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Historia escrita a zancadas

Con las recientes hazañas de Luis Fernando López y Caterine Ibargüen, terceros en el Mundial de Corea, Colombia sueña con nuevas medallas olímpicas en Londres 2012. Homenaje a sus antecesores en ocho décadas de historia.

Ricardo Ávila Palacios
03 de septiembre de 2011 - 08:00 p. m.

El coronel estadounidense Henry Round Lemly fue, sin querer, el pionero de la prehistoria del atletismo colombiano. Corría el año 1891 y Colombia estaba sumida en las guerras civiles. Sin embargo, pese al conflicto bélico, este militar tuvo tiempo para organizar las primeras competencias, quizá, como ocurrió en la antigua Grecia, para mantener a sus guerreros en forma física ideal.

El Correo Nacional informó sobre una revista militar efectuada el 19 de mayo de ese año con motivo de una visita que el ministro de Guerra, general Ikegario Rivera, hiciera a la Escuela Militar. Un aparte del texto dice: “…la compañía de cadetes, que ya tiene unas 60 plazas, hizo el manejo del arma, algunas maniobras de marcha, y ejercicios de tiradores, a señales de pito, nuevo sistema que ha introducido el coronel Lemly. Después hubo carreras y saltos, en los cuales se distinguen los cadetes Uscátegui, Quijano y Velasco. El cadete Julio Uscátegui, en tres saltos seguidos, brincó 9 metros 85 centímetros…”.

En los años veinte comenzó a desarrollarse el atletismo colombiano. En 1922 arribaron al país los instructores Plinio Pessina, suizo, y los alemanes Herman Ermet y Hans Huber, quienes organizaron los juegos nacionales de Bogotá, en 1926, y Cali, en el 28.

Perry y el estreno olímpico

El boyacense Jorge Perry Villate se convirtió, a sus 22 años, en precursor olímpico del deporte colombiano al representar a nuestro país en las Olimpiadas de Los Ángeles, EE.UU., en 1932.

Como aún no existía el Comité Olímpico Colombiano (fue creado en 1936), Perry solicitó al Comité Internacional, responsable de la olimpiada, ser nuestro único representante. La respuesta fue afirmativa y Colombia hizo su estreno olímpico el 30 de julio de 1932 en el estadio de Los Ángeles, donde Perry abandonó la prueba por un desmayo, a los diez primeros kilómetros del maratón.

Cuatro años después, en Berlín (Alemania), el atletismo volvió a ser el único deporte presente por Colombia en una olimpiada. Esta vez participaron Pedro E. Torres, José Domingo Sánchez, Campo E. Gutiérrez, Hernando Navarrete, Hugo Acosta (una lesión le impidió actuar) y el saltador Pedro del Vecchio (tampoco compitió). Ninguno superó las series eliminatorias.

Evocando a Dorando Pietri

Nacido para el atletismo en 1935, el panadero bogotano Jorge Nova siempre se caracterizó por su rebeldía, que lo llevó a enfrentarse a la dirigencia deportiva. Y fue uno de esos choques el que marcó su destino fatal. Campeón nacional en 1935 y 1936 en los 5.000 y 10.000 metros planos, su nombre retumbó en América Latina durante los Juegos Centroamericanos de Panamá 1938, donde se convirtió en símbolo de las justas al caer derrotado en los 10.000 metros ante dos mexicanos descalzos que lo marcaron metro a metro mientras los otros rivales quedaban rezagados.

En su lucha solitaria Nova se reventó y a 100 metros de la meta cayó doblado sobre la pista. En un supremo esfuerzo se levantó para caer de nuevo. Otro esfuerzo y nueva caída. Trastabillando, casi inconsciente, pisó la raya de sentencia, donde se desvaneció. 20.000 espectadores lo ovacionaron. Enseguida sonó el himno de Colombia y Nova —sin su título— evocó lo que tres décadas atrás en el maratón de los Olímpicos de Londres sucedió con el italiano Dorando Pietri, quien antes de llegar a meta se desmayó cinco veces.

Muerte en el kilómetro 47

Nova quedó marginado de los II Juegos Bolivarianos de Lima. Su nombre fue borrado con una raya negra. “Un cobrizo que se queda”, dijo algún dirigente, y todos rieron. Nova, rebelde, afirmó: “No me llevan en la delegación, pero no importa, iré a Lima por mi cuenta”.

Con sus escasos ahorros compró un tiquete de bus para emprender su viaje en varias escalas rumbo a Lima, pero “en el kilómetro 47 de la vía que conduce a Ipiales, Nova —que viajaba en un bus de pasajeros— tuvo un momento de descuido. Sacó la cabeza del vehículo en el mismo instante en que cruzaba en sentido contrario un camión perteneciente a las Rentas de Nariño. Un golpe seco sacó a los pasajeros de su sopor. Nova, sangrando y desfigurado, cayó inconsciente al fondo del bus. Ocho horas después del accidente el campeón bolivariano murió en el hospital de Túquerres, el 27 de diciembre”, relató por entonces la revista Semana.

