarrollan los planes de trabajo diferenciados para cada institución", cuenta Luis Fernando Pérez, viceministro de Educación Superior.

Estas son las Instituciones de Educación Superior que están apadrinando a 96 IES de 27 departamentos del país: 

Manos a la obra

Esos planes de trabajo están en marcha hasta el 30 de julio. Para llevarlos a cabo lo primero que hicieron fue designar en cada institución a un responsable de la estrategia, la cual está dividida en dos partes. Una técnica y académica y la otra; metodológica y pedagógica. Esta última, llamada "etapa de sensibilización", se trata de comunicar toda la transición digital en videos, guías, piezas gráficas y comunicados oficiales. Ambas se están desarrollando de manera paralela “con el fin de acompañar en la definición de un modelo de creación rápida de cursos”, se lee en la guía que les distribuyó MinEducación. 

Con ese propósito empezaron a trabajar. De las siete IES a las que se le consultó para este escrito, todas coincidieron en que no toda la población universitaria cuenta con acceso a internet. Patricia Martínez, rectora de la Fundación Universitaria Los Libertadores, cuya mitad de oferta educativa son programas de educación a distancia, es testiga del problema. Su institución tiene a cargo cuatro entidades, entre ellas, el Instituto Nacional de Formación Técnica Profesional (INFOTEP) de San Andrés. “En la isla hay mucha dificultad de conectividad para garantizar un proceso de esta naturaleza”, asegura.  (Lea: No existe la educación virtual en la ruralidad colombiana) 

Lo mismo le pasa a la Universidad EAFIT al acompañar, entre sus cuatro IES apadrinadas, a la Institución de Educación Superior INFOTEP en Ciénaga, Magdalena. Allí, donde los estudiantes son estratos 1 y 2, “hay problemas de fluido eléctrico, les cortan la energía pero no hemos descubierto la razón y eso ha dificultado el proceso de enseñanza”, explica Nataly Hoyos, jefe de la oficina de proyectos. 

Otra dificultad generalizada es un vacío en la formación de los docentes frente a lo digital. Hoyos y su equipo, por ejemplo, lo primero que tuvieron que acordar con sus apadrinadas era definir cuál herramienta iban a utilizar. “Se necesita un urgente fortalecimiento en capacitaciones en temas de herramientas porque tenían esa dolencia de no sé qué herramienta utilizar y cómo utilizarla… en una IES tuvimos primero que homologar la plataforma que todos iban a usar, en otra les urgían metodologías de evaluación para evitar el fraude mientras que otra necesitaba saber cómo seguir prestando sus citas psicológicas por internet”, sostuvo como vocera de EAFIT. 

Pero la falta de capacidades tecnológicas no es sólo un problema del magisterio según Maritza Rendón, rectora de la Universidad Cooperativa de Colombia, quienes apadrinan a la Universidad de la Amazonía, al Instituto tecnológico del Putumayo, al Colegio Mayor del Cauca, la Universidad Incca de Colombia y a la Corporación Universitaria Rafael Núñez. “Hay un mito de que estas generaciones son digitales, eso es mentira, una cosa es competencia tecnológica para jugar y navegar, lo cual ayuda, pero otra cosa es competencia tecnológica y otras adicionales para aprender a través de tecnologías de Información y Comunicación (TICs)”, afirma la rectora.

¿Qué pasará en el segundo semestre? 

En el cronograma del Plan Padrino, definido por MinEducación, la última fecha es el 31 de julio. Ese día se llevará a cabo un “encuentro de socialización, cierre, balance y proyección de acciones”. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta cuánto tiempo más estarán suspendidas las clases presenciales ni cuál será, al final, el resultado del actual semestre. ¿Aquellas que desconocían la virtualidad podrán garantizar que sus estudiantes aprendieron, los alumnos estarán satisfechos con los conocimientos obtenidos? 

Pensando en ello, José Leonardo Valencia, rector de la Fundación Universitaria del Área Andina, le ha propuesto a las cuatro IES que apadrina acompañarlas para que registren algún programa virtual, ya sea pregrado o posgrado. “Un registro virtual hay que construirlo, tener un equipo humano preparado y el soporte tecnológico y académico necesario para ofrecerlo a la comunidad universitaria y conseguir la aprobación del ministerio, sin ese registro calificado para el que se requiere visita de pares, trámites, valoración, un proceso de observaciones, no se puede admitir estudiantes ni mucho menos graduarlos”. 

Hay IES que llevan esperando dos años la aprobación de alguno de sus programas virtuales. Pero ese no es el único obstáculo, de acuerdo con el secretario del Politécnico Grancolombiano. “Cuando viene un par evaluador asignado por el Ministerio a visitarnos y vamos a sacar un registro calificado de un programa nuevo, este par desconoce la educación virtual y opina bajo la visión de una persona que ha estado en la presencialidad. Además no hay una regulación en materia de educación virtual en el país. Una que estimule, fomente y acompañe al sistema en esa transformación, apoyándolo con recursos, soportándolo con una normativa”, sostiene Billy Escobar Pérez.

El viceministro de educación superior, por su parte, asegura que desde el año pasado la modalidad virtual y a distancia fue incluída en el decreto 1330, el cual regula el registro calificado de programas académicos de las IES. Según él, esa reforma puso al país en la vanguardia latinoamericana, “venimos trabajando en ello para poder tener todo el marco normativo que le permita a las instituciones potenciar la virtualidad”. 

Con esa intención, sumada a la urgencia, la cartera habilitó el laboratorio de innovación educativa, un repositorio colectivo donde están colgados webinars, cursos remotos, montajes de asignaturas y  acompañamientos curriculares ofrecidos por las IES padrinas en medio de la emergencia que, a pesar de agarrar a muchos con los pantalones abajo, disparó la solidaridad y unión dentro de un sistema en el que muy pocos se conocían entre sí y en la mayoría de los casos, pobres relaciones habían sostenido. 

* “Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus". 

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Por Camila Taborda - @Camilaztabor

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