Publicidad

Cinco

Antonio Casale
26 de octubre de 2020 - 01:31 a. m.

Fracaso absoluto. Esa es la palabra que define la actuación de los equipos colombianos en los últimos años en la Copa Libertadores. A continuación cinco ejemplos de lo que debería ser pero acá no es:

Flamengo, campeón de todo lo vigente en el continente, ha sido fiel a un proceso. Cuando un grupo de empresarios e hinchas del más popular de los equipos de fútbol de Brasil adquirieron el equipo, a mediados de esta década, en medio de la quiebra y una gran sequía de resultados, construyeron un plan y supieron aguantar los malos momentos, que fueron muchos. Lo primero que hicieron fue un plan de austeridad, los resultados se demoraron en llegar y la gente les daba palo al compás de los malos resultados. Pero ellos ya tenían una idea de lo que querían que fuera su equipo. Dejaron de ser parte de la rotación de entrenadores brasileños que predominaba en ese país y buscaron ideas frescas que sacaran provecho del talento natural del brasileño. Primero con Reinaldo Rueda, después con Jorge Jesús y ahora con Domenec Torrent, lograron hacer un equipo muy europeo, veloz, intenso y que trata bien el balón. De esta manera valorizaron su marca y hoy no solamente su primer equipo, sino también el sub-20 y los de más abajo expresan la misma idea en la cancha. En resumen, trazar un proyecto, ser fiel a él aun cuando los resultados se demoren en llegar y traer ideas de otras latitudes.

En Inglaterra existía una costumbre que consiste en que después de los partidos el entrenador del equipo local invitaba a su oficina al visitante para tomarse una copa de vino y hablar del juego. Así se construyeron a lo largo de los años redes de comunicación solidarias entre colegas que no han hecho otra cosa que mejorar el nivel de juego. Aún hoy es común que se reúnan a hablar del juego. Compartir el conocimiento es un principio básico de la economía colaborativa, pilar de la innovación.

En Argentina hay nueve divisiones competitivas y un torneo metropolitano destinado a los jugadores de ascendencia extranjera que son menores de edad. De esta forma los futbolistas que tienen entre 15 y 18 años gozan de escenarios reales de competencia en los que pueden hacer horas de vuelo, con todo lo que ello implica en su proceso.

En el Sevilla, campeón de la Liga Europa, gastan buena parte del presupuesto en psicólogos deportivos. Los hay para arqueros, defensas y atacantes de manera diferenciada. La toma de decisiones en la cancha se entrena no solamente a través de las repeticiones en los entrenamientos. Se trabaja de manera personalizada con cada talento para afianzar un aspecto clave a la hora de marcar diferencias en un mundo tan parejo.

En España, cuando algún club se atrasa en los pagos a sus jugadores, no solamente se unen entre ellos para exigir que les cumplan. Los referentes de la selección encabezan la protesta e incluso han cesado sus actividades por varios días hasta que se normalice la situación. Ese principio de solidaridad ha logrado que el fútbol sea profesional en todo el sentido de la palabra. Allá, el que no puede sostener un club de fútbol no lo tiene y punto.

 

David(9767)26 de octubre de 2020 - 08:56 p. m.
Los 5 muy valiosos ejemplos que usted menciona en su columna tienen un común denominador que obviamente usted escoge omitir. Son países en donde hay un periodismo deportivo de primer nivel, algo que acá no hay. Uds los “periodistas deportivos” hablan y hablan del problema como si no fueran una parte muy importante del mismo. Mírese en un espejo primero. No va a ver a Fabbri ni a Bonadeo. Solo a Ud
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar