La metamorfosis de Caterine Ibargüen en el salto largo

Ubaldo Duany celebra con Caterine el título de la Copa Continental, en República Checa. / EFE

Foto: EFE - MARTIN DIVISEK

Con el paso de los años la figura de Caterine Ibargüen se va consolidado. Los éxitos de esta colombiana de 34 años, que vive siempre sonriente, cada vez son más notables. En 2018 estuvo maravillosa, imponente e inmensa. Los adjetivos para describir su temporada se quedan cortos: terminó invicta en las ocho presentaciones que tuvo de salto triple, competencia en la que se coronó campeona de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, la Liga Diamante y la Copa Continental.

Además, este año sumó a su repertorio la modalidad de salto de longitud, en la que también se ubicó en lo más alto del podio en esos tres eventos. Esta era una rama del atletismo que Ibargüen ya había trabajado con su entrenador, Ubaldo Duany. Tanto así, que estaba inscrita para competir en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero desafortunadamente por una molestia en el tendón de la corva la retiraron de la prueba. “Por esa razón ese trabajo que se venía haciendo lo dejé engavetado”, dijo el cubano en entrevista con El Espectador.

Duany intentó retomar los entrenamientos en salto largo nuevamente, pero encontró algunas dificultades que no le permitieron continuar. Sin embargo, para esta temporada se volvió a tocar el tema por la necesidad que tenía Colombia de sumar medallas doradas por ser sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe. “En nuestra pretemporada le propuse participar en ambas ramas, ella estuvo de acuerdo y comenzamos ese trabajo, sin dejar de lado nuestro objetivo fundamental, que es el del salto triple”.

Así que comenzaron a preparar la mecánica en el salto de longitud, lo que les funcionó a la perfección. En el inicio de la temporada buscaron algunas competencias que les permitieran prepararse para llegar en buen nivel a los Centroamericanos. “Conseguimos una en Francia (Marsella) y otra en la Liga Diamante (Lausana) antes de llegar al evento. Una vez obtuvimos el título en Barranquilla, decidimos terminar la temporada en las dos pruebas, teniendo en cuenta los buenos resultados”.

Duany reconoce que existen muchas alternativas para mejorar en el salto largo, pero tiene claro que no puede sobrecargar a Caterine: tiene 34 años y solo la modalidad de salto triple les exige mucho a sus rodillas. “El salto de longitud es más intensivo a estas alturas y estos la golpean más que los de impacto (salto triple), nos hemos venido preparando bien para este tipo de entrenamiento, pero cuando se comienza a trabajar con intensidad lo siente en el tren inferior”, resaltó.

Son dos pruebas diferentes. La única ventaja que tienen es que el salto triple requiere el salto de longitud, por lo que hay que trabajar sí o sí algunos de sus componentes. Las dificultades están en combinar esos entrenamientos de manera que el salto largo no influya negativamente sobre el salto triple. “Ese trabajo realizado dio resultado. Tratamos de no hacer muchas competencias, sin embargo, al final ya era casi obligatorio estar en la Liga Diamante y en la Copa Continental”, afirmó Duany.

El entrenamiento arduo fue clave para el éxito de Caterine Ibargüen en las dos modalidades, que hoy por hoy la coronaron como la Atleta del Año de la IAAF y ayer como Deportista del Año de El Espectador y Movistar. La ambición de la antioqueña no tiene límites y con su elegancia y su sonrisa se va ganando un puesto en el corazón de los colombianos y en el Olimpo del deporte nacional.