Pros y contras de la sal: ¿es posible imaginar los alimentos que consumimos sin este sabor?

Es inevitable sentir una pizca de culpa cuando agarramos el salero y lo empezamos a blandir. La lluvia de diminutos puntos blancos se riega por la comida, como si la tocara de un delicioso poder que, en el corto plazo, puede atentar contra la salud.

Por Alberto Ochoa Mackenzie
09 de enero de 2019
Pros y contras de la sal: ¿es posible imaginar los alimentos que consumimos sin este sabor?
La lengua tiene receptores capaces de identificar cinco sabores: el dulce, el ácido, el amargo, el umami y el salado/Imagen tomada de Pixabay

La lengua tiene receptores capaces de identificar cinco sabores: el dulce, el ácido, el amargo, el umami y el salado/Imagen tomada de Pixabay

Por un rato la vamos a dejar de asociar con las enfermedades cardiovasculares. Por supuesto que esta no es una invitación a saltar al vacío ni mucho menos un desafío a la comunidad médica, que bien hace en alertar sus riesgos. Reconocemos que, así como hay adictos a los juegos de azar, al café y a las redes sociales, también los hay a la sal. Más de uno alguna vez se ha visto manipulando el salero antes de probar lo que está servido en el plato. Es un acto automático que hasta el más saludable  debería erradicar, pues, así como toca de sabor lo que nos vamos a comer, también se convierte en un problema si no dimensionamos su consumo. 


¿Alguien se acuerda de la primera vez que la probó? ¿Alguien puede determinar cuán salado es su paladar?  Las respuestas se hallan en la memoria de nuestros padres, o se pueden intuir. Estoy seguro de que a ninguno de nosotros nos repugnó. Nuestros sensores en la boca la asimilaron como quien tiene calor y, de repente, lo golpea una brisa fresca, inolvidable, que perseguiremos el resto de la vida.  

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A continuación, de la mano del chef David Orozco, rendimos un homenaje justo y respetuoso al sabor más familiar de la historia. El paladar se agudiza al ver un programa de televisión especializado en gastronomía o al contemplar una foto en el menú de un restaurante. Se humedece porque, quizás sin ser plenamente consciente, el antojo lo asociamos al encanto de la sal. 

RAE

Según la Real Academia Española, la sal es una sustancia consistente en cloruro sódico, ordinariamente blanca, de sabor propio, muy soluble en agua.

OMS

Para la Organización Mundial de la Salud, el consumo de sal inferior a 5 gramos diarios en el adulto contribuye a disminuir los niveles de la tensión arterial y el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular.

Al acecho

Si pensamos que debemos recortar la sal de nuestros saleros nos equivocamos, el exceso está en los alimentos precocinados, aperitivos industriales y salsas que compramos”, dice la nutricionista Elisa Escorihuela.

Papilas gustativas

Están ubicadas en los lados de la lengua.  Los receptores iónicos permiten identificar los iones solubles de sodio, potasio y otros metales alcalinos.

Medicinal

La sal ayuda a tratar la picadura de abeja. Antes de aplicarla, se sugiere derramar abundante agua en la zona afectada. 

Su expulsión

“La sal pone a trabajar en exceso los riñones. Ellos  expulsan el sodio adicional de nuestro organismo”, sostiene la nutricionista Juliana Mejía.

Sensores

Las papilas gustativas también están en el paladar y en la garganta.

Sirve como conservante 

Al ser un deshidratante, la sal retrasa la fermentación de los alimentos. Retarda la humedad. 

Beneficio

Más del 90% de la sal ingerida, el organismo la divide en sodio y cloro. El sodio permite que nuestros músculos tengan un funcionamiento adecuado. 

Por Alberto Ochoa Mackenzie

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