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Mark Zuckerberg anunció su nuevo nombre en octubre de 2021 en una reunión virtual desde California. (AP Photo/Eric Risberg)
Hace algunos meses, en medio de su mayor crisis reputacional, Mark Zuckerberg, el CEO de Facebook, anunció que su compañía se llamará Meta y se enfocará en proveer espacios sociales virtuales en 3D.
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Al mismo tiempo, en octubre del 2021, Frances Haugen, exgerente de productos de Facebook, filtró a la prensa y al Congreso de Estados Unidos una serie de documentos clasificados que evidenciaban la falta de compromiso de la empresa con la moderación de los discursos de odio y la desinformación para favorecer sus propios intereses y ganar más dinero.
El escándalo provocado ha sido denominado Facebook papers. Medios como The New York Times aseguraron que los documentos mostraban una compañía debilitada, que llegaba a límites cada vez más extremos en su afán de evitar que los usuarios abandonen sus aplicaciones.
Los documentos supuestamente son la prueba de que Facebook contribuye a aumentar la polarización en línea por medio de su algoritmo de contenido, con un presunto objetivo: mantener a la fuerza una participación que tendía a disminuir.
De igual modo, la evidencia apunta a que Facebook aparentemente es consciente de que Instagram afecta la salud mental de los adolescentes, pero ha decidido no hacer nada, así como se ha hecho el de la vista gorda a la hora de controlar el crimen organizado y la trata de personas a través de sus plataformas.
Actualmente las aplicaciones que reúne Facebook cuentan con cerca de 1.900 millones de usuarios activos diarios, lo que representa alrededor de una cuarta parte del planeta.
Haugen terminó compareciendo ante una subcomisión del Senado, en una audiencia convocada a raíz de sus revelaciones, en la que señaló la necesidad de una legislación que proteja a los usuarios de las redes sociales pues, a su consideración, los productos de Zuckerberg dañan a los niños, avivan la división y debilitan la democracia.
Los Facebook papers también denuncian el tratamiento desigual que reciben los usuarios del mundo: por un lado, la plataforma tiene reglas distintas para los usuarios VIP y, por otro, dedica aún menos recursos para combatir el odio y la desinformación en las naciones más pequeñas y en desarrollo, además de proveer menos seguridad a los sistemas que funcionan en idiomas distintos al inglés.
La exgerente también fue convocada a intervenir ante el Parlamento británico, donde, además de reiterar su preocupación por el enfoque de la empresa en la rentabilidad, elogió el proyecto de ley de seguridad en línea del Reino Unido, pionero en el mundo para regular este tipo de plataformas, que se empieza a perfilar como un modelo a seguir.
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Zuckerberg se limitó a responder que el escándalo se debe a un “esfuerzo coordinado por usar selectivamente los documentos filtrados para pintar una falsa imagen de la compañía”.
El último 28 de octubre anunció, en el marco de la Feria Connect 2021 -que reúne a los desarrolladores de la industria-, el paso siguiente para su compañía: un cambio de nombre y una nueva conquista.
El conglomerado de aplicaciones que reúne Whatsapp, Instagram y Facebook pasó a llamarse Meta, y tendrá como objetivo volver el metaverso realidad. El metaverso, un término de la literatura cyberpunk, se refiere a la creación de un universo virtual al que los usuarios pueden entrar con la ayuda de dispositivos, como gafas de realidad aumentada. Zuckerberg no es el único en la carrera por conquistar el metaverso, también Google y Microsoft están interesadas.
La tecnología del metaverso se encuentra en desarrollo y la compañía anunció una inversión de US$150 millones para explorar sus posibilidades.
En su anuncio público, Zuckerberg dio a conocer algunas de las posibilidades del metaverso, como interactuar con todos los contactos del WhatsApp por medio de avatares en 3D. Los videojuegos, el fitness, el teletrabajo y la educación serán los campos con mayor potencial para esta nueva herramienta.
De momento se sabe que funcionará por medio de avatares personales, con accesorios comprables, aunque Zuckerberg aseguró que será de uso gratuito en la mayoría de los casos y con tarifas bajas para hacerlo accesible a la mayor cantidad de gente.
Frente a las críticas por anunciar el metaverso en medio de los Facebook papers, Laurent Solly, vicepresidente de Meta para Europa del Sur, ha dicho que la fecha de esta comunicación estaba fijada hacía muchos meses y las noticias no habían afectado en nada el plan inicial.
No obstante, parecería que el anuncio sí estuviera respondiendo a las críticas de la prensa frente a la ambición desmedida de la empresa, así como a las predicciones que auguran una pronta legislación para restringir su hegemonía y acuerdos antimonopolio para limitar su poder.
Lo cierto es que, por la cantidad de usuarios de Facebook, la segmentación de los datos de su audiencia es tan rica, que sus ganancias no paran de crecer. Tan solo en el tercer trimestre del año, la empresa ganó US$9.200 millones, 17 % más que en el mismo período del 2020.
Hasta ahora ninguno de los escándalos vividos ha afectado su posicionamiento. Su valor se encuentra avalado en alrededor de US$1 billón. Y ninguna denuncia ha alentado a los usuarios ni a los anunciantes a dejar de usar sus plataformas.
La tecnología del metaverso se encuentra en desarrollo y la compañía anunció una inversión de US$150 millones para explorar sus posibilidades.
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