¿Cuál es el equilibrio entre la razón y el corazón para tomar decisiones?

Durante la vida nos preguntamos muchas veces y en repetidas ocasiones qué hacer o cómo tomar una decisión, para esto recurrimos a todas nuestras fuentes de información, llámense familiares o amigos desconociendo que en la gran mayoría de ellas, al momento de darnos su consejo solo reflejan sus miedos desde su opinión, o de lo que no quieren que les pase.

Seguramente con la mejor intención, pero una vez la gran mayoría de las personas opina sobre una situación nuestra, entonces hace una proyección de lo que siente sin poder ver objetivamente lo que es.

Tampoco se pueden obviar consejos de personas que conocen mucho sobre un tema, si es una decisión financiera o de algún tema que no conozcamos debemos apoyarnos en quien si los conoce, solo a manera informativa, no para tomar la decisión.

Si es un tema emocional sobre el que estamos hablando para tomar esa decisión, normalmente siempre vendrá reflejado con un arquetipo de alguien y por lo tanto no va a ser objetivo; así que tomemos aquellas herramientas de información que nos pueden servir pero ¿Cómo lo conectamos?

Tomémonos unos minutos para respirar, empecemos sintiendo el cuerpo, casi nunca nos conectamos con este, sintamos el corazón, oigamos sus latidos, luego sintamos nuestras piernas y así el resto del mismo, este ejercicio nos ayudará a hacer conciencia de nuestra existencia, de que somos más que la mente suelta, somos un contenedor de energía creadora.

Luego y con los ojos cerrados sintamos como si estuviéramos viviendo uno de los escenarios ¿Nos genera bienestar? ¿Lo quisiéramos seguir viviendo?

Luego hagamos el ejercicio visualizando y sintiendo otro de los escenarios de aquella situación, ¿Cómo nos sentimos con respecto a esta?, así podremos saber con cuál camino nos deberíamos quedar, con cual de los dos nos acercamos a ese bienestar  y qué queremos, pues esta es la forma de hacerlo.

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