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“En mi infancia, Cartago había sido una tierra de ladrilleras. Ese recuerdo me llevó a investigar, hasta que llegué a un pequeño taller donde empecé a experimentar. Así, entre pruebas y aprendizajes, nació la idea de diseñar piezas en barro de gran formato, uniendo diseño, tradición y naturaleza. En Materas Contraseña contamos con 16 empleados que transforman el barro reciclado en piezas únicas, con un proceso artesanal y sostenible amigable con el medio ambiente".
Así llegó la historia de Materas Contraseña a nuestra sección de 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos. Hablamos con Adriana Uribe y esto fue lo que nos contó:
1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?
Tengo 58 años y soy diseñadora gráfica de profesión. Sin embargo, desde muy joven he sentido una profunda fascinación por el arte y una conexión especial con las plantas. Esa pasión me llevó a dedicar 15 años al paisajismo, diseñando y trabajando con jardines, lo que me permitió acercarme cada vez más a la naturaleza.
Con el tiempo, ese anhelo de vivir de forma más conectada con lo natural me llevó a Cartago, donde me encontré con la tradición alfarera, un arte que había desaparecido hacía más de 70 años. Allí descubrí la fuerza y belleza del barro, y entendí que, más que un material, era una forma de reconectarme con la tierra, con la historia y con una manera de crear.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Esta idea nació hace cinco años. Cuando trabajaba en paisajismo, siempre me encontraba con la misma dificultad, no existían materas que realmente reflejaran lo que yo quería transmitir en mis proyectos. Decidí entonces cambiar de rumbo y me mudé a Pereira, buscando dejar atrás el ritmo acelerado de Bogotá y encontrar una vida más tranquila.
Recordé que, en mi infancia, Cartago había sido una tierra de ladrilleras. Ese recuerdo me llevó a investigar, hasta que llegué a un pequeño taller donde nos permitieron experimentar. Así, entre pruebas y aprendizajes, nació la idea de diseñar piezas en barro de gran formato, uniendo diseño, tradición y naturaleza.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
Logré hacerla realidad investigando y aprendiendo sobre el barro. En Cartago, una región conocida por la fabricación de ladrillos, descubrí que la alfarería había desaparecido hace más de 70 años, lo que me impulsó a recuperar esta técnica.
Comencé trabajando en un pequeño taller, donde creamos las primeras piezas. Más adelante, nos trasladamos a una ladrillera y, en la parte antigua del taller, utilizando los hornos de cocción de ladrillos, encontramos el espacio ideal para dar forma a nuestras creaciones en barro y convertir la idea en una realidad.
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4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
Una persona interesada en nuestro proceso escuchó sobre las materas que estábamos haciendo y decidió visitarnos. Al ver nuestro trabajo, quedó sorprendida y me propuso trasladarme a un espacio donde aún se fabricaban ladrillos a mano, con la intención de preservar los oficios de la alfarería.
Allí construí mi primer horno, pero pronto me quedé sin recursos. Fue entonces cuando decidí venderle una parte de la empresa a esa persona. Gracias a esa inversión, y a la generosidad con la que me abrió las puertas para conocer más profundamente este mundo, he podido avanzar y continuar desarrollando mi empresa.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando?
Con mi emprendimiento estoy recuperando la alfarería, un oficio que había caído en el olvido, y estoy transformando la manera de producir materas y pisos. Cada diseño y cada forma buscan ser más que un objeto, una pieza única con identidad.
Estoy construyendo un negocio sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Desde el inicio, supe que lo más importante era volver al origen, trabajar con materiales de forma consciente. Por eso seguimos un proceso artesanal y sostenible que llamamos “alfarería verde”, el barro que utilizamos proviene de mezclas de arcillas usadas en la fabricación de ladrillos, lo que para otros son sobrantes, para nosotros es materia prima.
Las quemas se realizan en los mismos hornos donde se cocinan los ladrillos, evitando procesos adicionales y reduciendo el consumo energético. Así, hemos creado una economía circular, donde cada pieza cuenta una historia de tradición y compromiso con el planeta.
6. ¿Soy feliz?
Sí, me siento plena y orgullosa de lo que he logrado. Este camino me ha permitido unir lo que más amo, la naturaleza, el arte y la tradición. Soy feliz porque este proyecto me permite aportar, compartir y dejar una huella, y porque cada día me conecta con lo esencial, la tierra, las manos que crean, y la posibilidad de transformar lo simple en algo que inspira.
7. ¿Vendería mi empresa?
No, no la vendería. Siento que aún hay mucho por hacer, descubrir y desarrollar. Este proyecto es más que un emprendimiento, es un camino que sigo construyendo día a día, lleno de sueños, ideas y metas que quiero ver crecer con mis propias manos.
8. ¿Qué tan duro fue emprender?
Muy duro. Comencé desde cero, en un mundo completamente nuevo para mí, lleno de retos y aprendizajes inesperados. No tenía un camino marcado, solo la convicción de querer darle vida a esta idea. Cada paso ha requerido esfuerzo y paciencia, pero también me ha mostrado que incluso en la dificultad se esconden las mayores oportunidades para crecer.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me falta?
Lo estoy cumpliendo. He generado empleo, he creado una empresa y produzco piezas únicas que reflejan mi esencia y la del territorio, pero aún me falta algo importante: crear una escuela de alfarería.