Triunfos resonantes

Pasando de las dolorosas a las gozosas, y si hablamos sólo de Juegos Centroamericanos y Panamericanos, el caleño Jaime Aparicio es uno de los más ganadores. Obtuvo para Colombia el primer triunfo internacional de envergadura al ganar los 400 metros vallas (53,4 segundos), única presea de oro para el país en los I Juegos Panamericanos de Buenos Aires, Argentina, en 1951. También dominó en esa distancia los Centroamericanos de Guatemala 1950 y México-54.

El antioqueño Álvaro Mejía también marcó época: en 1966 fue el primer atleta tricampeón en una misma edición de los Centroamericanos (los de Puerto Rico): ganó los 1.500, 5.000 y 10.000 metros. Allí mismo, Flor Umaña sumó la primera medalla femenina de Colombia: plata en lanzamiento del disco (37,39 metros).

En 1973 Camilo Zúñiga triunfó en 400 vallas y Domingo Tibaduiza venció en 5.000 metros de los Centroamericanos de República Dominicana. En octubre del 75, Tibaduiza se consagró en los VII Juegos Panamericanos, en esa misma distancia, con 14,05 minutos.

Los últimos 30 años

El primer logro en torneos orbitales fue escrito con las piernas de Tibaduiza en la Copa Mundo del Maratón de Montreal 1981, donde fue subcampeón. Víctor Mora terminó cuarto.

Ese año, otro que despuntó fue Silvio Salazar, oro con nuevo registro centroamericano en los 10.000 metros (29,47 minutos).

El marchista Héctor Moreno fue el mejor atleta colombiano en 1982, gracias a sus triunfos en la Semana Internacional de México, los Centroamericanos y los Panamericanos, donde no tuvo rival en los 10.000 metros pista.

Dos meses después de conseguir un brillante noveno puesto en los Olímpicos de Los Ángeles 84, el andarín boyacense Querubín Moreno conquistó el oro en los 20 km marcha de la I Copa Panamericana de Caminata, celebrada en Bucaramanga.

Él mismo consiguió en abril de 1985 el primer triunfo de la caminata colombiana en Europa: ganó los 20 km del XVII Gran Premio Internacional de Marcha en Barcelona, España, y con tiempo de 1h.22:11 venció por 15 segundos al noruego Berlín Andersen.

El 5 de agosto de 1992, a las 3 de la tarde, una gesta partió en dos la historia: el noveno lugar olímpico de Querubín fue superado por la antioqueña Ximena Restrepo, bronce en los 400 metros planos de los Olímpicos de Barcelona-92. Su tiempo: 49,64 segundos.

Triunfos en pruebas callejeras

Atrás, muy atrás, quedó la época dorada, esa en la que nuestros atletas nos emocionaban cada vez que ganaban la tradicional carrera de San Silvestre o maratones de prestigio.

La San Silvestre, prueba que se corre por las calles de São Paulo, en Brasil, y que tradicionalmente cierra el calendario atlético en esta parte del hemisferio, fue ganada por primera vez para Colombia por Álvaro Mejía en 1966. Víctor Mora es el mejor de los nuestros en esa carrera, por sus títulos en 1972, 73, 75 y 81, mientras Domingo Tibaduiza subió a lo más alto del podio en 1977.

En maratones, Mejía —catalogado por la prensa extranjera como el mejor fondista del planeta en 1966— se dio el lujo de ser el segundo latinoamericano en ganar la Maratón de Boston, el 18 de abril de 1971, con tiempo de 2h.18:45. Desde entonces, ningún atleta de la región volvio a ganarla. En 1989, con registro de 2h.11:54, Pedro Elías Ortiz venció en la Maratón de Los Ángeles. Después vino el dominio mundial de los africanos en esta distancia.

Tibaduiza: 33 años con dos marcas vigentes

Han pasado 33 años y aún el boyacense Domingo Tibaduiza Reyes ostenta dos marcas nacionales, en los 5.000 (13 minutos 29 segundos) y 10.000 metros (27.53:02), logradas en agosto y junio de 1978 en Europa, por un corredor que se consagró gracias a su vocación, esfuerzo y, especialmente, por el constante roce internacional que le permitió codearse en las pistas con los mejores atletas del mundo.

Muy bien por Tiba, dirán unos, pero preocupante para el atletismo colombiano que ninguno de sus sucesores lo haya superado.

En el mundo, el récord más longevo de la historia está en poder del lanzador de disco alemán Jurgen Schult, con 74,08 metros desde el 6 de junio de 1986. Es decir, una vigencia de 25 años y 89 días, al 4 de septiembre de este año.

En pista cubierta, el estadounidense Carl Lewis tiene el récord absoluto de longevidad. El 27 de enero de 1984, dos años antes de la plusmarca de Schult, saltó 8,79 metros y su registro perdura todavía en las listas.

Por Ricardo Ávila Palacios

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