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                                                                                                                              La influencia de los clubes en la identidad del fútbol colombiano II

                                                                                                                              Un pasado reciente teñido de gloria continental ilusionó con volver a viejas épocas. El momento fue efímero y, tras un par de años dorados, se reveló la profunda crisis del fútbol colombiano. “¿A qué jugamos?”, nueva entrega.

                                                                                                                              Hugo Santiago Caro

                                                                                                                              Periodista de la sección Mundo
                                                                                                                              Atlético Nacional fue campeón de la Copa Libertadores en 2016, Santa Fe de la Sudamericana en 2015.
                                                                                                                              Foto: Archivo El Espectador

                                                                                                                              Cuando Colombia llegó a los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014, el grueso de jugadores que conformaban el plantel de esa selección daba cuenta de que nuestro país estaba alineado con la producción en masa de futbolistas que partían hacia el exterior. La filosofía del balompié colombiano había invertido los papeles de su modelo: de importar figuras extranjeras (en su mayoría argentinas) en la época del Dorado, las mismas que le marcaron a los primeros futbolistas nacionales para dónde era el camino, ahora se sacaban futbolistas en masa.

                                                                                                                              En contexto: La influencia de los clubes en la identidad del fútbol colombiano I

                                                                                                                              Colombia se volvió una máquina exportadora de talentos que, en muchas ocasiones, eran flor de un día en nuestro fútbol profesional cuando comenzaban a ser vendidos al exterior. Para la muestra, de los 23 futbolistas que convocó José Néstor Pekerman para la cita orbital, solamente tres jugaban en el rentado local: Camilo Vargas, que poco había jugado con la tricolor; un recio Alexander Mejía, consolidado en Atlético Nacional de la mano de Juan Carlos Osorio, y Faryd Mondragón, que en el ocaso de su carrera llegaba a ese Mundial más por un homenaje a su trayectoria que por su presente deportivo (se retiró al termino de la Copa).

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Más del especial: El sueño europeo

                                                                                                                              Además, en el medio nacional se vivía en un ambiente turbio sin un norte claro. Equipos que otrora dominaran el rentado a base de una identidad clara, como el Atlético Nacional de Francisco Maturana con sus puros criollos o el América de Cali, equipo de las estrellas extranjeras de Ochoa Uribe, ya no gozaban de la regularidad que tuvieron. En casos como el de los escarlatas, el presente era completamente negativo, opuesto a las glorias del pasado, pues, sin la influencia directa de los dineros del narcotráfico, el equipo tocó fondo y cayó en la segunda división.

                                                                                                                              Pero la debacle se ocultaba tras un velo. Contagiados del entusiasmo del Mundial que jugó Colombia, aparecieron para la segunda mitad de la década procesos que dieron señas de que las buenas épocas estaban de regreso. Santa Fe, Nacional y Junior tomaron la bandera.

                                                                                                                              Santa Fe y su época dorada

                                                                                                                              Un buen ejemplo para explicar el Santa Fe de esos años es Camilo Vargas, hoy el mejor arquero del fútbol mexicano. El bogotano era producto de un Santa Fe que comenzaba a resucitar, que fue semifinalista de la Copa Libertadores en 2013 (cayó contra Olimpia del Paraguay) y un año atrás quedó campeón de liga, rompiendo una sequía de 37 años sin estrellas.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Callado y poco expresivo, Vargas se ganó el cariño de la hinchada cardenal, que lo vio debutar en 2007 y, poco a poco, ganarse el puesto en el arco de Santa Fe. La de Camilo es una historia que nace en los tiempos en que en las tribunas de El Campín coreaban “el equipo de Wilson tiene corazón”, en alusión al carisma impregnado por Wilson Gutiérrez, entonces técnico del equipo.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Un proceso que exigía dejar atrás el complejo de David contra Goliat y ponía a Santa Fe ―a su dirigencia, su plantel y su hinchada― en posición de reasumir la grandeza, poner la cabeza en alto y seguir peleando títulos. Con la puerta abierta, no podían quedarse en la entrada.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              En medio de ese cambio de chip, Gutiérrez dejó el equipo por las mismas épocas en que la selección de Colombia jugaba el Mundial en Brasil. En su lugar, llegó al mando un flaco narigón, de sonrisa amplia y más de diez años vagando por Sudamérica como técnico: Gustavo Costas.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Para remplazar a Costas, la dirigencia de Santa Fe fijó sus ojos en uno de los entrenadores más curtidos por ese entonces en Sudamérica: el uruguayo Gerardo Pelusso. Exseleccionador de Paraguay, campeón en ese país, Uruguay y Perú, Pelusso cumplía con el perfil que había dejado Costas, aunque su fútbol no siguiera la identidad del argentino.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Santa Fe (el Santa Fe de Pelusso) dejó de ser Omardependiente. El ‘10′ argentino entró en la curva descendente de su carrera y sumado a problemas físicos y lesiones, el protagonismo que había tenido su talento y su magia fue ocupado por una solidez defensiva y un alto interés por asegurar resultados.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Más del especial: Maturana y el baloncesto que se jugaba con los pies

