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Los “cracks” peruanos que dejaron huella en el FPC

Julio César Uribe, “el Emperador”, asegura que “en Colombia se amaña cualquiera, porque hay empatía. La gente es chévere, bacana y servicial. La idiosincrasia es similar a la nuestra y tenemos el mismo estilo de juego”.

Luis Guillermo Ordoñez
23 de enero de 2022 - 01:30 a. m.
Valeriano López, Miguel Loayza, Julio César Uribe y César Cueto, los mejores peruanos que han pasado por el fútbol colombiano.
Valeriano López, Miguel Loayza, Julio César Uribe y César Cueto, los mejores peruanos que han pasado por el fútbol colombiano.
Foto: El Espectador y Cortesía

Dentro de cinco días, en el estadio Metropolitano de Barranquilla, la selección de fútbol de Colombia se jugará buena parte del tiquete al Mundial de Catar 2022, cuando reciba a la de Perú. El equipo que dirige el técnico Reinaldo Rueda ocupa la cuarta posición en la tabla, con 17 puntos, los mismos que el combinado inca, que es quinto, y uno más que Chile y Uruguay, sus perseguidores. Bolivia es octava, con 15 unidades. Brasil (35) y Argentina (29) ya están clasificados. Y Ecuador (23) tiene el cupo en el bolsillo. Paraguay, matemáticamente vivo, necesita un milagro, mientras que Venezuela ya piensa en la Copa Mundo de 2026.

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Con ese panorama, a la tricolor solo le sirve ganar contra Perú, un país cuyo estilo futbolístico se parece mucho al colombiano. Tanto, que es en donde históricamente mejor se han desempeñado varias de sus grandes figuras, desde la época de El Dorado hasta nuestros días.

“El futbolista peruano es técnico y habilidoso, rápido física y mentalmente, de mucha calidad e inteligencia de juego”, explica César Cueto, uno de los grandes ídolos del balompié de ese país. “Y aunque ha mejorado mucho y cada vez es más profesional, la mentalidad sigue siendo su talón de Aquiles. Nos cuesta todavía equipararnos con argentinos, uruguayos y brasileños en actitud y jerarquía”, agrega.

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Sus palabras podrían aplicarse al pie de la letra a la mayoría de los jugadores colombianos. Tan parecidos somos, que hasta las historias mundialistas son similares. Perú ha ido cinco veces, Colombia seis. Y así como la tricolor tuvo su auge en los años 90, el de la bicolor fue en los 70, cuando su toque-toque animó los torneos que se disputaron en México y Argentina.

Además, el sello de los cracks peruanos ha aparecido siempre en las páginas de la historia del fútbol profesional colombiano. De hecho, el técnico del Santa Fe de 1948, el primer campeón, fue Carlos Carrillo Nalda, un exjugador de Ciclista Lima y Sport Boys, quien llegó para la segunda parte del campeonato y encadenó seis victorias en línea para darles a los cardenales el título con una fecha de anticipación.

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El primer contingente inca llegó al Deportivo Cali, un año después, cuando el industrial vallecaucano Carlos Sarmiento Lora gestionó la contratación del técnico Adelfo Magallanes, exitoso exjugador y entrenador del Alianza Lima.

Tras él, y atraídos por los buenos salarios que les ofrecían los dirigentes, llegaron Guillermo Barbadillo, Valeriano López y Máximo Vides Mosquera, los integrantes del famoso Rodillo Negro que, al lado de Luis Tigrillo Salazar y Manuel Drago, conformaron una histórica delantera peruana en el equipo que logró el subtítulo, detrás de Millonarios.

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Cuentan quienes lo vieron jugar que Valeriano López era un goleador de talla mundial, pero también muy amigo de la noche y la bohemia, lo que le causó muchos problemas. Se dio el lujo de rechazar una oferta de Santiago Bernabéu para ir al Real Madrid, cuando el dirigente español gestionó la ida de Alfredo Di Stéfano, quien jugaba en el ballet azul al lado de otro talento peruano, Ismael Soria.

América siguió el ejemplo del Cali y le apostó a la escuela inca. En 1950 trajo a Félix Castillo, Rigoberto Felandro, Gerardo Arce, Alfredo Cavero, Rafael Goyeneche, Gilberto Torres, Leonidas Mendoza y Carlos Gómez. En el segundo clásico de ese año, el 27 de agosto, doce futbolistas peruanos fueron titulares en la victoria 3-2 de los escarlatas.

Por esos años, Medellín alcanzó a tener catorce jugadores incas en su plantilla, que fue conocida como la danza del sol, entre ellos Juan Castillo, Enrique Perales, Félix Mina, Reinaldo Luna, Andrés Bedoya, René Rosasco, Agapito Perales, Luis Navarrete, Norberto Tito Drago, Constantino Perales, Segundo Castillo y Luis Caricho Guzmán.

Gorayeb y “el Mago” Loayza

Pero tal vez uno de los peruanos más recordados en el FPC es Miguel Loayza, figura del Cali campeón de 1969 y 1970. Fue traído por el presidente de la institución azucarera, Álex Gorayeb, quien había seguido sus pasos por Barcelona de España, Rosario Central, Huracán y Boca Juniors de Argentina.

“Era un excepcional dominador de pelota, inteligente, vivo, con gran panorama, hábil, capaz de desairar a la mejor defensa con sus fintas y gambetas”, recuerda el historiador Guillermo Ruiz Bonilla, para quien, “aunque discontinuo e indisciplinado, era un fuera de serie”.

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Después llegaron más estrellas. A finales de los años 70 los asistentes al estadio Atanasio Girardot se deleitaron con dos de los más grandes del balompié inca. Hugo el Cholo Sotil en el Medellín y César Cueto, el Poeta de la Zurda, en Atlético Nacional. El primero en el ocaso de su carrera, en la que pasó por el Barcelona. El segundo en su plenitud y acompañado por un goleador, Guillermo el Tanque La Rosa. Juntos fueron después a América, Pereira y Cúcuta.

Sin embargo, era el poderoso el que tenía mayor tradición peruana y un par de temporadas más tarde contrató a Jorge Olaechea, quien también pasó por el Cali; Franco Navarro y Eduardo Malásquez, protagonista de uno de los goles más recordados por los hinchas del rojo paisa: la malasqueña.

Fue el miércoles 14 de noviembre de 1984, en un partido ante Unión Magdalena. El artillero inca recibió un pase entre líneas de Pedro Juan Ibargüen, eludió al arquero y quedó sin ángulo para rematar. Luego gambeteó a un defensa y quedó nuevamente frente al guardameta, al que burló con un toque sutil al balón. Se quedó parado una fracción de segundo, que fue eterna para los 30.000 aficionados que estaban en el estadio. Finalmente, ya con varios zagueros debajo del arco, remató con la punta para anotar el gol más importante de su vida.

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En esos años también sonó mucho Roberto Musaraña Mosquera, nacido en Ibagué cuando su papá, Alfredo, jugaba en el Tolima. Estuvo en Cali, Once Caldas y Cúcuta antes de irse a la tierra de sus padres, en donde después fue entrenador.

En 1986 Júnior de Barranquilla dinamitó el mercado de pases con la contratación de Julio César Uribe, el mejor futbolista peruano de ese momento, quien venía del Cagliari de Italia.

“Yo debí quedarme en Europa, pero había una buena oferta de Universitario del Perú, que finalmente no se concretó y entonces llegó la del Júnior. Realmente Colombia siempre ha sido un mercado muy atractivo para el jugador peruano, por la idiosincrasia similar a la nuestra y el mismo estilo de juego. Se nos hace más fácil adaptarnos”, explica el Emperador, quien también jugó en América, Medellín y Envigado, antes de convertirse en entrenador.

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Recuerda con mucho cariño a nuestro país y cuenta la curiosa anécdota que le sucedió cuando debutó con Júnior, que todavía jugaba en el estadio Romelio Martínez: “Días antes me comí unas frutas de las que vendían por la calle y tuve mal de estómago. No entrené durante dos días. El médico me dijo que no jugara, pero le dije que ese partidito no me lo perdía. Estaba muy débil, pero tenía muchas ganas. Empatamos 2-2 con América e hice dos goles”. Lo que no cuenta por pena, pero admite entre risas, es que salió en hombros ese día, como pocos futbolistas en la historia.

Agrega que “en Colombia nosotros nos sentimos en casa. Hay empatía, basada en la humildad, el respeto, la alegría y la sencillez que nos caracteriza, aunque hay excepciones. El colombiano, como dicen ustedes, es chévere, bacano, servicial y allá se amaña cualquiera”.

En las últimas décadas han venido al país muchos menos futbolistas incas. La crisis general de los clubes colombianos impidió volver a traer figuras y para cualquier deportista de los países andinos los destinos cambiaron, ahora solo piensan en irse a Europa, Argentina o México, cuando menos.

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Sin embargo, han llegado jugadores que dejaron huella, como el delantero Johan Fano, quien marcó sesenta goles en su paso por Once Caldas, Atlético Nacional y Águilas Doradas, al que incluso dirigió.

Claro que no todos los futbolistas peruanos han triunfado; de hecho, muchos pasaron sin pena no gloria. Varios en El Dorado y otros recientemente. Además, no todos los clubes les han tenido confianza. A Santa Fe, por ejemplo, han llegado solo cuatro: Ramón Mifflin (en 1980), Juan Carlos Cabanillas y Juan Caballero (en 1986) y Pablo Zegarra (en 1992).

Hace apenas un par de temporadas, por Júnior pasó el defensa central Alberto Rodríguez, quien jugó seis partidos en el primer semestre de 2018. y Aldair Rodríguez hizo parte del plantel que logró la estrella quince del América, en 2020, aunque apenas disputó cuatro encuentros.

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Para la Liga que comenzó esta semana, una de las novedades es el volante creativo peruano Raziel García, quien llegó a reforzar al Tolima y ha sido parte del proceso de Ricardo Gareca en la selección inca, que el viernes enfrenta a Colombia.

Julio César Uribe, quien ha dirigido a su selección y ahora está dedicado a formar jugadores en su propio club, El Diamante, al lado de su hijo Edson, considera que “uno de los dos equipos se va a quedar fuera del Mundial, aunque no se atreve a decir cuál. Perú viene en ascenso, pero Colombia tiene una enorme potencia y la jerarquía de sus jugadores en algún momento saldrá a flote”. Ojalá, para nosotros, sea el próximo viernes.

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Rodrigo(16113)30 de enero de 2022 - 03:22 p. m.
Humberto Horacio Ballesteros argentino nacionalizado peruano jugo en Millonarias hacia 1975.
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