
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En los albores de los años sesenta, el fútbol colombiano atravesaba una etapa de consolidación. Habían pasado poco más de diez años desde el nacimiento del profesionalismo en 1948, y aunque el país ya había celebrado campeonatos memorables, la competencia aún tenía un aire de juventud. Los equipos se fortalecían, los hinchas empezaban a construir identidad, y el sueño de medirse con los grandes del continente apenas comenzaba a tomar forma.
En ese contexto, Independiente Santa Fe, el primer campeón del fútbol profesional colombiano, vivía un renacer. El equipo bogotano, que había sido protagonista en los primeros años del torneo, atravesó una década de altibajos antes de encontrar, en 1960, la fórmula de un equipo campeón. Lo que nació como una apuesta audaz, se convertiría en el punto de partida de una aventura histórica: la primera participación internacional de un club colombiano en la Copa de Campeones de América, el torneo que más tarde se conocería como la Copa Libertadores.
El regreso a la cima: Santa Fe campeón de 1960
El campeonato colombiano de 1960 fue el decimotercer torneo de la primera división del fútbol nacional. Por primera vez, los mismos doce equipos del año anterior repitieron participación. El formato era exigente, con cuatro vueltas, todos contra todos, dos de local y dos de visitante, para un total de 44 partidos.
Desde el arranque, Santa Fe mostró que estaba para grandes cosas. El torneo comenzó el 27 de marzo, y el equipo capitalino dio un golpe de autoridad al derrotar 6-3 al Deportes Tolima en El Campín. Aquella tarde, Alberto Perazzo marcó cuatro goles y encendió la ilusión de una hinchada que llevaba años esperando una nueva consagración.
El plantel que dirigía el argentino Julio Tócker había sido cuidadosamente armado. La dirigencia, encabezada por Jorge Ferro, viajó a Argentina en busca de refuerzos de jerarquía, y de ese viaje regresaron dos nombres que quedarían grabados en la historia del club: Osvaldo “El Viejo” Panzzuto y Alberto “Totogol” Perazzo.
A ellos se sumaron otros compatriotas como Ricardo Campana y Miguel Resnik, además de figuras locales como Hernando “Mono” Tovar, Carlos Aponte, Carlos Rodríguez, Héctor “Zipa” González y el arquero Leonardo Bevilacqua. El resultado fue un equipo con equilibrio, talento y una delantera de temer.
Durante buena parte del campeonato, Santa Fe se mantuvo invicto. Encadenó nueve fechas sin conocer la derrota, con un juego ofensivo y vistoso que llenaba los estadios. En mayo, el Expreso Rojo visitó a Deportivo Pereira y se impuso 5-2 con cuatro goles de Panzzuto. Pero no todo fue fiesta. El invicto cayó el 21 de agosto, cuando América de Cali se llevó el triunfo 2-1 de Bogotá en un partido reñido que dejó la sensación de que Santa Fe era el rival a vencer.
El equipo no se detuvo. Uno de los partidos más recordados de esa campaña fue el clásico capitalino del 21 de agosto, cuando Millonarios ganaba 2-0 y parecía tener el control. Sin embargo, Santa Fe dio una muestra de su carácter: remontó y ganó 3-2 con goles de Campana, Panzzuto y el “Zipa” González. La hinchada celebró aquel triunfo como una declaración de identidad: garra, rebeldía y orgullo rojo.
Otro momento épico llegó el 25 de septiembre. En Pereira, el equipo local ganaba 4-0 en apenas 24 minutos. Pero el Santa Fe de Tócker no conocía la rendición: en una reacción histórica, empató el partido 4-4, demostrando que su espíritu era tan poderoso como su fútbol.
El 11 de diciembre de 1960, el equipo se coronó campeón de manera anticipada. Una semana después, el 18 de diciembre, recibió el trofeo en El Campín tras vencer 2-0 al Medellín. El balance fue imponente: 44 partidos, 22 victorias, 17 empates, 5 derrotas, 95 goles a favor y 64 en contra, para un total de 61 puntos, seis más que el América de Cali. Santa Fe volvía a reinar en Colombia, y su delantera, liderada por Panzzuto y Perazzo, se consolidaba como una de las más temidas del continente.
Los artilleros del Expreso Rojo
La historia de aquella gesta no puede contarse sin detenerse en sus dos grandes figuras ofensivas: Osvaldo Panzzuto y Alberto Perazzo.