                                                                                                                              La historia dice que supieron aguantar el cero, aunque los críticos digan que no arriesgaron tampoco, pero los goles no le hicieron falta para ganar su primer título internacional a Santa Fe.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Pelusso terminó renunciando por problemas con el ídolo del equipo, Omar Pérez, mientras que Gustavo Costas regresó para el segundo semestre del 2016 tras un fallido paso de Alexis García por el banquillo cardenal. Con el retorno del antiguo estratega, Santa Fe se consagró a nivel intercontinental en la Copa Suruga Bank, un compromiso adquirido por ganar la Sudamericana que lo enfrentó al Kashima Antlers japonés y fue la cúspide de un proceso que pasó por tres manos distintas y no solo le devolvió la senda de títulos a Santa Fe, sino que lo llevó a ser un equipo copero y candidato a cuanto torneo disputó. El inicio del oásis.

                                                                                                                              El Nacional de Rueda y Osorio

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Macnelly Torres, Juan Pablo Ángel, Fernando Uribe, Jefferson Duque, Alexis Henríquez, Farid Díaz, Daniel Bocanegra, Edwin Cardona, Sherman Cárdenas y Franco Armani, entre otros, fueron piezas que, fiel al estilo de Osorio, rotaron entre sus planteles para convertir el estilo de Nacional en una supremacía total.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              También de “¿A qué jugamos?”: Las selecciones juveniles de Lara y el renacer del fútbol colombiano

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              La base llena de grandeza y experiencia que dejó Osorio fue tomada por Rueda, que compensó bajas con la consolidación de canteranos como Marlos Moreno, Felipe Aguilar y Dávinson Sánchez; y la llegada de figuras como Miguel Ángel Borja, Alejandro Guerra, Andrés Ibargüen y Yimmi Chará, entre otros.

                                                                                                                              Claro, no todos llegaron ni jugaron al tiempo, pero sí refrescaron un plantel que ya había conseguido todo lo que podía conseguir a nivel local y pedía a gritos la gloria continental. Gracias a un cuarto título de liga, ya con Rueda en 2015, Nacional enfrentó la Copa Libertadores 2016 en un pico de forma excepcional.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No se pierda: La danza de las selecciones de Colombia de Maturana

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Además de Central, también descolgaron en el camino a Huracán y golearon en el marcador global a Sao Paulo por 4-1. No hubo freno. La revelación del torneo, el modesto Independiente del Valle, no pudo pasar del 1-1 en la ida y sucumbió 1-0 en la vuelta con gol de Miguel Borja a los ocho minutos del partido en Medellín.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Chapecoense, el modesto equipo brasileño que había tenido un torneo de ensueño sufrió un accidente aéreo llegando a Medellín donde falleció gran parte de su plantel. En un acto de plena humanidad, Nacional solicitó que, sin jugarse la final, el título fuera para los brasileños en homenaje y así fue. Pudo ser un doblete para el palmarés, pero la grandeza no solo está con lo que se consigue en la cancha. Con ese gesto, Nacional ganó tanto respeto como si hubiera ganado el título jugando.

