Cuando Colombia fue campeón de América

En 2001, la selección dirigida por Francisco Maturana logró el único título en la historia del combinado de mayores. Algunos de los protagonistas recordaron lo hecho y hablaron del equipo que le ganó ayer 2-0 a Argentina y comenzó con pie derecho su participación en la Copa de Brasil 2019.

Sebastián Arenas / Luis Guillermo Montenegro
16 de junio de 2019 - 02:00 a. m.
Iván Ramiro Córdoba, capitán de la selección de Colombia en 2001, levantó el trofeo de la Copa América de ese año. / Archivo El Espectador
Iván Ramiro Córdoba, capitán de la selección de Colombia en 2001, levantó el trofeo de la Copa América de ese año. / Archivo El Espectador

Corría el minuto 19 del segundo tiempo en el estadio Nemesio Camacho El Campín. Colombia tenía acorralada a México en su campo. Freddy Grisales condujo una pelota y se la pasó a Giovanni Hernández, quien recibió de espaldas al arco y fue tumbado por un rival. Falta. En principio, la debía ejecutar Grisales. Al último instante se acercó Iván López, acomodó el balón con las manos que poco después tocarían el anhelado trofeo y dio tres pasos hacia atrás. Centro con el borde interno del botín derecho e Iván Ramiro Córdoba, el capitán, con el número dos en su camiseta, saltó y metió un cabezazo histórico que terminó con el balón adentro del arco sur del escenario bogotano. (Los recuerdos de Hernán Peláez de la Copa América)

“Freddy venía ejecutando las pelotas quietas. Él ya había tenido la posibilidad y teníamos que variar. Cogí el balón y cobré. Se cambió y, afortunadamente, eso sirvió para lo que se generó después: el gol, el título y el triunfo que merecíamos por lo que habíamos hecho. A Iván le llegó bien la pelota, pudo conectarla y hacer el gol que fue la felicidad, la nacionalidad”, le contó López a El Espectador mientras un brillo aguado se formaba en sus ojos porque estaba observando el césped en el que se desarrolló la gesta aquel 29 de julio de 2001, memorable. Las tribunas de El Campín, colmadas de almas pintadas de amarillo, festejaron y fueros felices. El único título, hasta ahora, en la historia de la selección de Colombia de mayores.

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En el estadio de la capital de la República, el exlateral derecho que brilló en Santa Fe, se reunió con otros exjugadores que integraron el plantel que dirigía Francisco Maturana. Con ellos recordó los momentos de las casi tres semanas que compartieron en el país. “Faltan algunos, pero es importante y muy rico volver a ver a compañeros y amigos que hace mucho no veía”. En su memoria transitan con nostalgia los sucesos de hace 18 años. Se encuentra alejado del deporte y ya no juega fútbol ni por diversión, lo cual extraña. “Anhelaría, al menos, un picado con los compañeros”. En sus constantes trayectos entre Bogotá y Cali, donde reside, está pendiente de lo que pasa con la actual selección de Colombia.

“Los partidos amistosos sirven para analizar el momento por el que atraviesan los jugadores y para que se tomen confianza, pese a que la exigencia no es al máximo. Seguimos creyendo en que vienen tiempos mejores porque los futbolistas de la selección tienen con qué hacer grandes cosas. Esperemos que puedan hacer una buena Copa América, un torneo corto en el que es vital ser equilibrado. Apoyo total para el cuerpo técnico y el nuevo proceso. Esperamos otro título para el país”, fue el mensaje de Iván López al combinado que comanda Carlos Queiroz.

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En el mencionado encuentro ante México, que será eterno en la memoria de los hinchas colombianos, Fabián Vargas también fue titular. Hoy en día no deja de recordar al campeón fallecido Elson Becerra (asesinado en 2006 en Cartagena mientras departía en una discoteca). Conversa con Eudalio Arriaga de las anécdotas vividas, de las risas, de las preocupaciones y de la consagración final. “Hablamos de lo que decía en ese momento Pacho (Maturana) sobre que el equipo cuando ganaba no se cambiaba, de Aristizábal cuando se ponía bravo porque no le tocaba jugar. Fueron muchos momentos, muchas cosas que rememoramos”, le dijo Vargas a este diario. (Imágenes satelitales de los estadios de la Copa América)

El exvolante de América de Cali y Boca Juniors, entre otros, el tercer colombiano que más títulos ha ganado en la historia (16), no se aleja del fútbol. Tiene canchas de fútbol 5 en Bogotá, en donde juega cuando puede, porque aún ama hacerlo. Es comentarista en radio y televisión y ve con positivismo el ciclo de Queiroz. “Me gustó lo que hizo con un mediocampo de muy buen pie, conformado por uno solo de marca y dos más arriba, con Muriel, Roger y Falcao en el ataque. No obstante, con selecciones más fuertes no se podrá jugar así, porque queda muy desprotegida la defensa y el centro de la cancha. A mí la línea de tres me gusta, pero veo a Matheus Uribe jugando ahí con Wílmar Barrios. Frente a otros equipos pondría, por lo menos, dos hombres que conozcan más la posición”, explicó Vargas, quien aseveró que los encuentros amistosos son útiles para que el entrenador vaya “plasmando dentro del terreno lo que quiere tácticamente”.

 

Otro protagonista del título de esa Copa fue el antioqueño Juan Carlos Ramírez, quien en los días previos al torneo era suplente, sin embargo, luego de un amistoso ante el Júnior de Barranquilla se terminó quedando con el puesto y a la postre fue uno de los jugadores con más minutos en cancha. Ramírez fue el volante centro encargado de recuperar y salir jugando, una especie de Leonel Álvarez en los noventa. “Jugaba en el Júnior y nuestro primer partido del torneo era en Barranquilla, así que tenía de alguna manera ventaja. Jugué ese amistoso y me gané un espacio en el equipo. Creo que lo que más hay que destacar es la unión del grupo gracias a un motivador y líder como Pacho Maturana. Nos convenció a todos que podíamos hacer historia”, dijo el ahora formador de jugadores en el Envigado.

La presión por la necesidad de darle alegrías a un país que vivía los días más duros de la guerra, con un proceso de paz fallido y una guerrilla envalentonada, fue dura. Pero fue la tranquilidad de Maturana la que sirvió para calmar los ánimos y llevar a los jugadores a pensar solo en fútbol. “El profe nos dio su confianza, nos pidió que jugáramos por nuestras familias y nuestros compatriotas. En cada partido sentíamos que de nosotros dependía darle alegrías al país y, afortunadamente después de todo, cumplimos con ese objetivo”, manifestó Ramírez.

Para él, repetir un título de América es una posibilidad con este equipo dirigido por Carlos Queiroz, porque “tiene una nómina muy completa. Junto a Brasil es una de las selecciones más poderosas y consolidadas. Creo que podemos soñar con volver a ganar algo. Queiroz heredó un buen proceso de Pékerman y tiene una base de experimentados que están listos para darnos una nueva alegría”, concluyó. (Prueba superada: Brasil goleó a Bolivia en su debut en la Copa América)

Y es que es imposible ilusionarse con una nueva consagración al mismo tiempo que se recuerda la primera. Esa que sentimos real cuando Iván Ramiro Córdoba alzó el trofeo, cuando después, entre lágrimas, solo pudo decir: “Este es el día más feliz de mi vida y quiero compartirlo con mi familia, con mi mujer, con mi hijita y con toda Colombia, que nos ha apoyado desde el principio”. Sus palabras fueron acompañadas por su pareja en la zaga central y más tarde también capitán del seleccionado nacional, Mario Alberto Yepes: “La Copa se organizó aquí con muchos problemas y la merecíamos”. El hombre encargado de cuidar el arco, Óscar Córdoba, quien ya había ganado dos Copas Libertadores y una Intercontinental con Boca Juniors, afirmó: “Esta es especial por haberla obtenido con mi país. Me siento más orgulloso y más contento”.

Ese día el sueño se cumplió. Y ahora, en la Copa América de Brasil, se vale soñar, otra vez. Colombia tiene una nómina con futbolistas que se destacan en el balompié internacional, con jerarquía y con experiencia en torneos de este nivel. Además, se vale soñar porque, como dijo el artífice de la celebración en 2001, Francisco Maturana, “en la vida lo más importante es tener sueños, sin miedo a que en algún momento se puedan hacer realidad”.

@SebasArenas10 - @luisguimonte

Por Sebastián Arenas / Luis Guillermo Montenegro

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