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La inocencia con la que los niños y niñas ven el mundo es un de las mayores envidias para cualquier adulto. La manera despreocupada de vivir la vida, la alegría de disfrutar hasta los más pequeños detalles y la esperanza de que van a ser felices hasta viejos. Estas cosas las transmitía a la perfección el pequeño Bradley Lowery, un hincha del Sunderland de Inglaterra que se dio a conocer en el mundo entero por la pasión por su club y su lucha contra el cáncer.
Bradley nació el 17 de mayo de 2011 en Blackhall Colliery, un pueblo en la costa del norte de Inglaterra. A los 18 meses de edad le detectaron neuroblastoma, un extraño tipo de cáncer. Alrededor de 100 niños en el Reino Unido sufren de esta enfermedad y su tasa de mortalidad es muy alta. Aún así, Bradley encontró en el fútbol una manera de olvidarse de la realidad y disfrutar como los otros niños.
El Sunderland conoció la historia de Bradley e intentó apoyarlo de todas las formas posibles. Incluso, el ídolo del pequeño, el delantero inglés Jermain Defoe, se entregó a la causa y se volvió un amigo muy cercano de Lowery. El jóven hincha se convirtió en una especia de mascota del equipo, todos los partidos en el Estadio de la Luz (la casa del Sunderland), él estaba presente, calentaba con los jugadores, lo saludaban los aficionados y salía de la mano de su amigo y mayor referente Defoe.
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Tras años de luchar contra el cáncer, parecía que Bradley había superado la prueba más difícil de su vida y había entrado en remisión. Lamentablemente en julio de 2016 recayó en su enfermedad y los doctores diagnosticaron un panorama muy oscuro para el pequeño.
Luego de la noticia, la comunidad del fútbol se unió para conseguir dinero para que Bradley Lowery pudiera viajar a Nueva York, Estados Unidos, y recibir un tratamiento con anticuerpos que le podría salvar la vida. Más de US. $900,000 fueron recolectados para que la lucha contra el neuroblastoma continuara, pero los médicos descubrieron que había empeorado y que era terminal.
Con el propósito que Bradley fuera feliz hasta el último minuto, el club de sus amores no se olvido de él. Antes de un partido frente al Chelsea en diciembre de 2016, estuvo en el campo nuevamente con sus ídolos, pero esta vez tuvo la posibilidad de hacer historia. Diego Costa, delantero español que militaba en el Chelsea, empezó a jugar a la pelota con él. Momentos después, le dijo a su compañero, el portero Asmir Begovic, que dejara que Bradley le patera un penalti. El pequeño marcó en el Estadio de la Luz, lo aplaudieron los aficionados presentes y la cadena inglesa, la BBC, reconoció ese gol como el gol del mes para diciembre.
El punto máximo llegó en marzo de 2017 cuando Bradley tuvo la oportunidad de su vida. Para el encuentro por las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018 entre Inglaterra y Lituania, Lowery tuvo la posibilidad de salir al campo de la mano de su héroe, Jermain Defoe. A los 17 minutos del primer tiempo, el delantero marcó un gol que le dedicó a su pequeño amigo.
El 7 de julio de ese mismo año, Bradley no aguantó más y murió. Las cosas que los niños esperan vivir a los 6 años, las tuvo que cambiar por una lucha sin tregua contra una terrible enfermedad. Hasta la actualidad, él es recordado por su sonrisa y su tremendo cariño hacía todas las personas que lo rodearon en su vida. Él mostró el lado más humano del fútbol.