                                                                                                                              ¿Toda la época fue un espejismo?

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              El equipo barranquillero es el ejemplo claro del vaivén en el que quedó el balompié nacional después de la cumbre que pudo tocar entre 2014 y 2016. Con gran poderío económico, tal vez el único que puede tratar de competir a la hora de contratar jugadores frente a las chequeras que se manejan en el resto del continente, el cuadro Tiburón armó planteles sólidos que lograron títulos y llegaron a pelear a nivel continental, como ese 2018.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Le recomendamos: Once Caldas: los peones tercos que llevaron a Manizales la gloria continental

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                                                                                                                              Crisis. La globalización e inflación del fútbol mundial parecen dejar en el camino al rentado local. Y el mundo solo entra en contacto para llevarse talentos y devolver futbolistas veteranos que vienen a quemar sus últimos cartuchos. Mientras tanto, el balompié nacional cada día añora más sus días de gloria en los que, aunque no ganaba, por lo menos plantó cara en el ámbito internacional.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Atlético Nacional fue campeón de la Copa Libertadores en 2016, Santa Fe de la Sudamericana en 2015.
                                                                                                                              Foto: Archivo El Espectador

                                                                                                                              Cuando Colombia llegó a los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014, el grueso de jugadores que conformaban el plantel de esa selección daba cuenta de que nuestro país estaba alineado con la producción en masa de futbolistas que partían hacia el exterior. La filosofía del balompié colombiano había invertido los papeles de su modelo: de importar figuras extranjeras (en su mayoría argentinas) en la época del Dorado, las mismas que le marcaron a los primeros futbolistas nacionales para dónde era el camino, ahora se sacaban futbolistas en masa.

                                                                                                                              En contexto: La influencia de los clubes en la identidad del fútbol colombiano I

                                                                                                                              Colombia se volvió una máquina exportadora de talentos que, en muchas ocasiones, eran flor de un día en nuestro fútbol profesional cuando comenzaban a ser vendidos al exterior. Para la muestra, de los 23 futbolistas que convocó José Néstor Pekerman para la cita orbital, solamente tres jugaban en el rentado local: Camilo Vargas, que poco había jugado con la tricolor; un recio Alexander Mejía, consolidado en Atlético Nacional de la mano de Juan Carlos Osorio, y Faryd Mondragón, que en el ocaso de su carrera llegaba a ese Mundial más por un homenaje a su trayectoria que por su presente deportivo (se retiró al termino de la Copa).

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              Más del especial: El sueño europeo

                                                                                                                              Además, en el medio nacional se vivía en un ambiente turbio sin un norte claro. Equipos que otrora dominaran el rentado a base de una identidad clara, como el Atlético Nacional de Francisco Maturana con sus puros criollos o el América de Cali, equipo de las estrellas extranjeras de Ochoa Uribe, ya no gozaban de la regularidad que tuvieron. En casos como el de los escarlatas, el presente era completamente negativo, opuesto a las glorias del pasado, pues, sin la influencia directa de los dineros del narcotráfico, el equipo tocó fondo y cayó en la segunda división.

                                                                                                                              Pero la debacle se ocultaba tras un velo. Contagiados del entusiasmo del Mundial que jugó Colombia, aparecieron para la segunda mitad de la década procesos que dieron señas de que las buenas épocas estaban de regreso. Santa Fe, Nacional y Junior tomaron la bandera.

                                                                                                                              Santa Fe y su época dorada

                                                                                                                              Un buen ejemplo para explicar el Santa Fe de esos años es Camilo Vargas, hoy el mejor arquero del fútbol mexicano. El bogotano era producto de un Santa Fe que comenzaba a resucitar, que fue semifinalista de la Copa Libertadores en 2013 (cayó contra Olimpia del Paraguay) y un año atrás quedó campeón de liga, rompiendo una sequía de 37 años sin estrellas.

