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Cúcuta no se le conoce precisamente por sus burbujas inmobiliarias. Pero en los primeros tres meses de 2025, los precios de vivienda nueva crecieron 22,55 % frente al mismo periodo del año pasado.
Es decir, si una vivienda hace un año costaba $200 millones, ahora exige cerca de $245 millones, en promedio.
La Dirección Administrativa Nacional de Estadística (DANE) publicó hoy el Índice de Precios de Vivienda Nueva para el primer trimestre del año. La cifra general, un aumento promedio de 9,93 % en comparación con el año pasado, parece moderada si se compara con el 12,03 % de un año atrás. Pero el alza no es poca cosa.
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¿Dónde más y dónde menos?
Popayán, capital del cielo gris y arquitectura blanca, registró un incremento de 18,32 %. Barranquilla, por su parte, lideró en estratos medio y alto (20,58 % y 12,16 %, respectivamente).
En Bucaramanga, el precio de las viviendas de estratos bajos subió 28,48 %, en promedio.
La capital del país, en cambio, mantuvo un crecimiento contenido. Bogotá-Soacha (8,86 %) y Bogotá-Cundinamarca (9,63 %) quedaron por debajo del promedio nacional de 9,93 %, a pesar de la histórica presión que sufre el mercado inmobiliario.
La familia promedio, de fondo, es la que más sufre estas alzas cada vez más. Cuando a principios de 2024 una vivienda costaba $300 millones, ahora le cuesta $328.890.000 en promedio.
Las razones sumarían la oferta represada, sobrecostos en licencias y créditos hipotecarios todavía caros.
Hubo un caso llamativo: Neiva, capital de Huila, que vio caer sus precios 4,15 % respecto al año anterior.
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Según el DANE, el alza de precios de vivienda nueva en estratos bajos (1, 2 y 3) en ciudades intermedias no necesariamente mostró mayor acceso. De hecho, en promedio de las siete ciudades principales, subió 14,9 %. El costo en estrato medio (4) subió 11,76 %, y en alto (5 y 6) registró 8,99 %.
En pocas palabras, los estratos con menos capacidad económica asumen precios promedio más altos.
Por otro lado, el país construyó más hogares que viviendas formales en los últimos 25 años, y uno de tres colombianos que formó familia desde el 2000 lo hizo sin poder acceder a una vivienda legal.
Así lo señala un informe de BBVA Research: entre 2000 y 2025, se formaron 9,1 millones de nuevos hogares, pero solo se construyeron 9,5 millones de viviendas. El resto, cerca de 3,2 millones, lo resolvieron entre informalidad, hacinamiento o alquiler.
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Casas usadas acaparan protagonismo
Esto puede deberse, en parte, al congelamiento de programas de subsidio como Mi Casa Ya por el rezago presupuestal y los cuellos de botella normativos.
Y, por otro lado, según un informe del DANE, las viviendas usadas crecieron 52,3 % en unidades financiadas y las nuevas cayeron 1,5 %. El leasing, por su parte, creció sobre todo en el segmento de vivienda existente. Se está comprando lo que está construido. Lo nuevo, no avanza.
De acuerdo con el gremio del sector, Camacol, las ventas de vivienda nueva bajaron 4,5 %. No hay repunte, y los inicios de vivienda se redujeron 52,7 %.
Esto quiere decir que hoy se están levantando muchas menos viviendas que antes, lo que limita las opciones para quienes buscan inmuebles con entrega inmediata o en el corto plazo.
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