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Cómo impulsar el desarrollo desde la inversión privada: esa es la cuestión

Las asociaciones público-privadas han permitido la construcción de infraestructura a lo largo y ancho de Latinoamérica. Pero, a pesar de su expansión, presentan retos para llegar a diferentes sectores y seguir moviendo inversión.

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Santiago La Rotta
08 de abril de 2025 - 08:00 p. m.
Imagen de la apertura del congreso PPP Americas 2025, organizado por el BID.
Imagen de la apertura del congreso PPP Americas 2025, organizado por el BID.
Foto: Cortesía - BID
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“¿Cuál es el común denominador que nos une?”

No es una pregunta menor la que se hace Jordan Schwartz, vicepresidente ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo, BID. Más aún en un momento en el que pareciera que la coyuntura comercial global lleva a pensar en un sálvese quién pueda o en un todos contra todos.

Hay una forma de responder esta pregunta desde la necesidad o la carencia, si se quiere: Latinoamérica requiere más de US$100.000 millones anuales para cerrar sus brechas de infraestructura.

Pero también se puede ver desde la oportunidad: en los últimos 30 años, la región ha logrado capturar casi $800.000 millones en recursos privados, especialmente para la construcción de infraestructura, justamente. Esto la convierte en el principal destino de este tipo de capital, superando en 25 % a lugares como Asia del Este y Pacífico, por ejemplo.

Estos recursos han llegado a la región para ser invertidos bajo el paraguas de las asociaciones público-privadas, las conocidas APP, en proyectos de transporte y energía renovable, principalmente.

Volviendo sobre la pregunta inicial, el propio Schwartz ofrece una respuesta: “Entender que los sectores público y privado son complementarios. Y que no es posible mejorar las vidas de las personas sin ampliar los servicios de calidad y mejorar la relación con su entorno”.

Esta conversación se realiza a instancia de un evento que el BID convoca cada dos años para hablar, justamente, sobre el alcance y las oportunidades de las APP en Latinoamérica. El congreso, conocido como PPP (una abreviación más para recordar, gracias), se realiza este año en Lima, Perú; la edición pasada fue en Panamá.

Puede sonar a una feria de negocios, y en parte lo es, tal vez. Pero, por otro lado, también se trata de discutir temas como la innovación en formas de financiamiento, mejores prácticas en aplicación de proyectos o cómo extender la inversión más allá de las fronteras del transporte.

Esta última, quizá, es una de las conversaciones más urgentes en el reino de las APP, si se tiene en cuenta que unos 350 millones de personas en Latinoamérica no cuentan con sistemas de saneamiento adecuado, de acuerdo con Schwartz.

Según cifras del propio BID, entre 2014 y 2023, se implementaron 640 proyectos mediante APP en la región. Sin embargo, apenas 39 se ubicaron en categorías como agua y desechos, mientras que 237 fueron para transporte y 233 para energías renovables, que no son temas menores, pero en las cuales ya existe un énfasis tanto del lado de la política pública, como de la inversión privada.

Entre las nuevas prioridades, por llamarlas de alguna forma, pues muchas son de todo menos novedosas; también se cuenta acá la construcción de infraestructura para el manejo de desastres. Esto es vital en un mundo en el que los fenómenos climáticos extremos comienzan a ser un poco la norma. También es clave cuando se considera que cada dólar que se invierte en este rubro ahorra unos cuatro dólares en procesos de reconstrucción.

Otro de los retos en el ramo de las APP en la región está atado a la dinamización de las inversiones: si bien Latinoamérica ha liderado en captura de recursos, el ritmo de entrada del capital ciertamente se ha frenado. En 2014 se hablaba de US$72.000 millones, mientras que en 2023 se llegó a solo US$7.000 millones. En la mitad de este periodo, claro, se ubicó la pandemia y la consecuente crisis económica y social.

Si bien el covid-19 puede explicar en parte esta baja de inversiones, la pandemia refuerza, precisamente, el argumento a favor de retomar e incrementar el ritmo de inversión para seguir cerrando brechas de infraestructura y servicios públicos en una región en la que esta crisis impulsó un crecimiento de la pobreza en su momento.

Al final de cuentas, hablar de APP es un asunto que excede las fronteras de los proyectos y los retornos para inversionistas: se trata de cómo seguir impulsando el crecimiento y el desarrollo en asuntos fundamentales, como saneamiento, agua potable, sostenibilidad ambiental.

Solo en agua y saneamiento, la región debería invertir 0,5 % de su PIB para cerrar brechas en este tema, según el BID. La cifra pone de plano que el reto no es uno que puedan asumir los estados solamente. Siguiendo la línea de un juego infantil: al final de cuentas, se trata de que todos pongan.

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