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El llanto de Reinaldo Rueda tras la eliminación de Honduras y el fracaso del “Bolillo” en El Salvador

En esta ocasión, los entrenadores colombianos no lograron su objetivo de clasificar a la Copa del Mundo con las selecciones de la Concacaf.

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Fernando Camilo Garzón
19 de noviembre de 2025 - 03:16 p. m.
Reinaldo Rueda y su llanto en la conferencia de prensa posterior a la eliminación de Honduras.
Reinaldo Rueda y su llanto en la conferencia de prensa posterior a la eliminación de Honduras.
Foto: Vía X, FIFA
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El cierre de las eliminatorias de la Concacaf rumbo al Mundial 2026 dejó imágenes que condensan el peso emocional, deportivo y simbólico que carga cualquier entrenador en el área. Entre ellas, dos escenas que tuvieron impacto en Colombia: el llanto desconsolado de Reinaldo Rueda tras la eliminación de Honduras en San José y la conferencia más polémica del ciclo salvadoreño de Hernán Darío “Bolillo” Gómez. Dos técnicos colombianos que conocen la región, que la han dirigido, que la han sufrido y que hoy se van envueltos en la misma palabra: fracaso.

Honduras llegó a la última fecha con la obligación de ganar para, al menos, asegurar un lugar en el repechaje. No lo hizo. El 0-0 contra Costa Rica fue la sentencia definitiva para un proceso que, aunque tuvo momentos de orden, jamás logró sostener una identidad competitiva en los instantes clave. Rueda, un técnico con pasado exitoso en Centroamérica, quedó esta vez atrapado en la frustración de dos partidos sin victoria en el cierre, justo cuando la clasificación estaba en sus manos. Su equipo no marcó y no resistió la presión de una afición que creyó —por anticipado— que irían a su cuarto Mundial.

La rueda de prensa en San José se convirtió en un testimonio doloroso de la carga que arrastraba el entrenador. Apenas empezaron las preguntas, su voz se quebró. “Perdón, pero es un momento duro”, alcanzó a decir mientras le caían las lágrimas, una imagen que rápidamente se hizo viral. Era más que una reacción emotiva: era el reflejo de un proyecto que se había prometido terminar “por la puerta grande”, pero que terminó, como él mismo admitió, bajo la sombra de la desilusión. “Uno quisiera seguir, pero se te va la ilusión”, dijo con honestidad brutal. Señaló también que necesitaba “darle tiempo al tiempo”, casi anticipando que su continuidad no estaba garantizada.

Honduras quedó fuera de la Copa del Mundo y ni siquiera logró llegar a la repesca. Es el tercer ciclo consecutivo en el que los catrachos no alcanzan la meta mundialista, un golpe duro para una selección que vivió sus mejores momentos en la década pasada. Rueda lo reconoció sin eufemismos: “Quisimos celebrar antes de jugar”, dijo, en una frase que terminó retratando el estado emocional de una selección que se vio más cerca de lo que realmente estaba. Su autocrítica fue clara: “Quizás hicimos un buen trabajo, pero no fue suficiente. Hoy el fútbol nos ha dado una lección de humildad, los partidos hay que jugarlos antes de ganarlos”.

Mientras Honduras lloraba, en el otro extremo de la región El Salvador vivía otra noche amarga, también con un colombiano al mando. Hernán Darío “Bolillo” Gómez, que llegó con la misión de reconstruir una selección golpeada por las eliminatorias anteriores, cerró su participación con una goleada en contra: Panamá, en una actuación contundente, ganó 3-0 y certificó su clasificación al Mundial. La ‘Selecta’, sin opciones desde antes de ese duelo, volvió a quedar rezagada en el mapa regional.

Pero la polémica no se centró en lo futbolístico, sino en la conferencia de prensa. Gómez, visiblemente incómodo, decidió no responder preguntas relacionadas con la selección que dirige. En lugar de ello, felicitó efusivamente a Panamá —un país al que llevó a un Mundial en 2018— y se negó a hablar de su propio equipo. “Vine porque es obligación y vine para felicitar a los panameños… les deseo lo mejor”, dijo en un inicio que parecía cordial. Pero el giro llegó enseguida: “Excúsenme, pero no quiero hablar de la selección de El Salvador. Lo que voy a hablar de la selección es íntimamente… Discúlpenme los periodistas de El Salvador. Feliz noche, ni sé qué pensar”.

La reacción fue inmediata. Medios salvadoreños calificaron su postura como una “vergüenza” y como un gesto irrespetuoso hacia un país que esperaba explicaciones, no evasivas. Gómez, un entrenador de carácter fuerte, acostumbrado a la frontalidad, convirtió su última aparición en un símbolo de distancia entre técnico, jugadores, hinchada y prensa. Un ciclo que ya estaba desgastado terminó de romperse con unas palabras que parecieron reflejar resignación, cansancio y desconexión total.

El contraste entre ambas escenas —el llanto de Rueda y el silencio incómodo de Gómez— expone dos maneras distintas de afrontar la derrota, pero un mismo resultado: fracaso deportivo y cuestionamientos sobre su futuro. Para Rueda, el golpe es especialmente duro: su nombre ya venía marcado por las eliminaciones con Chile y Colombia rumbo a 2022, y esta caída con Honduras añade un tercer tropiezo mundialista consecutivo. En su caso, las lágrimas mostraron sentimiento, pero también la consciencia de que el fútbol no siempre perdona los procesos largos ni las intenciones tácticas si no se traducen en resultados.

Para el “Bolillo”, su salida deja una huella aún más polémica. No solo cayó con una selección que llevaba años buscando reconstruirse; además, su despedida rompió el puente de comunicación con un país que esperaba, al menos, un balance. Su gesto final no solo indignó a la prensa salvadoreña; también dejó abierta la pregunta sobre si su liderazgo seguía siendo viable en un camerino golpeado y en un entorno cargado de impaciencia.

La última jornada eliminatoria fue una fiesta continental para Curazao, Panamá y Haití, que celebraron su billete al Mundial. Pero en el lado contrario quedaron Rueda y Gómez, dos entrenadores que conocen el éxito, pero que esta vez quedaron expuestos ante la crudeza del resultado. Dos historias paralelas que no solo hablan de fútbol, sino del peso emocional y público que implica dirigir selecciones nacionales en momentos de crisis.

Ambos procesos parecen llegar a su final. Uno con lágrimas. El otro con silencio. Y los dos, unidos por la misma sentencia deportiva: no alcanzaron el Mundial.

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William Velasco velez(16260)20 de noviembre de 2025 - 12:53 a. m.
Es un técnico que no trasmite ni seguridad, ni espíritu deportivo ni compromisos tácticos y técnicos, por eso nunca más en la SELECCIÓN COLOMBIA
JOSEPATRO(ci8fp)19 de noviembre de 2025 - 05:10 p. m.
Reinaldo Rueda es un técnico muy malo, solo espero que dirija a Argentina, Alemania o España en la próxima eliminatoria, (las elimina muy fácilmente) así le abre la oportunidad a otros de ser campeones.
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