El apellido Montoya es un sinónimo de velocidad en Colombia. Llevarlo implica una responsabilidad muy grande y eso lo sabe Sebastián Montoya Freydell, quien este fin de semana arrancó su camino en la Fórmula 2, un escalón más cerca de la cima que sueña con alcanzar: la Fórmula 1.
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Su mentor e inspiración ha sido Juan Pablo Montoya, a quien los colombianos vemos como un referente histórico por sus victorias en la gran carpa, además de su extenso palmarés en otras competiciones como la CART, la IndyCar y la Nascar. Para Sebastián es más que eso, pues, más allá del ídolo generacional, también es su padre.
“Mi papá siempre está ahí para mí. Él es el coach del Team Montoya y siempre me ayuda sin importar si está conmigo o no. Hay momentos en que no puede acompañarme, pero lo puedo llamar y me contesta por si tengo alguna duda”, comentó Sebastián en entrevista con El Espectador.
Con su participación en la carrera esprint del viernes pasado en el Gran Premio de Australia, Sebas se unió al club de colombianos que corrieron en la categoría. Su padre participó cuando se llamaba Fórmula 3.000, entre 1997 y 1998. Quedó subcampeón en el primer año y se llevó el campeonato de pilotos en el segundo. Ese desempeño y el apoyo de Frank Williams —de la escudería que lleva su apellido— le permitieron llegar a la máxima categoría.
La Fórmula 3.000 fue remplazada por el Grand Prix 2 Series, que contó con la presencia del santandereano Julián Leal durante cinco temporadas (2011-2015), en las que logró cuatro podios. La bogotana Tatiana Calderón compitió en la categoría cuando esta ya era conocida como Fórmula 2 y dijo “presente” en la totalidad de la campaña de 2019 y en las últimas siete carreras de 2022.
“Sebas está muy concentrado, ha estado demasiado emocionado. Le hemos pedido que haga ciertas cosas y ya se le fue la mano, lo que es bueno, pero hay que aprender a manejarlo. Este año lo tiene todo en F2”, anticipó Juan Pablo Montoya sobre lo que viene para su hijo.
El nuevo escalón de Sebas
Sebastián Montoya es piloto de la escudería Prema Racing y tiene como compañero en la Fórmula 2 al italiano Gabriele Mini. “Es el siguiente paso de mi carrera. Estoy muy emocionado. Cada vez estamos más cerca de la meta, que es Fórmula 1. Estamos a un paso. Ahora toca competir con otros 21 pilotos por una silla allá”.
En efecto, competir en F2 es un paso gigante para su carrera. Por ahora disfruta del hecho de que lo que antes fueron horas de simulador ahora son su día a día. Aunque todavía no llega a los 20 años tiene una experiencia envidiable que no se centra solo en los Fórmulas. Ha corrido en otros autos, como los prototipos en la European Le Man Series (resistencia) y los Gran Turismo en IMSA.
“Respecto al año pasado hay varias cosas que van a cambiar, no solo como piloto sino como persona. Hay que seguir madurando, También sigue creciendo la mentalidad, esa hambre de ganar, de cómo usarla para maximizar los resultados no solo de la clasificación, sino del fin de semana para pelear por el campeonato”.
Respecto a experiencias anteriores a bordo de un monoplaza, Sebastián ahora tiene que lidiar con uno más pesado y veloz. En la anterior categoría tenía un motor 3,4L V6 de 380 caballos de fuerza (hp) que le permitía alcanzar velocidades de 300 km/h. Ahora cuenta con uno de 620 hp que registra un máximo de velocidad que ronda los 335 km/h en rectas largas. Para hacerle frente a esas circunstancias, en la pretemporada se enfocó en el acondicionamiento con su fisioterapeuta. “El cambio es bastante físico, sobre todo en los brazos y el cuello. Pasas de tener carreras de 40 a 45 minutos en F3 a casi una hora en F2, entonces es mucho más difícil. El carro tiene más potencia, entonces se maneja de una manera diferente”.
El colombiano piensa ir carrera a carrera. Esta temporada será más larga de lo que estaba acostumbrado. En 2024 participó en 20 válidas y este año serán 28, lo que supone 14 fines de semana en pista. Los circuitos que más le hacen ilusión son los de Yeda (Arabia Saudita) y Lusail (Catar).
