Duván Zapata: el hijo de El Tamboral que quiere ir a Rusia

Nació en una pequeña vereda del Cauca, se trasladó muy pequeño a Cali y luego de superar la muerte de su madre entendió que en el fútbol encontraría su felicidad.

Luís Guillermo Montenegro
22 de marzo de 2018 - 02:00 a. m.
Duván Zapata, delantero de la selección colombiana de fútbol. / FCF
Duván Zapata, delantero de la selección colombiana de fútbol. / FCF

La vereda El Tamboral, en Padilla, Cauca, está perdida entre cañaduzales. Las trochas son las que delimitan cada uno de los lotes que están regados por un territorio olvidado por el Estado, al que nunca han llegado con regularidad los servicios públicos. Las personas que viven en este lugar, en su mayoría, son campesinos que trabajan en los cultivos de caña o en el cuidado de sus propias tierras sembradas de guayaba, banano, limones, toronjas, solo por nombrar algunas. El clima es cálido y seco y las casas son de bahareque y teja de zinc. En una de estas nació hace 26 años Duván Zapata, el delantero de la selección colombiana de fútbol, quien brilla en la Sampdoria de Italia. Y a tres casas de distancia llegó al mundo Cristian Zapata, defensor del equipo tricolor y jugador del Milán de Italia. (Puede leer: Duvan Zapata, una seria alternativa para Rusia 2018).

Siendo un bebé, a Duván se lo llevaron sus padres, José Olíver y Elsa Cely, a vivir en el barrio Ciudad Córdoba, en Cali, a donde llegaron en busca de oportunidades. Claro que muchos días de su infancia los pasó en El Tamboral. De hecho, allí se hizo amigo de Cristian Zapata. Jugaban fútbol juntos en la única cancha de la vereda, iban a pescar al río, a chupar caña o a robar guayabas en las casas vecinas. Se dice en la región que el apellido Zapata es tan común que es posible que todos sean familiares. Y aunque Duván y Cristian se hayan separado desde muy pequeños, porque uno comenzó a jugar en el América y el otro en el Deportivo Cali, cada vez que se encuentran recuerdan sus travesuras.

Célimo Banguero, tío de Duván, rememora que cuando se oscurecía debía salir a buscar a su sobrino a la cancha de fútbol para que regresara a la casa, pues después de las nueve de la noche quitaban el servicio de luz para evitar que los grupos al margen de la ley utilizaran la electricidad en los invernaderos de coca en las montañas del Cauca.

En donde más progreso futbolístico tuvo Duván fue en las inferiores del América de Cali. Allí, con el apoyo de sus padres, fue cuando realmente comenzó a practicar un deporte en el que, por sus capacidades, podría llegar a figurar. Luis Eduardo Gómez fue quien lo recibió en la escuela escarlata. En ese momento era un joven corpulento, con buen juego aéreo, pero torpe en sus movimientos. Con el paso del tiempo mejoró y los goles comenzaron a ser una costumbre.

En 2006, José Manuel Rodríguez lo ascendió a las reservas del cuadro americano. A los 16 años ya medía 1,86 y jugando ante jóvenes de su edad marcaba mucha diferencia por su capacidad de definir con la pierna derecha o con la izquierda de igual forma. Dos años más tarde, debutó en primera cuando Diego Édison Umaña le dio la oportunidad.

Justo durante el Mundial Sub-20 de 2011, que se disputó en Colombia, Duván vivió uno de los momentos más duros de su vida: la muerte de Elsa Cely, su madre. Él estaba concentrado con el equipo juvenil, que era dirigido por Eduardo Lara, en Cali, mientras que su mamá llegaba de un viaje de Santiago de Chile. Ella comenzó a sentir un fuerte dolor abdominal y tuvo dificultad para respirar. Fue a una clínica de Saludcoop, no la atendieron a tiempo y, repentinamente, murió. A pesar del dolor, de no entender lo sucedido, el delantero no abandonó la concentración y disputó tres de los partidos de la selección en esa Copa del Mundo, incluso marcando un gol en la derrota de Colombia por 3-1 contra México en los cuartos de final.

Ahí despegó su carrera, pues pasó a jugar a Estudiantes de La Plata, en Argentina, club en el que anotó 22 goles en 46 partidos. Luego dio el salto a Europa: Nápoli, Udinese y Sampdoria. El 17 de marzo de 2017 fue convocado por primera vez a la selección de mayores y debutó ante Bolivia, en el estadio Metropolitano de Barranquilla. Claro que el partido que le dio para consolidarse en el equipo de José Pékerman fue el del empate 1-1 frente a Perú, que le significó a Colombia la clasificación al Mundial de Rusia 2018. Por primera vez jugó de titular, haciendo dupla de ataque con Radamel Falcao García. Quizá fue allí cuando cautivó al técnico nacional, quien lo tiene como uno de los fijos para la Copa del Mundo. Para el amistoso de mañana, ante Francia, se espera que este delantero caucano sea titular, nuevamente al lado de Falcao, como en ese momento en el que demostró por qué es imprescindible. (Puede leer: Falcao vs Griezmann, duelo de goleadores en el Stade de France).

 

Por Luís Guillermo Montenegro

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