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La larga espera de los ciclistas franceses en el Tour

Han pasado 35 años desde que un corredor local ganó la carrera. Bernard Hinault, el último en festejar en París.

Camilo Amaya/ @CamiloGAmaya
03 de septiembre de 2020 - 12:24 a. m.
Thibaut Pinot es uno de los que carga la responsabilidad de ser campeón. / AFP
Thibaut Pinot es uno de los que carga la responsabilidad de ser campeón. / AFP
Foto: AFP - MARCO BERTORELLO

Un hombre magro, de ojos curiosos y parpadeantes, se acerca a Raymond Poulidor y le pide que le firme una foto en blanco y negro en la que sale el exciclista con la camiseta del equipo Mercier. El personaje le pregunta a Poulidor, en un inglés con acento británico, que por qué nunca ganó un Tour.

Y el excorredor, que hace un esfuerzo por entender cada palabra, se queda en silencio. Otro sujeto, viendo la barrera del lenguaje, decide hacer las veces de traductor y empieza a hablar en francés. Y cuando Poulidor entiende todo se limita a decir: “Parce qu'Anquetil et Merckx sont nés (porque nacieron Anquetil y Merckx)”. Ambos ríen, uno se retira con el recuerdo de la imagen y el otro sigue dando autógrafos vestido de amarillo, el color que nunca pudo tener en carrera.

Poulidor ya no está (murió en 2019), Jacques Anquetil tampoco (falleció en 1987). Y en su ausencia más los recuerdan, y los más veteranos rememoran la rivalidad entre el frío, calculador y elegante de Anquetil y el luchador de Poulidor, que cargaba consigo la desgracia de la mala suerte. El primero ganó cinco Tours, el segundo se subió ocho veces al podio en París, nunca al primer escalón. “Anquetil fue el Mozart del ciclismo”, dice Carlos Arribas, periodista del diario El País para hacer alusión a un corredor asombroso y prodigio que creó un estilo propio sobre la bicicleta.

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En otras palabras: fino y desmedido, pero a la vez genial. De hecho, el italiano Vittorio Adorni confesó, mucho después, que en las etapas llanas se ubicaba detrás de Anquetil para, simplemente, verlo pedalear. En esa época, a mitades de los 60, hablar de un francés como candidato al Tour era tan normal y tan real, que siempre salían ellos dos a flote.

También pasó a finales de los 70 y comienzos de los 80, cuando apareció Bernad Hinault para tomar, quizás, el trono de Merckx y ganar, como el belga, cinco Tours (1978, 1979, 1981, 1982 y 1985). Y así como Anquetil y Poulidor fortalecieron una gran rivalidad, Hinault lo hizo con Lauren Fignon, el pedalista de las gafas de profesor y de la personalidad cautivadora, que se impuso dos veces en la competencia más importante de todas (1983 y 1984), quien no pudo contra un cáncer de páncreas incurable y voraz que se lo llevó en 2010. Desde ese entonces, hace 35 años, los franceses no ven a uno de los suyos festejar en los Campos Elíseos.

Y si bien hubo uno que otro podio (ocho desde 1985), eso no es suficiente para el país de Maurice Garin y Henri Cornet (los primos vencedores de la prueba), para quienes se vanaglorian de haber creado la cita más relevante del calendario, la tierra del Tourmalet, el Alpe d’Huez, la Croix de Fer, el Mont Ventoux, el Galibier y el Izoard, por nombrar algunos de los ascensos más históricos de este deporte. “No es que no haya talento, porque lo hay, solo que hace falta una dosis de suerte”, dijo el año pasado Philippe Le Gars, periodista del diario L’Equipe, el día que Egan Bernal le quitó el liderato a Julian Alaphillipe luego de 14 días.

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Por ahora, mientras que el tiempo y los años corren, esos triunfos, que ya se pueden catalogar de antaño, siguen pasando de generación en generación como relatos heroicos de una época mejor, en la que los ciclistas franceses eran superiores. Y mientras que uno de ellos no vuelva a ganar el Tour, la gente deberá agarrarse a la memoria y seguir repasando y recordando lo que fue. De ahí la presión que tienen quienes cargan con esa responsabilidad en este 2020.

El error que costó el liderato

Más que un descuido del ciclista, que iba concentrado en ir para adelante, fue un olvido del equipo y del auxiliar que se ubicó en una zona que no estaba permitida para darle una caramañola a Julian Alaphilippe. La organización del Tour revisó el video y sancionó al hombre del Deceuninck-Quick Step que, después de subirse al podio y vestirse de amarillo, tuvo que entregar la camiseta. Así las cosas, con esos 20 segundos de más, el francés pasó del primer puesto a la casilla 16 en el día en el que no hubo fugas, algo que no pasaba desde 1998. Hoy, cuando vuelve a aparecer la montaña en la sexta etapa, el británico Adam Yates, compañero de Esteban Chaves en el Mitchelton-Scott, será quien porte la camiseta que distingue al mejor de la carrera.

Por Camilo Amaya/ @CamiloGAmaya

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