La Fórmula 2 es la principal vitrina que tiene la gran carpa y Sebastián espera aprovecharla. Contrario a épocas en las que los pilotos de esta categoría no subían al máximo escenario a pesar de salir campeones de la temporada, en los últimos años ha sido más frecuente el ascenso de jóvenes talentos.
Por ejemplo, el brasileño Gabriel Bortoletto (Sauber), el francés Iscak Hadjar (Racing Bulls) y el italiano Andrea Kimi Antonelli (Mercedes), quienes corrieron la F2 el año pasado, hoy son titulares en las escuderías de élite. También está en la fila el argentino Franco Colapinto, que pasó por la F2 antes de remplazar al estadounidense Logan Sargent en Williams y en la actualidad es piloto de pruebas de Alpine.
El camino hacia la Fórmula 2
“Es muy chistoso porque sí he hecho mucho, pero para mí esto es lo que uno tiene que hacer para ser un piloto profesional. Apenas estoy empezando. Quiero ganarme el campeonato del mundo de Fórmula 1, Mónaco, las 500 y Le Mans. Yo no pienso en legado, pero mi papá hizo muchas cosas y yo sé que le puedo ganar; no es fácil, pero me gustaría”, aseguró Sebastián Montoya.
Nadie lo obligó a meterse en el mundo de las carreras, pero la velocidad es algo que simplemente fluye en la familia Montoya. Pablo, su abuelo, corrió contra un tal Ayrton Senna en el Mundial de Karts de 1981, al igual que su tío abuelo Diego, que además sumó kilómetros en IMSA. Su tío Federico, hermano menor de Juan Pablo, también corrió en monoplazas, aunque su carrera deportiva fue breve.
Sebastián nació en Miami hace 19 años. Esa ciudad ha sido importante para el automovilismo colombiano. Allí no solo vivió Diego Montoya cuando compitió en los Estados Unidos, sino también Mauricio de Narváez, quien le dio al país su primera gran victoria internacional: las 12 Horas de Sebring de 1984.
La carrera de Sebas arrancó en el kartismo de Florida, pero antes de la adolescencia se trasladó a Europa. Luego hizo la transición hacia los autos y en 2020 estaba compitiendo en la Fórmula 4 italiana. En 2022 subió de categoría y conoció los F3, primero en las regionales de Asia y Europa, antes de hacerlo de lleno en el Campeonato de Fórmula 3 de la FIA a partir de 2023.
En su ruta hacia la cima ha sido importante la Escudería Telmex Claro, un semillero de pilotos que tiene como objetivo abrir oportunidades a jóvenes latinoamericanos para que accedan a las categorías de automovilismo de mayor prestigio. En el camino se han sumado otras marcas.
Disputó un total de 40 carreras en la Fórmula 3. En 2022 reemplazó al alemán Oliver Goethe en dos válidas. El año siguiente, como integrante del Hitech Pulse-Eight, corrió los 18 premios de la temporada y en 2024, como piloto de Campos Racing, hizo 20. Registró dos podios y una vuelta rápida en su paso por la categoría.
La temporada pasada arrancó para Sebastián con su momento más crítico. Estuvo enfermo en los tests de Baréin y fue difícil para él ponerse a punto, pero asegura que eso le sirvió para formar el piloto que es ahora. Lo mejor que le dejó el año, además de su ascenso a F2, fue el segundo lugar que logró en Spa-Francochamps (Bélgica).
“Todo el fin de semana fue bastante difícil por las condiciones mixtas, es una pista bastante rápida en la que uno tiene que arriesgar mucho y al final del día me salió bastante bien”.
Por su proyección no se conforma con competir en la Fórmula 1. Él es la mayor esperanza de Colombia de volver a ver a uno de los suyos en la gran carpa. Roberto José Guerrero demostró que se podía llegar y Juan Pablo Montoya que era posible ganar. Sebas tiene una maleta pesada que cargar en términos de historia, pero la carga con gusto porque si algo heredó de su padre fue la ambición.
Detrás de él hay otros talentos nacionales que corren en el exterior. Uno de ellos es el atlanticense Salim Hanna, quien ha sido apadrinado por los Montoya y ya compite en la Fórmula 4 italiana. El automovilismo es una disciplina costosa, pero Sebastián no quiere que eso impida a otros compatriotas soñar con llegar a la élite. “Que trabajen y disfruten. Es una carrera muy difícil. Uno tiene que sacrificar mucho para llegar lejos. Si fuera fácil, todo el mundo lo haría”.
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