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Lo útil sobre lo bello. El juego fuerte, brusco, de pelear en el choque y de ir mermando al rival para darle una estocada en cualquier momento. Así son los clubes uruguayos, incluso su selección. Así fue Rampla Juniors, el equipo que complicó a Independiente Santa Fe durante 55 minuto, que enredó al cuadro cardenal y que por momentos lo desesperó. Sin embargo, en ese fútbol claustrofóbico apareció la genialidad y el talento de Carlos Henao con la pelota quieta, su pierna zurda y dos cobros de tiro libre perfectos que no solo le dieron la victoria al equipo colombiano por 2-0, sino el tiquete a los octavos de final de la Copa Suramericana.
El defensor de Turbo, Antioquia, fuerte en el juego aéreo, con potencia para rechazar la pelota, tomó el balón en el costado izquierdo y fusiló al portero Rodrigo Odriozola que poco pudo hacer para contener un remate perfecto que se clavó en el ángulo izquierdo de la portería norte del estadio El Campín. Lanzamiento perfecto, celebración a rabiar y agradecimiento al cielo por el don de hacer lo correcto en el momento indicado, por desenredar lo que parecía una maraña para los dirigidos por Guillermo Sanguinetti.
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Y gracias a Henao, el defensor que también sabe pegarle al balón, Santa Fe cortó una racha de 235 minutos sin anotar, y él volvió a hacerlo luego de un año, pues la última vez que celebró fue el 1 de mayo de 2017. Y con el resultado en contra, el visitante tuvo que cambiar su planteamiento y salir a buscar el empate sin contar con las herramientas, y por eso quedó expuesto al contragolpe del local y en una de esas acciones perdió a uno de los suyos cuando Gonzalo Rizzo vio la segunda amarilla y tuvo que dejar el terreno de juego.
Santa Fe solo pudo tener un hombre más durante poco tiempo, pues Wilson Morelo vio la roja directa cuatro minutos después de que el uruguayo fue expulsado. Y las cosas se emparejaron de nuevo y Rampla Juniors volvió a su estrategia: pelotazos largos, cambios de frente y remates desde fuera del área. De hecho, los ocho mil espectadores que llegaron hasta el escenario deportivo contuvieron la respiración en unas cuantas ocasiones debido a la cercanía de la igualdad.
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Pero el empate nunca llegó, Sanguinetti copó la mitad de la cancha y de a poco el juego se fue enfriando. Y cuando todo parecía terminado, apareció de nuevo otra falta a favor de Santa Fe y otra vez Carlos Henao, ya no con potencia sino con efecto, con delicadeza para sentenciar la historia. El futbolista de 29 años aprovechó una barrera mal ubicada y mandó el balón a media altura para que se escondiera ya no en el ángulo sino abajo, cerca al palo, imposible de nuevo para el arquero Odriozola.
Las oportunidades, como debe ser, las generaron los de arriba (gran partido de Anderson Plata), pero los goles llegaron desde atrás, de un hombre que tiene como principal misión defender y que cuenta con el talento de la pelota quieta, algo que puede sacar de apuros a cualquier equipo cuando enfrenta a otro tan cerrado como habitualmente son los uruguayos.