En conversaciones familiares, laborales o con amigos, pueden surgir críticas u opiniones que no son de agrado y más cuando son hacia usted. Aceptar estos comentarios requiere de seguridad en sí mismo, confianza y autocontrol, sin embargo, la realidad es que muchas veces es inevitable no sentir alguna afectación por dichas palabras.
Por naturaleza el ser humano es sociable y desde niños se nace con la necesidad de aprobación tanto en el núcleo familiar como el social, dándole importancia a la opinión de los demás.
“En la infancia, cuando no se satisfacen las necesidades de aprobación, se pueden generar unas heridas a largo plazo relacionadas con el rechazo, la crítica o la exigencia excesiva. Entonces, cuando alguien opina sobre nosotros de manera negativa, se activa esa trampa que nos afecta de una manera desproporcional,” explica Mónica Alejandra Caballero Andrade, psicóloga clínica y de la salud con magíster en psicoterapia cognitiva conductual.
Sigue a Cromos en WhatsAppPara Johanna Martínez Cárdenas, psicóloga clínica de la Universidad Católica de Colombia, especializada en liberación de traumas de infancia, trastornos de ansiedad y depresión, estamos atados al vínculo y las relaciones interpersonales, por lo que es importante esa socialización con las demás personas, ya que se crea un espacio anatómico y fisiológico donde lo social es primordial.
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De acuerdo con las expertas, estas afectaciones pueden venir desde la infancia. Si el contexto en el que se crece es negativo, en el que los padres, por ejemplo, eran críticos, exigentes, no había palabras de afecto y todo era desfavorable, se empieza a crear esa sensibilidad.
En cambio, si se tuvieron buenas bases, es decir, si fue escuchado desde niño, acompañado, le ayudaron a regular las emociones o le dieron afecto, en la adultez va a ser más sencillo o tendrá una menor afectación en su autoestima y confianza con opiniones ajenas.
Consecuencias de buscar la aprobación ajena
Óscar Alexis Rojas Cañas, magíster en psicología clínica de la universidad Norte de Barranquilla, explica que se pueden generar casos de ansiedad, baja autoestima y hasta depresión, cuando permite que opiniones ajenas lo afecten. “Cuando se llega a estos estados, se refleja una vida desconectada de los valores que nos han inculcado o tenemos desde pequeños y se vive con una existencia vacía, sin sentido, sentirá que vive solo para agradar a otros y no siente algo que lo llene de pasión”, dice el experto.
Según Rojas, hay que desarrollar autenticidad para ser coherentes con nuestros valores, ya que seremos guiados por estos y no por las demás personas o situaciones externas.
Mónica Caballero, por su parte, menciona que prestarle demasiada atención a las opiniones de los demás puede llevarlo a un trastorno de ansiedad. “Puede llegar a generar una inestabilidad emocional, es decir, que podamos desarrollar una ansiedad o angustia, porque cuando estas emociones no se trabajan, ya se vuelve algo excesivo, se vuelve un patrón patológico”.
Martínez, agrega que otra de las consecuencias que se puede generar es dificultad para relacionarse con otras personas, debido a experiencias pasadas o factores psicológicos y emocionales, haciendo que le resulte complejo confiar en los demás. “Va a querer evitar el afecto o involucrarse en relaciones de pareja por miedo a que lo hieran, porque ese primer contacto con otros seres humanos en su infancia, fue un espacio inseguro”, comenta la profesional.
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¿Es posible dejar de tomarse las opiniones de los demás de forma personal?
Sí es posible, pero depende de cada persona. Es fundamental aprender a conocerse a sí mismo. Martínez recomienda reflexionar y reconocer cuáles son sus habilidades, sus fortalezas y aquello que le gusta. De esta forma, podremos evaluar con mayor claridad si las opiniones que recibimos de los demás son ciertas o no.
Caballero, también agrega que es importante revisar quién es la persona que le está haciendo esos comentarios u opiniones negativas, si es un familiar o un tercero, con el fin de analizar por qué lo está diciendo, con qué fin o propósito y saber cómo tomarlo.