                                                                                                                              Read more!

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Un proceso que exigía dejar atrás el complejo de David contra Goliat y ponía a Santa Fe ―a su dirigencia, su plantel y su hinchada― en posición de reasumir la grandeza, poner la cabeza en alto y seguir peleando títulos. Con la puerta abierta, no podían quedarse en la entrada.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              En medio de ese cambio de chip, Gutiérrez dejó el equipo por las mismas épocas en que la selección de Colombia jugaba el Mundial en Brasil. En su lugar, llegó al mando un flaco narigón, de sonrisa amplia y más de diez años vagando por Sudamérica como técnico: Gustavo Costas.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Para remplazar a Costas, la dirigencia de Santa Fe fijó sus ojos en uno de los entrenadores más curtidos por ese entonces en Sudamérica: el uruguayo Gerardo Pelusso. Exseleccionador de Paraguay, campeón en ese país, Uruguay y Perú, Pelusso cumplía con el perfil que había dejado Costas, aunque su fútbol no siguiera la identidad del argentino.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Santa Fe (el Santa Fe de Pelusso) dejó de ser Omardependiente. El ‘10′ argentino entró en la curva descendente de su carrera y sumado a problemas físicos y lesiones, el protagonismo que había tenido su talento y su magia fue ocupado por una solidez defensiva y un alto interés por asegurar resultados.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Más del especial: Maturana y el baloncesto que se jugaba con los pies

                                                                                                                              La historia dice que supieron aguantar el cero, aunque los críticos digan que no arriesgaron tampoco, pero los goles no le hicieron falta para ganar su primer título internacional a Santa Fe.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Pelusso terminó renunciando por problemas con el ídolo del equipo, Omar Pérez, mientras que Gustavo Costas regresó para el segundo semestre del 2016 tras un fallido paso de Alexis García por el banquillo cardenal. Con el retorno del antiguo estratega, Santa Fe se consagró a nivel intercontinental en la Copa Suruga Bank, un compromiso adquirido por ganar la Sudamericana que lo enfrentó al Kashima Antlers japonés y fue la cúspide de un proceso que pasó por tres manos distintas y no solo le devolvió la senda de títulos a Santa Fe, sino que lo llevó a ser un equipo copero y candidato a cuanto torneo disputó. El inicio del oásis.

                                                                                                                              El Nacional de Rueda y Osorio

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              En el otro gran caso de éxito, la piedra angular de la gloria continental que consiguió Atlético Nacional en la década anterior la puso Juan Carlos Osorio en un ciclo de plena lucidez. Un periplo que, aunque terminó en 2015, con la marcha del risaraldense para dirigir al Sao Paulo de Brasil, encadenó entre enero de 2013 y junio de 2014 un tricampeonato de Liga que encumbró a Nacional como el más campeón del campeonato colombiano. Además de ganar también dos títulos de Copa Colombia, una Superliga y de llegar a una final de la Copa Sudamericana.

                                                                                                                              Macnelly Torres, Juan Pablo Ángel, Fernando Uribe, Jefferson Duque, Alexis Henríquez, Farid Díaz, Daniel Bocanegra, Edwin Cardona, Sherman Cárdenas y Franco Armani, entre otros, fueron piezas que, fiel al estilo de Osorio, rotaron entre sus planteles para convertir el estilo de Nacional en una supremacía total.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Cuando Osorio partió rumbo a Brasil, el músculo económico del equipo no titubeó en contratar a Reinaldo Rueda Rivera, un técnico que ya había sido mundialista con Ecuador y venía de hacer lo propio con Honduras.

                                                                                                                              También de “¿A qué jugamos?”: Las selecciones juveniles de Lara y el renacer del fútbol colombiano

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              La base llena de grandeza y experiencia que dejó Osorio fue tomada por Rueda, que compensó bajas con la consolidación de canteranos como Marlos Moreno, Felipe Aguilar y Dávinson Sánchez; y la llegada de figuras como Miguel Ángel Borja, Alejandro Guerra, Andrés Ibargüen y Yimmi Chará, entre otros.

                                                                                                                              Claro, no todos llegaron ni jugaron al tiempo, pero sí refrescaron un plantel que ya había conseguido todo lo que podía conseguir a nivel local y pedía a gritos la gloria continental. Gracias a un cuarto título de liga, ya con Rueda en 2015, Nacional enfrentó la Copa Libertadores 2016 en un pico de forma excepcional.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              No se pierda: La danza de las selecciones de Colombia de Maturana

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                                                                                                                              El Nacional de Rueda jugaba a la par con todos los equipos del continente. La rapidez y contundencia por los costados de Marlos Moreno y Orlando Berrío fueron piezas claves para desequilibrar cuanta defensa tuvieron por delante. Esto, sumado a un Miguel Borja tan enchufado como en pocos momentos en su carrera se le ha visto.

                                                                                                                              Además de Central, también descolgaron en el camino a Huracán y golearon en el marcador global a Sao Paulo por 4-1. No hubo freno. La revelación del torneo, el modesto Independiente del Valle, no pudo pasar del 1-1 en la ida y sucumbió 1-0 en la vuelta con gol de Miguel Borja a los ocho minutos del partido en Medellín.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Chapecoense, el modesto equipo brasileño que había tenido un torneo de ensueño sufrió un accidente aéreo llegando a Medellín donde falleció gran parte de su plantel. En un acto de plena humanidad, Nacional solicitó que, sin jugarse la final, el título fuera para los brasileños en homenaje y así fue. Pudo ser un doblete para el palmarés, pero la grandeza no solo está con lo que se consigue en la cancha. Con ese gesto, Nacional ganó tanto respeto como si hubiera ganado el título jugando.

                                                                                                                              ¿Toda la época fue un espejismo?

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Sumado a las tres finales de Sudamericana que se jugaron los colombianos durante la década, Junior, el mismo de donde brotó el mayor talento que tiene hoy Colombia, Luis Díaz, consiguió la cuarta final en 2018, perdiendo contra Atlético Paranaense desde el punto penalti.

                                                                                                                              El equipo barranquillero es el ejemplo claro del vaivén en el que quedó el balompié nacional después de la cumbre que pudo tocar entre 2014 y 2016. Con gran poderío económico, tal vez el único que puede tratar de competir a la hora de contratar jugadores frente a las chequeras que se manejan en el resto del continente, el cuadro Tiburón armó planteles sólidos que lograron títulos y llegaron a pelear a nivel continental, como ese 2018.

                                                                                                                              No ad for you

                                                                                                                              Sin embargo, el dinero no asegura el éxito. Los planteles eran efímeros y no consolidaban procesos que reflejaran estabilidad a más de un año.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Le recomendamos: Once Caldas: los peones tercos que llevaron a Manizales la gloria continental

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                                                                                                                              Ni siquiera Once Caldas, campeón de Copa Libertadores en 2004, consiguió establecer una supremacía duradera, al igual que Santa Fe con su Sudamericana y Nacional con su Libertadores. Y el oásis se reveló como un espejismo, que hoy en día devolvió al fútbol profesional colombiano a su realidad. El mismo momento en el que estuvo antes de ese Mundial de 2014.

                                                                                                                              Crisis. La globalización e inflación del fútbol mundial parecen dejar en el camino al rentado local. Y el mundo solo entra en contacto para llevarse talentos y devolver futbolistas veteranos que vienen a quemar sus últimos cartuchos. Mientras tanto, el balompié nacional cada día añora más sus días de gloria en los que, aunque no ganaba, por lo menos plantó cara en el ámbito internacional.

                                                                                                                              No ad for you

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                                                                                                                              Por Hugo Santiago Caro

                                                                                                                              Periodista y productor radial javeriano. Ganador del Premio Nacional de Periodismo del CPB 2021 a mejor tesis de grado. Ha escrito para El Tiempo y Bacánika. @HugoCaroJhcaro@elespectador.com

                                                                                                                              Ver todas las noticias
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