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Abuelo por ‘Agüero’

Giannina, la hija menor del astro argentino, espera un bebé y él está ‘matado’ con la idea de que sea un varón. Aspira a que la genética de las dos familias produzca un nuevo crack.

Daniel Avellaneda/ Corresponsal en Buenos Aires
25 de agosto de 2008 - 08:28 p. m.

Cuando era un futbolista de consagración planetaria, Diego Armando Maradona esperaba el nacimiento de su segunda hija. Entonces estaba a punto de escribir una de las mejores páginas de su historia con la pelota. En Nápoles, donde fue Rey, se produjo la gestación de Giannina. Pero el astro del fútbol mundial, quien ya había sido papá de Dalma Nerea, esperaba un varón, alguien con quien tirar una pared en el futuro, más allá de Diego Júnior, el hijo extramatrimonial que jamás reconoció y que ahora es jugador de la selección italiana de fútbol playa.

Tuvo que esperar dos décadas de goles, magia en las canchas y excesos para cumplir con su sueño paternal: desde los primeros días de 2008, adoptó a Sergio Agüero, figura del Atlético de Madrid y reciente campeón olímpico. Claro, el pibe que surgió de las canteras de Independiente lo va a hacer abuelo con esa niña que en el vientre de Claudia Villafañe, su mujer, anhelaba como un niño.

Está más feliz que nunca Maradona y no pudo ocultarlo en Pekín, durante la final que protagonizaron Argentina y Nigeria. Explotó Diego en cada ataque de Kun, un apodo que Agüero rescató de unos dibujitos animados japoneses. “Yo también gané el oro con ‘El Kun’ y con mi hija”, disparó un Maradona emocionado.

Con la misma tijera

Diego y Kun parecen cortados con el mismo filo, forjados a imagen y semejanza. Los dos nacieron en barrios marginales, donde jugar a la pelota era un sueño descalzo. Maradona se crió en Villa Fiorito, un asentamiento erguido en Lanús, sur de la provincia de Buenos Aires. Para el mismo lado se volcó la familia de Agüero, a González Catán, más precisamente. Los dos, como cualquier infante, soñaron con ser campeones. Y, de hecho, llegaron a cumplir con ese objetivo. De Maradona todos saben que dio la vuelta en Japón, cuando era un juvenil, y que conmovió al mundo en México 86. Agüero ganó el Mundial Sub 20 en Canadá, el año pasado, y ya es un Golden Boy en estos Juegos Olímpicos.

Una coincidencia más: ambos debutaron en Primera en plena adolescencia y con camiseta roja. Diego, el 27 de febrero de 1977, para Argentinos Juniors. Sergio, el 6 de julio de 2003, para Independiente. En este caso, el que le dio bautismo fue un ex compañero de su actual suegro, por entonces técnico del equipo de Avellaneda: Óscar Alfredo Ruggeri. Nadie imaginaba que, un lustro más tarde, la vida los uniría, al margen de la pelota. El propio Maradona reconoció la semejanza del novio de su hija menor: “Lo veo parecido a mí. Morrudo y macetón. Y es un tipo bárbaro”, dijo antes de viajar a China para la cita olímpica.

Mi yerno Agüero

Kun jugaba en Independiente, pero ya se hablaba de su mudanza al fútbol europeo cuando conoció a Giannina. Fue en Sunset, una discoteca ubicada en Olivos, al norte de la provincia de Buenos Aires. En los últimos años, allí coincide gente del ambiente del espectáculo y del fútbol. En ese refugio bailable hubo amor a primera vista. No tardaron mucho en pasar de la charla a los besos. Y, desde entonces, el romance se puso en marcha. Como si se tratara de una canción de ‘Tanguito’, un popular intérprete que tomó notoriedad tras su muerte en la década del setenta, “el amor fue más fuerte”. Y cuando Agüero se transformó en jugador del Atlético de Madrid, pase récord del fútbol de estas latitudes en 28 millones de dólares, Giannina no dudó en mudarse a Madrid. La distancia no fue un impedimento para la pequeña Maradona, quien les planteó la situación a sus padres y se tomó el primer avión.


