Bajo consumo y altos inventarios de leche prenden las alarmas del sector lácteo
A ganaderos e industriales les preocupa la coyuntura que atraviesa el sector, más cuando se aproxima un aumento en la producción de leche. Le contamos qué pasa y las posibles alternativas.
Aunque la leche, el queso, el yogur y los demás derivados lácteos son alimentos conocidos por todos los colombianos, no todos pueden adquirirlos. De hecho, el consumo de estos productos ha caído en el último año y no se ha recuperado.
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Aunque la leche, el queso, el yogur y los demás derivados lácteos son alimentos conocidos por todos los colombianos, no todos pueden adquirirlos. De hecho, el consumo de estos productos ha caído en el último año y no se ha recuperado.
Desde la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) aseguran que la baja ha sido del 9 % en los últimos dos años, pues se pasó de la ingesta de 162 litros por persona a 147 litros. En ello coinciden los datos de Raddar e indican que el comportamiento del gasto real desde marzo de 2023 a febrero de 2024 se ha mantenido en el -1,86 %. La firma sostiene que 2024 inició con un gasto estancado para la categoría, mostrando una variación de apenas 0,92 % para enero.
🐄 Las alarmas del sector
“El consumo está deprimido, estamos en una economía que está desacelerada, la capacidad adquisitiva está golpeada y el acceso a créditos es caro”, explica Óscar Cubillos, director de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán.
Y agrega que los precios se han encarecido en los últimos años. Las cifras de inflación del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) dejan ver que la leche se encareció en un 8,79 % y el queso en un 4,93 % durante 2023. Mientras que en los dos primeros meses de 2024, estos incrementos han sido del 1,11 y 2,86 %, respectivamente.
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Al respecto, los industriales del sector afirman que, en un esfuerzo por mantener el consumo estable, “nunca se trasladó al consumidor estos niveles de incremento en su materia prima ni factores como los nuevos tributos (como los impuestos a alimentos ultraprocesados), pero aun así no se logró estabilizar, ni mucho menos recuperar, la caída en el consumo”, según Ana María Gómez Montes, presidenta de Asoleche (Asociación Colombiana de Procesadores de la Leche).
Esta es una situación que preocupa a toda la cadena láctica, especialmente a los ganaderos y la industria. Pero quienes han puesto más alertas son los productores, por medio de Fedegán, pues les preocupan las caídas en el precio que les pagan a ellos y que los costos de producción aún no bajan a los niveles de prepandemia, lo que mina la rentabilidad de esta actividad.
“A un productor en el mercado formal de leche le pueden estar pagando entre $1.800 y $1.900, y es más bajo en el informal. Después de sacar los costos se puede ganar $200 por cada litro si el productor realiza bien los procesos, pero si no entre $100 y $80. En el mercado lo que más se comercializa es la leche larga vida (que es doblemente pasteurizada). Esta vale más, un litro puede estar costando entre $4.000 y $4.500. La industria tiene que transformarla y llevarla a los supermercados, que también tienen una ganancia. Pero es un margen de casi el 200 % de diferencia”, anota Cubillos.
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Agrega que a los lecheros el precio que le están pagando por litro ha disminuido de manera importante. Entre marzo de 2023 y febrero de 2024 el precio ha bajado un 13 %. Sin embargo, desde la industria tienen otra perspectiva.
“La preocupación de la industria respecto de la situación del sector lácteo se extiende a toda la cadena integralmente considerada. Es así como desde 2021 hasta 2023 el precio final pagado al ganadero tuvo un incremento acumulado de un 90 %. Solo desde el segundo trimestre de 2023 se comenzó a observar una disminución en el precio final pagado. Aun así, la industria ha seguido reconociendo precios superiores al regulado”, refuta la presidenta de Asoleche.
🏭 Con los graneros llenos
Otra de las preocupaciones que sí comparten ambas partes es la de los amplios inventarios, que han mostrado una tendencia creciente. Los industriales dan cuenta de que 199 millones de litros de productos lácteos guardados para diciembre de 2023, de acuerdo con cifras de la Unidad de Seguimiento de Precios de la Leche (USP) del Ministerio de Agricultura.
Las cuentas de Fedegán advierten que la industria necesita 11 millones de litros para su abastecimiento diario, por lo que tienen seis días de inventarios, que terminan reponiendo.
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Gómez detalla que esto se debe a tres factores. El primero es la caída de la demanda. El segundo es el inventario elevado por parte de la industria, para enfrentar un fenómeno de El Niño que no terminó siendo tan intenso como se esperaba, pues es normal que en períodos de sequía la producción baje.
Y el tercero es que la producción de leche fue más alta de lo proyectado, justamente por la intensidad media del fenómeno climático, particularmente en la lechería especializada del trópico alto.
La tensión frente a este punto aumenta en la medida en la que se va acercando el período de invierno.
Desde Fedegán les preocupa que “con más lluvias más pastos y con más pastos más leche. Por lo que, lamentablemente, la situación puede agravarse en el segundo trimestre del año y el precio puede bajar aún más para los lecheros”, porque aumenta la oferta, pero no la demanda.
Mientras que a los industriales les inquieta la rotación de los inventarios que tienen y el incremento en la producción, sin que se vea que el consumo vaya a reaccionar proporcionalmente. A pesar de que han hecho esfuerzos en este sentido con campañas, ofertas y promociones.
🥛 A tomar más leche
Una de las soluciones centrales que ha propuesto Fedegán, y que Asoleche apoya, es la de ofrecer los lácteos al Programa de Alimentación Escolar (PAE), a los comedores comunitarios y a las Fuerzas Militares. Es decir, que haya políticas públicas que favorezcan el consumo, especialmente, en las poblaciones vulnerables.
Pese a que hay muchos mitos en el consumo de lácteos, “es innegable que la leche y sus derivados aportan nutrientes importantes para las etapas escolares. Nutricionalmente pueden ser muy beneficiosos, aunque habrá excepciones. El calcio y la proteína es importante que vengan de la leche y sus derivados”, apoya María Victoria Rojas Porras, docente de maestría e integrante del Observatorio de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional de la Universidad Nacional.
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Rojas añade que es un producto que ya forma parte de los planes de alimentación, pero que no es tan sencillo, pues se deben ofrecer de manera efectiva para que lleguen también a las zonas rurales. Se deben considerar las potencialidades de los productores de pequeña escala para proporcionar esos alimentos y las capacidades que tiene el PAE.
“El inconveniente es que, en las poblaciones más necesitadas, no hay una infraestructura que permita la conservación de estos alimentos. Todos esos factores deben ser considerados. Si no hay inocuidad, se puede generar un riesgo. Además, se debe asegurar que solo sean productos procesados y no ultraprocesados con aditivos e ingredientes que pueden ser riesgosos para el consumo de los niños”, expone la experta en seguridad alimentaria.
Sin duda, esta es una alternativa que toma tiempo y requiere la participación de muchas entidades del Estado.
Entretanto, Asoleche propone que haya incentivos a los ganaderos y a la industria para el desarrollo de un portafolio de productos que se adapte a las necesidades y preferencias del consumidor. Además de una campaña de educación y promoción respecto de los beneficios de los productos lácteos y la promoción de su consumo.
“En resumen, para aumentar el consumo de leche en el país es necesario adoptar un enfoque integral que combine acciones de comunicación, políticas públicas y programas de desarrollo del sector lácteo, con el objetivo de crear una cultura de consumo de leche más sólida y sostenible”, concluye Gómez.
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