Así se recoge uno de los mejores cafés del mundo

Este es el único momento del año en que la región saca unos 350.000 sacos. Sólo 10 % de esta producción se queda en Colombia.

Édgar Salas - Especial para El Espectador.
24 de octubre de 2017 - 03:00 a. m.
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Foto: Getty Images/iStockphoto - kf4851

Algo más de 13 millones de kilos de café comienzan a recogerse por estos días en las fincas ubicadas en la Sierra Nevada, en lugares que comprenden el Distrito de Santa Marta y los municipios de Ciénaga, Fundación y Aracataca. Una mínima parte se quedará en Colombia, pues su mercado más fuerte es Europa, Japón y Estados Unidos. (Lea "Estas son las actividades económicas que alberga la Sierra Nevada de Santa Marta")

La calidad no se improvisa, y cuenta Édgar Ramírez, director ejecutivo del Comité de Cafeteros del Magdalena, que esta es una cosecha especial y muy esperada. Primero, porque es un solo momento que dura ocho meses, con dos fases, una época de fuerte sequía (enero-abril) y otra de intensas lluvias (abril-octubre), para dar como resultado un café pergamino de extraordinaria calidad.

“El café, como las otras bebidas, llámese cerveza o vinos, depende del consumidor. Alguien puede decir que el mejor vino es el chileno y otro que es el francés; así pasa con nuestro café. Con el tiempo, más el apoyo de Juan Valdez, se reconoce el café de Colombia como el más suave del planeta, pero el de la Sierra Nevada tiene una prima adicional, porque el hecho de tener más aroma y cuerpo, características únicas del café serrano, lo hace, por taza, el preferido del mundo”.

Hoy, el café de la Sierra Nevada goza de buena salud, sin mayor problema de roya o broca, por lo que los 350.000 sacos están asegurados para ir a deleitar el paladar de millones de consumidores en el mundo; en Colombia se queda solo el 10 %.

No obstante, no todo es color de rosa porque, al igual que desde hace 60 años, para bajar la producción al puerto hay que vivir el viacrucis de las vías.

Según el ingeniero Ramírez, se trata de 550 kilómetros de vías terciarias: de ellas, sólo hay seis con placa huella y las demás son trochas.

“Con plata nuestra hacemos mantenimiento y esperamos se concreten convenios con las cuatro alcaldías para mejorarlas. Sólo la de Ciénaga ha presentado un proyecto, que cuesta $60.000 millones que, de construirse, cambiaría la historia de la región. Por ahora, seguimos en estas vías de bajo tránsito, todas destapadas”.

La cosecha también trae trabajo: 5.000 jornales que entran en acción. De ellos, 60 % es mano de obra costeña, un 10 % del interior del país y un 10 % de venezolanos que, desde el año, pasado comenzaron a escribir su propia historia en el área cafetera.

 

Por Édgar Salas - Especial para El Espectador.

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