Panzzuto, apodado “El Viejo” por tener 30 años cuando llegó a Colombia, vivía el mejor momento de su carrera. Provenía de Sarmiento de Junín y fue fichado cuando muchos lo creían en el ocaso. En Bogotá, sin embargo, se transformó. Su instinto goleador, su fortaleza física y su liderazgo lo convirtieron en un referente inmediato. En 1960 marcó 30 goles en 38 partidos y fue pieza clave del título.
Perazzo, por su parte, fue un atacante de enorme talento. Veloz, potente, dueño de un gran cabezazo, debutó junto a Panzzuto y rápidamente se ganó el cariño de la afición. En 1960, al ocupar su posición natural como interior izquierdo, explotó todo su potencial. Sus 20 goles en la temporada consolidaron una dupla que definió la identidad ofensiva del club.
Junto a ellos, jugadores como el “Zipa” González y Ricardo Campana completaron una línea ofensiva que asombraba por su eficacia. No era casualidad que la prensa de la época hablara de “la delantera de oro” del fútbol colombiano.
El salto internacional: Santa Fe en la Copa de Campeones 1961
Como campeón de Colombia, Santa Fe se ganó el derecho de representar al país en la Copa de Campeones de América de 1961, el torneo que apenas celebraba su segunda edición. Participaron equipos de nueve países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay. Aquel año, Peñarol de Uruguay revalidó su título, pero la presencia de Santa Fe marcó un antes y un después para el fútbol colombiano.
El debut internacional del equipo bogotano fue ante Barcelona de Ecuador. En El Campín, Santa Fe impuso su jerarquía con un contundente 3-0, con doblete de Panzzuto y gol de Perazzo. En la vuelta, en Guayaquil, empataron 2-2, resultado suficiente para avanzar.
En los cuartos de final se midió con Jorge Wilstermann de Bolivia. El equipo cayó 3-2 en Cochabamba, empató en Bogotá, y la clasificación se definió por sorteo: la suerte sonrió al Expreso Rojo, que avanzó a semifinales. Era un logro histórico: Santa Fe se ubicaba entre los cuatro mejores equipos del continente en su primera participación internacional.
En semifinales, el rival fue Palmeiras de Brasil, un gigante de la época. En Bogotá, los cardenales empataron 2-2 en un partido intenso, con Panzzuto nuevamente en el marcador. Pero en la revancha, disputada en el estadio Pacaembú, el poder del fútbol brasileño se impuso 4-1. El sueño continental llegaba a su fin, pero Santa Fe se retiraba con la frente en alto y con la satisfacción de haber sido protagonista.
Además, Panzzuto se convirtió en el goleador del torneo con 4 tantos, un registro histórico que colocó a Santa Fe en el mapa del fútbol sudamericano.
El legado del primer viaje
La participación en la Copa de Campeones de 1961 fue mucho más que una anécdota. Representó el ingreso definitivo del fútbol colombiano al escenario continental. Santa Fe no solo fue pionero, sino que demostró que los equipos del país podían competir con los grandes del continente.
A su regreso, el equipo tuvo un 1962 irregular —terminó noveno—, pero su nombre ya había trascendido fronteras. Los hinchas recordaban con orgullo esa primera incursión internacional, en la que la camiseta albirroja se midió sin complejos ante campeones sudamericanos.
Para Santa Fe, aquel equipo de 1960-61 no fue solo un campeón: fue un símbolo. La unión entre argentinos y colombianos, el liderazgo de Tócker, la garra del “Zipa” y la puntería de Panzzuto y Perazzo marcaron una época dorada. Fue el nacimiento del Santa Fe internacional, del equipo que llevaría la bandera roja y blanca por América con orgullo y coraje.
Más de seis décadas después, los ecos de aquella primera aventura aún resuenan en El Campín. Fue el inicio de una historia que, con sus altibajos, forjó la identidad de uno de los clubes más tradicionales del continente. Esa misma vocación pionera volvió a aparecer.
El club que abrió el camino internacional para Colombia en 1961 fue también el que, en 2015, logró el primer título continental del país en la Copa Sudamericana. Entre ambos momentos hay décadas de cambios, generaciones distintas y contextos que poco se parecen, pero una idea se mantiene: Santa Fe siempre fue un equipo dispuesto a dar el paso antes que los demás. Del debut valiente en la vieja Copa de Campeones al grito de campeón en El Campín, el Expreso Rojo trazó una línea que une origen y presente y que explica por qué su nombre sigue siendo un punto de referencia en el fútbol colombiano.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador
