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Casi veinte años tardó la Vuelta a España en regresar a la cima de Ampríu-Cerler, la última vez fue en 2007, y lo hace en la séptima etapa para finalizar el paso por los Pirineos en esta edición con una jornada con 4.211 metros de desnivel destinada a los favoritos.
La etapa entre Andorra La Vella y Cerler, con 188 kilómetros de recorrido, es la segunda de esta Vuelta del nonagésimo aniversario con más desnivel acumulado, tan solo superada por la penúltima jornada entre Robledo de Chavela y la Bola del Mundo.
Son las dos únicas que superan este 2025 los 4.000 metros de desnivel.
Aunque no es la etapa reina de la 80ª Vuelta, entre los favoritos y entre aquellos que aspiran a pelear por algún triunfo parcial, se contempla como una jornada para los aspirantes a la clasificación general.
Con dos puertos de primera, el Cantó al comienzo de la etapa y más por sus más de 24 kilómetros de ascensión continuada, y la ascensión final hasta Ampríu donde se decidirá el vencedor de la etapa y se verá si hay algún aspirante que queda definitivamente descartado.
Entre ambos se ascenderán el puerto de la Creu de Perves y el collado de L’Espina.
En su análisis, el director deportivo de la Vuelta, Fernando Escartín, apunta que en el Cantó debería formarse la escapada del día, para afrontar la ascensión a Cerler que supera en dureza a las de Limone Piemonte en la segunda etapa y Pal el día anterior.
De no mediar una auténtica sorpresa y tras la concesión a la escapada en Pal, los favoritos a imponerse en la etapa serán los candidatos a la clasificación general que tratarán de probar a sus rivales y si son capaces de hacerlo, intentarán acumular la mayor ventaja posible.
Así será la etapa de este viernes en la Vuelta a España 2025
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