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El Aguardiente de Manzanares comenzó a circular en Antioquia, dos meses después de la comercialización en Nariño, cuando se habilitó la venta de licores de regiones diferentes a las locales.
Después de décadas en las que los aguardientes fueron patrimonio exclusivo de cada departamento, la Corte Constitucional desbarató en febrero el artículo 28 de la Ley 1816 de 2016, que permitía a los gobernadores restringir el ingreso de licores de otras regiones.
“Es la noticia más importante para nuestra empresa en los últimos años y trascendental para su futuro y sostenibilidad”, señaló Diego Angelillis Quiceno, gerente general de ILC. “Se abren las fronteras para competir en el mercado más grande de aguardiente del país”.
Contexto: Nueva era del aguardiente: entre el fallo de la Corte y la pugna por el mercado
Antioquia es el mayor mercado de aguardiente del país, con ventas anuales que ronda los 28 a 30 millones de unidades, hasta ahora exclusivo del Aguardiente Antioqueño. La joya de la Fábrica de Licores de Antioquia. Pero esa hegemonía tiene un nuevo competidor con el ingreso de Aguardiente Amarillo y Aguardiente Cristal, ambos fabricados por la Industria Licorera de Caldas (ILC).
Este departamento es el tercero, tras Nariño y Caquetá, en abrir sus puertas al aguardiente foráneo.
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Cabe recordar que la decisión de la Corte se basó en los principios del libre comercio y derecho del consumidor, ya que declaró inconstitucional el veto de licores provenientes de otras regiones.
El ente de justicia no negó que los departamentos tengan derecho a percibir impuestos por la venta de licor, pero sí dejó claro que ese derecho no puede traducirse en restricciones absolutas que limiten la libre competencia.
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Antes, cada gobernación mantuvo a flote su licorera pública con el argumento de que los recursos servían para la salud, educación y el deporte, a costa de un proteccionismo económico.
Solo en 2024, la licorera de Caldas vendió 13 millones de botellas del Aguardiente Amarillo, una cifra que aspira a superar ampliamente con su entrada a Antioquia. Allí, además, ya tenía una base: el Ron Viejo de Caldas, su otro producto insignia, logró vender 7 millones de unidades solo el año pasado, generando más de $122.000 millones en impuestos para el departamento.
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