Rojas, por su lado, indica que sí es posible dejar de tomarse las opiniones de los demás de forma personal, pero no de manera absoluta. Comenta que se debe trabajar la autoconciencia, las emociones e ir desarrollando una mejor versión de sí mismo. “Hay que entender que lo que hablan los demás dice más de ellos que de nosotros mismos y hay que aceptar que no podemos controlar lo que piensan sobre uno, pero sí podemos ver cómo enfrentar a esas personas. Adicional, debemos desarrollar esa aceptación de la incomodidad sin que nos gobiernen las emociones", explica.
¿Qué estrategias pueden ayudarnos a poner límites sanos frente a las críticas?
Una de las estrategias que recomiendan los expertos, es buscar ayuda profesional.
"Nadie puede definir nuestros valores, ya que sus opiniones no significa que sean sus verdades", dice Rojas.
“Tengo tres tips. Primero, ¿Cuál es esa voz interna que tengo? Si es una voz crítica, compasiva o negativa. Al identificarla, tomar la decisión de cambiar eso que me estoy diciendo. Segundo, darse cuenta de que a veces no es suficiente con querer hacerlo, de intentar cambiar y tal vez, necesita ayuda profesional. Tercero, hacer una lista constantemente de todas sus habilidades, sus dones, sus recursos, lo que le gusta de usted y empezar a trabajar esa parte", agrega, Martínez.
Otra estrategia que expone Caballero es aprender a poner límites, sean familiares, terceros o la pareja. Al hacerlo cuida su bienestar emocional, le permite tomar el control y le ayuda a comunicarse de manera asertiva, evitando que los demás lo hagan sentir incómodo.
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Por otro lado, Rojas habla sobre la defusión cognitiva, la cual implica hacer un trabajo de auto observación: entender que lo que los demás opinan son solo palabras, que no son realidades o verdades absolutas.
El experto también hace énfasis en fortalecer los valores propios, como el amor, la paz, la aceptación, ya que son una base para poder trabajar en las demás estrategias. “Al cultivarlos nos dará la oportunidad de desarrollar una mejor versión de sí mismos y no desviarnos del camino por lo que digan los demás”, dice Rojas.
¿Por qué afectan más los comentarios familiares?
“Entre más cercana sea la persona que nos dice esas opiniones, más afectará”, comenta Rojas. “Lo que más vale para ti, que es tu familia, son referente de amor, de aceptación, de pertenencia, porque a la final ellos son el primer grupo social en el que estamos y por eso, cuando hacen esas opiniones, lastiman tanto, porque llegan al alma“.
“Tenemos un vínculo significativo y amoroso”, dice Caballero. Afectan más cuando son los padres quienes nos dan esas opiniones o críticas negativas, pero incluso con ellos se puede poner límites.
“Las críticas de los otros nos afectan porque en ciertos casos nos están mostrando lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, pero en voz alta”, explica Martínez. Por ejemplo, en una relación de pareja, usted es 10 años mayor que su compañero sentimental, y terceros hacen comentarios respecto al tema, usted se va a sentir agredido porque sabe que lo que están diciendo es verdad.
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“No se trata de volvernos inmunes a las críticas, sino cómo nos relacionamos de forma distinta con estas críticas, ya que siempre van a existir, siempre van a estar presentes las personas que enjuician. Desde la aceptación debemos aprender a observar los pensamientos sin sumergirnos o identificarnos con ellos”, recomienda Rojas.
De acuerdo con él, estamos diseñados biológicamente como seres sociales, para buscar pertenencia, para encajar en un grupo o en una familia. “Desde niños éramos dependientes a estar en un círculo social y por eso es que nos afectan tanto los comentarios, por temor a ser excluidos o rechazados, y cuando no se trabaja la autoaceptación, se le da más importancia a esas opiniones o juicios ajenos. No todo lo que pase a nuestro alrededor tiene que afectarnos porque no siempre es real, no es correcto pensar que todo lo que opinen y comenten sobre nosotros es nuestra identidad”, concluye el experto.