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El boom silencioso del deporte femenino: audiencias en alza y consumo disparado

El crecimiento del fútbol femenino revela un mercado donde las mujeres impulsan las decisiones de compra, elevan el retorno de inversión y transforman la relación entre marcas, audiencias y deporte.

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25 de noviembre de 2025 - 12:20 a. m.
El crecimiento del fútbol femenino revela un mercado donde las mujeres impulsan las decisiones de compra, elevan el retorno de inversión y transforman la relación entre marcas, audiencias y deporte.
El crecimiento del fútbol femenino revela un mercado donde las mujeres impulsan las decisiones de compra, elevan el retorno de inversión y transforman la relación entre marcas, audiencias y deporte.
Foto: The Womens Cup
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El fútbol femenino atraviesa un punto de quiebre que trasciende los resultados deportivos. En un ecosistema global que busca audiencias más jóvenes, consumidores más fieles y narrativas que conecten emocionalmente, las marcas empiezan a mirar hacia un territorio donde la lógica del mercado parece reconfigurarse: el deporte practicado y seguido por mujeres. Y no es casualidad. Las mujeres deciden el 75% de las compras del hogar, consumen más, son más leales a las marcas y, en el caso del fútbol femenino, exhiben un nivel de compromiso que multiplica por tres el retorno de inversión frente al fútbol masculino.

Las cifras trazan un mapa contundente. Los ingresos del deporte femenino de élite alcanzarán los 2.350 millones de dólares en 2025, con el fútbol como eje del crecimiento; y la base de aficionados podría crecer otro 38% de aquí a 2030, según proyecciones que lo ubicarían entre los cinco deportes más consumidos del planeta. Pero, pese a este impulso, el negocio opera todavía en una paradoja evidente: las audiencias ya están, el consumo también, pero la comercialización no va al mismo ritmo. En Estados Unidos, por ejemplo, la NWSL duplica en promedio las audiencias de la MLS, pero sus derechos de televisión —repartidos entre varios broadcasters— apenas llegan a 60 millones de dólares, muy lejos de los 250 millones anuales que recibe la MLS. El fútbol femenino, en otras palabras, rinde más pero factura menos.

Ese desajuste contrasta con la fuerza del consumo femenino. Un estudio global reciente, “The Collective Economy: Her Fandom, Her Buying Power”, revela que las mujeres controlan 31,8 billones de dólares del gasto mundial y representarán el 75% del gasto discrecional global para 2028. En el deporte, su impacto es aún más claro: el 95% de las aficionadas es decisora de compra en el hogar, y el 84% influye también en las compras deportivas, aunque una parte importante siente que las marcas no las comprenden del todo. Sin embargo, cuando un patrocinio consigue conectar con ellas, los resultados son contundentes: las seguidoras del fútbol femenino compran hasta tres veces más que los hombres y muestran una fidelidad tres veces mayor frente al patrocinio.

Este comportamiento se explica también por un interés deportivo que dejó de ser marginal. El 72% de las mujeres se declara fanática activa de algún deporte, y su relación con el fútbol femenino se sostiene en una combinación de identidad, representación y pertenencia. Allí se abre un terreno fértil para patrocinadores que buscan impacto medible: según Women’s Sport Trust, el 86% de las marcas que han invertido en deportes femeninos asegura que sus expectativas se cumplieron o superaron, mientras que las fans tienen 3,5 veces más probabilidad de comprar productos relacionados con sus equipos o atletas.

En ese escenario aparece The Women’s Cup (TWC) como un laboratorio a escala global. Más que un torneo, funciona como una plataforma de entretenimiento que une deporte, tecnología, moda y lifestyle bajo un mismo paraguas. Su fundador y CEO, John Paul Reynal, lo resume así: “Con The Women’s Cup buscamos construir una plataforma mundial que fomente el cambio de mentalidad: unir audiencias, marcas y contenido premium alrededor del fútbol femenino, con activaciones globales y modelos medibles de ROI”. La apuesta incluye torneos en distintas ciudades del mundo, experiencias inmersivas para fans y producciones audiovisuales de alta calidad que apuntan a elevar el estándar internacional.

La edición más reciente, celebrada en Milán, mostró cómo esta visión toma forma: encuentros de élite combinados con espacios de interacción, activaciones vinculadas a moda y estilo de vida, y un acuerdo estratégico con VIZIO WatchFree+ que permite transmitir los partidos en un canal exclusivo y gratuito para Estados Unidos. Este movimiento amplifica la exposición de los equipos y ofrece a los patrocinadores un inventario premium en un entorno que privilegia la accesibilidad. Además, un relevamiento de la propia TWC arrojó un dato revelador: los equipos latinoamericanos que participaron registraron el mayor nivel de engagement digital del torneo, con hinchas de Colombia, Chile y Brasil que interactúan entre dos y tres veces más que los de Estados Unidos o Europa.

Todo esto ocurre en un momento en el que el fútbol femenino se convierte también en una puerta de entrada a industrias que mueven cifras gigantescas, como la moda, la belleza o la cosmética. Su conexión natural con públicos jóvenes, diversos y altamente digitalizados lo convierte en un canal privilegiado para marcas como Zara o Sephora, que ya experimentan activaciones asociadas a este universo. A esta tendencia se suma un cambio en el liderazgo corporativo: el 33,5% de los cargos de alta dirección a nivel global ya está en manos de mujeres, lo que genera una narrativa alineada con los valores de diversidad e inclusión que nutren al deporte femenino.

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