Publicidad

El Tour de Francia más esperado de todos

Este sábado, con una jornada de 156 kilómetros con salida y llegada en Niza, comienza la edición 107 de la carrera más importante del mundo. Egan Bernal inicia la defensa del título logrado en 2019.

Camilo Amaya / @CamiloGAmaya
28 de agosto de 2020 - 11:45 p. m.
La prueba terminará el 20 de septiembre en París.
La prueba terminará el 20 de septiembre en París.
Foto: Agencia AFP

Si bien el Tour de Francia ya no tiene ese instinto demoledor de otros tiempos, cuando los ciclistas debían pedalear más de catorce horas y subir en un solo día el Aspin, el Tourmalet y el Aubisque en una travesía pirenaica que en su momento Octave Lapize (Montrouge, 1887) denominó asesina, en cada edición venidera (esta será la 107) se procura conservar ascensos que garantizan espectáculo y rompen con la monotonía. De hecho, este año, la organización de la carrera dejó a un lado, como otras tantas cosas, los comienzos llanos y aplicando, si se quiere, un nuevo orden, puso montaña en el segundo día y 3.700 metros de desnivel positivo. Pero eso no es todo.

En la cuarta etapa ya habrá llegada en alto, al Orcieres-Merlette, donde en 1971 Luis Ocaña, el español que en algunos casos también era francés, le sacó más de ocho minutos de ventaja al imbatible Eddy Merckx y se inmortalizó con uno de los ataques más grandes de la historia que terminó, para su desgracia, con una fuerte caída bajando el Menté. Y dos días después el Tour tendrá un arribo inédito: el Mont Aigoual, con sus 8,3 kilómetros, cada uno tan duro como el anterior, y su 4 % de desnivel medio. Eso sí, el pelotón pasará antes por el Col de Mourezes (6,1 km al 4,8 %) y el Col de Lusette (11,7 km al 7,3 %), un sube y baja desgastante que lleva al sufrimiento.

Le puede interesar: El Tour de las primeras veces

En la etapa ocho, que en principio puede ser engañosa a la vista por un final plano luego de una leve puntilla en el último kilómetro, aparecen los famosos Pirineos y otro lugar para tener la cabeza fría y que el cuerpo no se vea obligado a sopesar la falta de fuerzas en las piernas. Dos subidas, una fuera de categoría al Port de Balés, la hoja de ruta de una jornada de 141 km. En la novena etapa, entre Pau y Laruns, seguramente el grupo irá desbocado, sabiendo que a la tarde siguiente no habrá que pedalear (día de descanso). Claro, primero se deben pasar cinco premios de montaña, dos de estos de primera categoría.

Cuatro etapas después, es decir, en la 13, el lote regresa al macizo central del Puy Mary, a 1.783 metros sobre el nivel del mar y por donde se pasará por undécima vez en la historia de la carrera. En la 15 figura el famoso Grand Colombier y su camino serpentino de 17,4 km para ir hasta los 1.501 metros. A las orillas del río Isere será el segundo día de descanso de cara a la última semana y los Alpes, y el Col de Loze y el Plateu de Glières, antesala de la cronoescalada (la prueba contra el reloj del Tour) en los Vosgos de 36,2 km, quizás el día en que se defina el campeón por lo parejos que se han visto los favoritos y por la dureza de querer ir para arriba en un terreno con el 8,5 % de inclinación en sus últimos seis kilómetros.

Para resumir lo que fue un desglose de montaña y más montaña, esta edición del Tour contará con nueve etapas llanas, cuatro finales en alto, doce nuevos lugares que verán una caravana más que protegida contra la gente y el COVID-19, y un recorrido diseñado para atravesar los cinco macizos montañosos del país. El Tour más tardío de todos comienza este sábado en medio de la lejanía de la prensa y los aficionados, y de ciclistas a los que solo se les pueden ver los ojos, que competirán como si el mañana fuera tan incierto... como la cura contra el coronavirus.

Por Camilo Amaya / @CamiloGAmaya

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar