“Mull of Kintyre. Oh, mist rolling in from the sea. My desire is always to be here. Oh, mull of Kintyre (...)” cantaba cada alma presente en el Estadio City Ground, casa del Nottingham Forest, haciendo que grandes bocanadas de aire caliente salieran disparadas hacia el ambiente helado. El vaho entorpecía la visión, pero el sentimiento era sublime y general. La canción de Paul McCartney and Wings, viajaba a través del tiempo, desde 1978, la temporada en la que los Tricky Trees adoptaron la canción y ganaron su primera corona en la Primera División de Inglaterra.
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La increíble independencia de la voz de los hinchas ensordecía cualquier plegaria enemiga. Los jugadores del West Ham estaban pálidos y anonadados con el ruido, mientras que los jugadores del Forest sacaban pecho y levantaban la frente al cielo plomizo, enfrentando sus temores, reconfortados por el apoyo.
“Far have I traveled and much have I seen (...)” cantaba enfurecida la tribuna. A un lado del campo, en un rincón especial, reservado para casos únicos, Vera Hill se levantaba de su asiento, sorprendida por el estruendo. Vestía una bufanda perfectamente amarrada a su cuello y una chaqueta amarilla que la cubría del clima, con unos guantes negros y unas gafas cuadradas. Con su pelo absolutamente blanco, rozando el viento, que espolvoreaba pequeños copos de nieve vírgenes cuando las notas musicales de Mull of Kintyre le rozaba los risos.
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Ella se sabía la canción, conocía el ritmo, las palabras, las pausas, los gritos; pero no cantó. Su boca se mantuvo cerrada de principio a fin, contorsionada, intentando evitar la derrota del alma, completamente desnuda y expuesta por los recuerdos.
Hace 15 años que Vera canceló su membresía, la que le permitía ir a cada partido del Nottingham Forest, porque hace 15 años su visión empezó a empeorar. Sus ojos cansados y viejos dejaron de ver, y tuvo la obligaron a abandonar el estadio.
El partido del Nottingham Forest contra el West Ham el sábado fue importante. No solo porque el equipo local logró derrotar a los Hammers dos goles por cero, sino porque Vera Hill fue invitada de nuevo al hogar que jamás debió abandonar.
Los Tricky Trees acogieron a Vera dentro del campo, la abrazaron y la siguieron con cámaras, 15 años después. La fanática incansable tiene 92 años ahora, y añoraba poder escuchar la canción una última vez, sentada en las gradas, confundida entre la multitud, mezclada con la alegría de sus hermanos fanáticos. Si la canción durara un segundo más, Vera se habría derretido por completo de la emoción. Las lágrimas no lograron salir, pero fue notorio el esfuerzo que hizo para contenerlas. Se frotó las manos con ansiedad y sus ojos se tornaron diminutos.
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El Nottingham Forest venía de tres derrotas y un empate, así que esta victoria seguramente le subió el ánimo. Está momentáneamente alejado del descenso, por cuatro puntos que le saca al Everton y al Luton Town, que por ahora, por diferencia de goles, junto al Burnley y al Sheffield United, están condenados.
Sus próximos rivales por Premier League serán el Aston Villa del Dibu Martínez y el Liverpool de Jurgen Klopp, mientras que por FA Cup recibe al Manchester United, que viene imparable y decidido. Vera Hill estará viendo el partido desde su casa, pero su cara de emoción y sus esfuerzos por mantenerse de pie, quedarán para siempre grabados en la memoria de los fanáticos del fútbol mundial.
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