Desde el comienzo he tenido el compromiso de compartir el conocimiento y formar a otros. No se trata solo de hacer piezas, sino de abrir un camino para que otros se acerquen al barro, aprendan el oficio y lo mantengan vivo.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Vienen las residencias artísticas. Hemos trabajado con artistas como Iván Argote y Fernando Arias, y actualmente producimos una obra con Jorge Julián Aristizábal para la Bienal de Medellín.
Sabemos que muchos artistas sueñan con trabajar el barro, y nuestro compromiso es abrir ese espacio, acompañarlos en el proceso y demostrar que este material ancestral sigue siendo una fuente inagotable de creación y diálogo con el arte contemporáneo.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, lo es. El barro ofrece infinitas posibilidades, se pueden crear esculturas, lámparas, objetos decorativos y mucho más. Es un material sin límites cuando se une con el arte y la imaginación.
Gracias a este camino, el barro me ha permitido expresarme como Adriana Uribe y dar vida a mis propias esculturas, abriendo las puertas a un universo de creación que apenas comienza.
12. ¿Recibiría inversión de un desconocido?
Sí, de hecho ya lo hice, y gracias a esa decisión hemos podido crecer y abrir nuevas posibilidades para el proyecto.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
No volvería a emprender sin tener conocimientos básicos de administración. Al principio, sin recursos, uno debe saber de todo un poco y aprender sobre la marcha. Para mí, como artista, esa parte fue muy difícil, porque mi pasión está en el diseño y la creación.
Con el tiempo, entendí la importancia de rodearse de las personas correctas y buscar asesoría. Hoy agradezco ese aprendizaje, pero mi mayor deseo sigue siendo dedicarme plenamente al arte y al diseño.
14. ¿Quién me inspira? ¿A quién me gustaría seguir?
Mi mayor inspiración ha sido siempre la naturaleza y el amor profundo por las plantas. Ellas me han enseñado a observar, tener paciencia y encontrar belleza en lo simple.
En el ámbito artístico, admiro profundamente a Isamu Noguchi, escultor japonés, por su capacidad de unir arte, diseño y naturaleza en piezas que dialogan con el espacio y con la vida misma.
15. ¿Fracasé? ¿Pensé en rendirme?
No, nunca pensé en rendirme. Aunque hubo momentos difíciles, siempre creí que uno no debe limitarse por lo que estudió. La sensibilidad, la dedicación y el amor permiten aprender mucho más de lo que uno imagina.
Esta empresa nació de la disciplina, la resistencia y la resiliencia. Cada reto me ha fortalecido y me recuerda que, cuando se hace algo con pasión, siempre hay un camino para seguir adelante.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
No, no hago parte de una comunidad específica de emprendedores. Ha sido un proceso muy personal, construido con esfuerzo, disciplina y con el apoyo de las personas que, poco a poco, se han sumado al proyecto.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Sí, lo que hago trasciende. Aún no hemos explorado todo el potencial del barro, y justamente en un momento en que la sostenibilidad y los procesos artesanales cobran vida, este proyecto tiene un gran futuro.
Creo que puede impactar a nuevas generaciones porque no se trata solo de hacer piezas, sino de mostrar que el barro es un material vivo, capaz de inspirar una forma de creación más consciente y duradera.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
Vivo el día a día y disfruto cada paso del proceso de crecer y diseñar. Para mí, lo importante es seguir aprendiendo, creando y manteniendo viva la conexión con el barro y con la naturaleza.
Lo que sí sé es que quiero continuar explorando nuevas formas con el barro y permitir que este emprendimiento evolucione de manera orgánica, siempre fiel a sus raíces y abierto a lo que venga.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Mi familia y mis amigos han sido fundamentales en este camino. Me han apoyado en cada etapa y han celebrado conmigo cada logro, siendo un pilar constante que me ha dado fuerzas para seguir adelante.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Claro que sí. Yo lo logré, y por eso sé lo valioso que es recibir apoyo y orientación cuando se empieza desde cero. Me encantaría ayudar a otros emprendedores a que también lo consigan, compartiendo lo que he aprendido y mostrando que, con disciplina, amor y resiliencia, sí es posible convertir una idea en realidad.
Creo que cada experiencia, cada error y cada acierto tienen sentido cuando sirven para inspirar y acompañar a quienes vienen detrás.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Mi equipo ha sido fundamental en todo este proceso. Está conformado por personas muy colaboradoras y talentosas, con quienes he podido alcanzar cada uno de estos logros.
Este emprendimiento no lo he construido sola, ha sido posible gracias al trabajo conjunto, al compromiso y a la creatividad de quienes me acompañan día a día en este camino.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Mi sello personal es la forma en que he logrado unir arte, naturaleza y tradición en cada pieza. Lo que me diferencia es que no solo diseño objetos, sino que busco que cada creación tenga una intención clara, que transmita una historia y un propósito.
He aprendido a ver en el barro no solo un material, sino un lenguaje, un camino para hablar de sostenibilidad, naturaleza y belleza auténtica. Eso es lo que hace único mi trabajo y lo que me impulsa a seguir creando.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
He aprendido que la vida es maravillosa y que emprender es mucho más que un negocio, es la posibilidad de dejar un legado. Este camino me ha enseñado la importancia de la conexión con la naturaleza y de rodearse de personas creativas y talentosas que aportan al crecimiento.
También he comprendido que no es necesario seguir una carrera específica para lograr lo que uno sueña. Cuando existe amor por aprender, dedicación y trabajo constante, todo es posible.
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