Se cumplen ocho años de la hazaña de Andy Murray con Gran Bretaña en Copa Davis

Andy Murray celebra el título de la Copa Davis 2015 tras vencer al belga David Goffin.

Foto: AFP

Las personas dejaron de incluir a Andy Murray en el pequeño y exclusivo grupo conformado por Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal. Separaron al británico, lo apartaron, como si su talento y sus batallas no hubieran significado más que pequeños sobresaltos en las carreras de los que conforman el Big Three.

Como si su defensa férrea, su sudor y sus gritos no significaran nada, como si su humilde forma de perder y su modestia no hubiesen aportado nada a la estructuración de la leyenda de Federer, o a la pétrea historia de Djokovic, o como si sus duelos contra Nadal no hubiesen dignificado un poco más la fortaleza mental del español.

Las personas empezaron a olvidar que antes existió el big four. Olvidaron que Andy derrotó, hace exactamente 8 años, a Bélgica, para darle a Gran Bretaña su décima Davis Cup, tras 79 años de promesas vacías y participaciones mediocres. Olvidaron que logró ganar Wimbledon luego de 77 años en que ningún jugador británico se hiciera con el título; y olvidaron que lo hizo contra Novak Djokovic en sets corridos.

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Match point. David Goffin estaba sirviendo. Andy respondía a cada embestida con gracilidad y resiliencia; pero el punto empezaba a tornarse inconexo y líquido. El escocés insistió varias veces por el revés de Goffin, que respondía con firmeza y tenacidad, mientras la desesperación se apoderaba de ambos equipos.

El peloteo se volvió insoportable, y el mutismo del estadio daba al punto un aura de invencibilidad y longevidad imposibles de digerir; y las piernas, y los antebrazos de ambos jugadores temblaban. Algunas risas nerviosas se escondían en las gradas y solo los gritos de Andy rompían el ecosistema del partido.

El eventual campeón dejó una pelota corta, Goffin arremetió con una derecha diabólica al punto más alejado de la cancha, sobre la derecha de Murray, que corrió por inercia y obstinación, ningún otro jugador habría alcanzado aquella pelota. La respondió con indiferencia e incomodidad, su rival belga se acercó a la red para rematar el punto, pero el héroe de la jornada ya estaba cubriendo la cancha de nuevo, así que terminó el partido con un globo cruzado que David vio pasar por encima de su cabeza, rozando el cielo.

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Gran Bretaña se coronaba de nuevo en la Copa Davis, tras 79 años, el 29 de noviembre del 2015, hace 8 años. Y Andy Murray se retorcía de felicidad en el suelo, tapándose la cara con las manos sudorosas; y el mundo aplaudía.

Aún así las personas parecen haberlo olvidado. Olvidaron que, aunque no tenga un balance positivo, porque, ¿quién lo tiene? Contra Novak, Rafa y Roger, si tiene un gran número de victorias contra cada uno. Cómo podría alguien no recordar aquella victoria contra Novak Djokovic en las ATP Finals del 2016 en set corridos; o aquella demoledora derrota de Federer contra Andy en los Juegos Olímpicos del 2012 en Londres, que privaron del privilegio dorado al suizo; o la victoria contra Nadal en el Mutua Madrid Open del 2015, que cortó la racha del español, jugador que más veces ha ganado el torneo.

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Andy nunca pudo recuperarse del todo de su lesión en la cadera, jamás pudo retomar su nivel, el daño fue enorme, y casi acaba con su carrera. Aun así siguió jugando, porque nadie ama al tenis como él lo ama. El 27 de noviembre estuvo apoyando, junto a Adam Hills el primer Para-Standing Tennis Day, que busca visibilizar el tenis para personas con discapacidades físicas que desean jugar sin una silla de ruedas.

El mundo no debe olvidar a Andy Murray que por un tiempo jugó, codo a codo, con los mejores 3 jugadores de la historia del tenis.

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