Los tortolitos viven en el departamento que el club español le dio al Kun. Y la chica, mientras su novio hace goles, estudia Diseño Industrial. Aunque, claro, ahora tendrá que repartirse entre su carrera y el hijo que tendrán, ya que está embarazada de tres meses. Muchos esperan que llegue un varón, ya que aspiran a que la genética de las dos familias produzca un nuevo crack.

Mi suegro Diego

Si algo no se le puede recriminar a Maradona es que nunca abandonó a sus hijas. Ni siquiera en el peor momento de su vida, cuando tuvo que ser internado por una sobredosis. Los excesos y su adicción a la droga jamás lo alejaron de Dalma y Giannina, nombres que lleva tatuados en sus antebrazos. Diego siempre estuvo al lado de “las nenas”. Ni aunque se haya separado de su esposa y madre de ellas, Claudia Villafañe.

Por eso en los últimos tiempos, cuando el noviazgo de su hija menor tomó notoriedad, Diego se dejó ver junto al Kun. Antes de los Olímpicos, durante el receso de verano en Europa, al eterno 10 y al juvenil se les vio juntos sobre el escenario del Teatro Colonial de Avellaneda, cantando cumbia al ritmo de Los Leales, un grupo que fascina a Agüero, a tal punto que grabó un tema para el próximo disco. Fue la primera aparición pública aquí, en Buenos Aires. Porque ya se los había visto juntos en Madrid. Diego, sin ir más lejos, visitó al Kun en un entrenamiento del Atlético. Y viajó especialmente para celebrar el cumpleaños de su hija en el departamento donde ella vive con Agüero. Los dos, además, estuvieron presentes en el Festival de Cannes, donde se lanzó el documental Maradona, que habla sobre la vida del grandioso futbolista y que fue filmado por Emir Kusturica.

“Yo le dije que fuera feliz con la persona que estuviera al lado. Y viéndola contenta, está todo más que bien”, dijo Maradona.

En el Atlético observan con discreción este romance, más allá de la formalidad. El estado público que tomó no es visto con buenos ojos. Los españoles temen que Agüero, su mayor figura, sea víctima de la prensa rosa. Sólo basta con leer las revistas del corazón. De hecho, el delantero ya fue perseguido en más de una oportunidad por los paparazzi. Y en mayo, durante otras de las visitas del 10, se les observó juntos, cenando en La Dorada con dos futbolistas del Real Madrid, Guti y Reyes. Entonces, Maradona encendió un habano, vicio que adquirió en los últimos años, producto de su estrecha amistad con Fidel Castro, carismático líder cubano.

‘Kun’ vale oro

El nieto de Maradona no tendrá problemas económicos. No sólo por el abuelo. El padre, de 20 años, es uno de los futbolistas mejor pagos en Atlético. Es más, el club colchonero le fijó una cláusula de rescisión de 55 millones de euros. Con un contrato pactado hasta 2012, la renovación que firmó a mitad de año lo beneficia por los ingresos publicitarios. Kun recibe 500 mil euros anuales por ser parte del staff de Nike y ya acordó con el club compartir el 50% de sus contratos a nivel de sponsors, lo que permitiría, según el presidente Enrique Cerezo, multiplicar las cifras hasta cuatro veces más.

Ya hay más de un club interesado en él. Sobre todo, después de la gran actuación que tuvo en los Juegos Olímpicos. Sus dos impactos ante Brasil en las semifinales ratificaron el gran momento. Entonces, festejó con su dedo gordo en la boca, una clara señal para su novia, Giannina, y la certeza de que espera con mucha felicidad la llegada del bebé, prevista para fines de febrero.

El fútbol y el amor, unidos por dos cracks. A dos años de cumplir 50, Diego necesita babero. ¿Quién lo diría?

Por Daniel Avellaneda/ Corresponsal en Buenos Aires

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