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Angie Nicoll Mejía sueña para correr y corre para soñar. Tiene 16 años, pero habla con la serenidad de quien ya entendió que los sueños no se viven dormidos, sino despiertos, con los pies firmes sobre la pista. Es cartagenera, de la Liga de Bolívar, y en menos de un año en el paratletismo colombiano se convirtió en una de sus grandes revelaciones.
En el Campeonato Mundial de Para Atletismo de Nueva Delhi 2025, su debut en una cita global, conquistó tres medallas en la categoría T38: oro en los 100 metros, plata en salto largo y plata en 200 metros. Tres preseas que no solo confirmaron su talento, sino que marcaron el inicio de una historia que parece recién abrirse. “Jamás pensé lograr tantos logros a tan corto plazo. Estoy muy orgullosa de mi desempeño. Llevar esta bandera de Colombia es un orgullo inmenso”, aseguró.
Cuando recuerda el momento en que cruzó la meta para convertirse en campeona mundial, se emociona: “Fue algo inexplicable, lleno de emoción, ilusión y magia. Quería llorar, pero no podía de la desesperación de no entender lo que pasaba”. Esa mezcla de sorpresa y alegría define bien a Angie: corre rápido, pero vive en tranquilidad.
La campeona que no quería correr
Su historia empezó casi por insistencia. Primero, la de su papá. “Él veía que yo podía ser una buena deportista, y al principio no quería, pero insistió y me entrenó por muchos años. Me enseñó la mayoría de las cosas que sé”, mencionó. Luego apareció el profesor Kendrick Sanmiguel, quien terminó de convencerla de probar suerte en el paratletismo. “Yo no quería, pero él insistía e insistía, y gracias a él estoy aquí cumpliendo uno de mis sueños”.
Angie compite en la categoría T38, en la cual se desempeñan los atletas con un movimiento y coordinación ligeramente limitados de la parte inferior del torso y de las piernas, y de un lado del cuerpo o de todo el cuerpo.
Para ella, nunca fue un problema. De hecho, ella competía en el atletistimo convencional y ganaba. “Cuando descubrí el paratletismo entendí que es algo muy hermoso, que tiene muchas cosas divinas por mostrar”.
Aprendizaje y humildad en la velocidad
En Nueva Delhi compartió pista con figuras como Karen Palomeque, una de las atletas más emblemáticas del país. Angie no olvida ese encuentro. “Karen es una persona muy hermosa, con un gran corazón. Me dio muchos consejos que nunca voy a olvidar. Ganarle fue muy inesperado, confiaba en mis capacidades, pero no tanto”, dijo entre risas.
Sus palabras revelan una mezcla de inocencia y madurez. Habla desde la gratitud y entiende que el camino apenas comienza; que la velocidad no solo se mide en segundos, sino en aprendizaje. “Fue un campeonato lleno de experiencias. Aprendí lo que significa llevar la bandera de Colombia a otro nivel”, contó.
Fe, sueños y futuro
Cuando habla de sus sueños, a Angie se le iluminan los ojos. “Los sueños sí se cumplen con la ayuda de Dios y confiando en nuestras capacidades”, aseguró.
Ahora se prepara, con la misma ilusión que la llevó al Mundial, para los Juegos Parapanamericanos, que arrancan este viernes en Chile. “Antes de las carreras, hablo conmigo misma, sobre la confianza que tengo en mis capacidades, y también en lo bueno que son los demás competidores. Jamás se puede subestimar a nadie”.
Su meta inmediata es clara: representar de la mejor manera a Colombia y dejar la bandera en alto. Pero cuando le preguntan por el futuro, su ojos brillan con un sueño que es cuestión de tiempo: “Los Ángeles 2028. Los Juegos Paralímpicos. Ese es mi mayor sueño”.
Angie Nicoll Mejía corre porque ama hacerlo, pero también porque aprendió que cada paso puede inspirar. A los niños que la ven competir les deja un mensaje sencillo y poderoso: “Jamás se rindan. Los sueños sí se cumplen, por más difíciles que parezcan”.
Deportista del Año
Angie Nicoll Mejía es una de las nominadas en la ceremonia del Deportista del Año de El Espectador y Movistar, que se realizará el lunes 1.º de diciembre en el edificio de la UCompensar, en Bogotá. Esta casa editorial premiará a los mejores atletas de la temporada, como lo ha hecho ininterrumpidamente desde 1960, en la ceremonia más prestigiosa y tradicional del deporte colombiano.
Se homenajeará a los deportistas más destacados en las categorías Mayores, Juvenil y Paralímpica, así como a los mejores entrenadores y dirigentes. Por primera vez se entregará la categoría “Gamer”, y también se concederá el premio al Juego Limpio Guillermo Cano, de especial significado para El Espectador.
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