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“Colombia es amor, es pasión”. En el imaginario de todos los deportistas nacionales se repite esa frase como si fuera un grito de batalla. Y no es para menos, la llevan con orgullo y hacen que luzca a lo largo y ancho del planeta con fuerza. Hasta José Néstor Pékerman, el técnico argentino que dirige a la selección de Colombia, ha hecho eco de ese mensaje. “Viva Colombia”, gritó con euforia después de que el combinado nacional eliminó a Uruguay y logró el tiquete a los cuartos de final del Mundial de Brasil 2014.
Así hace cada hombre y mujer que a diario deja el nombre del país en lo más alto. Cada esfuerzo, paso, pedalazo, brazada o golpe es su manera de aportar su granito de arena para que el país sea reconocido internacionalmente. “Es mi patria, es todo lo que soy: mi familia, mi cultura, mis raíces, mi barrio. Cada vez que tengo la oportunidad de representarla es un momento especial, que significa mostrar de lo que está hecha la gente y lo que me han enseñado. Por eso dejo mi ser en cada competencia”, dice el pesista Francisco Mosquera, campeón mundial en la categoría de los 62 kilogramos.
La celebración de cada triunfo, de cada título, siempre es con la tricolor en los hombros, y cuando se entona el himno nacional muchas gargantas se llenan de nudos, varios de ellos se desatan con dificultad, otros posteriormente se convierten en lágrimas en el momento en que se escucha su melodía. Así lo demostraron Mariana Pajón y Óscar Figueroa cuando se colgaron el oro en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 y también se siente cuando la selección juega en diferentes partes del mundo.
Y es que los eventos deportivos hacen que toda la gente se una. Como lo remarcó el eslogan del bus en el que se transportó el combinado nacional en el Mundial de Rusia 2018, el país se convierte en “un sueño, tres colores y 50 millones de corazones”. Todos vibran bajo una sola ilusión y todos los deportistas lo saben, por eso se preparan con responsabilidad, para ser competitivos en todo el mundo. Desde los más desconocidos hasta los que se roban casi a diario los titulares de los medios de comunicación.
“Llevar el nombre de mi país por el mundo es mi más grande orgullo y asumo este privilegio con gran responsabilidad, siendo consciente de que por medio de mi deporte tengo la oportunidad de exponer las cualidades de un colombiano”, afirma la nadadora caleña Isabella Arcila. A sus pensamientos se unen los de su coterráneo, el piloto Óscar Tunjo: “Representar a mi país es darles una vitrina en el exterior en los campeonatos de automovilismo, mostrar la berraquera que nos caracteriza y las ganas de salir adelante sin importar los obstáculos”.
Asimismo, campeones y medallistas mundiales con emoción, efusividad y entusiasmo resaltan su orgullo por representar a Colombia en diferentes lugares. “Amar a Colombia es poder representarla en el mundo entero y que se den cuenta de lo que realmente somos, nuestra gente, nuestros paisajes, nuestros lugares. Lo que hemos sido capaces de lograr, lo que hemos superado como país, lo que nos falta por superar. Las cosas buenas y las que no lo son tanto. Saber que unidos y respetando a los demás se pueden lograr varias cosas. Amar a Colombia es simplemente darle alegrías, poder entonar su himno en diferentes partes, que en cada rincón del planeta sepan cuál es nuestro himno”, destaca Mariana Pajón. De igual manera, el marchista Éider Arévalo elogia esta función: “Somos la cara de todo lo bueno de este territorio lleno de riqueza natural y humana, de gente berraca y echada para adelante”.
Colombia, un país de alegrías inmensas y de tristezas profundas. De diversidad étnica y cultural, que a pesar de sus heridas aprendió a levantarse desde los escombros para sacar gente con grandes cualidades y habilidades en el campo deportivo, y que día a día va dejando en alto su nombre. Por eso y muchas cosas más, ellos repiten con orgullo durante cada competencia en la que participan que “Colombia es amor, es pasión”.