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Para poder conocer la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se emite directa o indirectamente una organización o un individuo, es fundamental el cálculo de la huella de carbono. A partir de ahí, se podrán poner en marcha políticas medioambientales para reducir o neutralizar esas emisiones.
Las actividades humanas, particularmente nuestro consumo de energía para finalidades como electricidad o transporte, suponen en muchos casos que usemos combustibles fósiles y, al hacerlo, emitimos gases como el dióxido de carbono o el metano. De esta forma, aumentamos su concentración en la atmósfera por encima de lo que serían sus niveles habituales. Este tipo de gases, por su composición química, absorben parte del calor que nos llega del sol y, como resultado, la temperatura media de la tierra está aumentando más allá de lo que ocurriría en condiciones naturales.
Los gases de efecto invernadero principales son el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono. Los GEI, cuya concentración ha ido en aumento desde la Revolución Industrial, están directamente relacionados con el incremento de la temperatura media de la Tierra. El más abundante, resultado de la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural y gas licuado) y que representa aproximadamente dos tercios de todos los tipos de GEI, es el dióxido de carbono (CO2).
La fórmula para calcular la huella de carbono es sencilla, ya que el resultado se obtiene multiplicando el dato de consumo (actividad) por su correspondiente factor de emisión en función del tipo de combustible o gas empleado, tal y como se recoge en el Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero del Gobierno español.
Sin embargo, dependiendo de la información disponible así como de los datos que se quieran obtener, el alcance de los resultados será diferente. El Ministerio para la Transición Ecológica ha desarrollado una serie de herramientas, que facilitan el cálculo de la huella de carbono. Antes de calcularla, es fundamental escoger el año de cálculo, las áreas que se incluirán en la recolección de la información (en el caso de que se trate de una organización) e identificar las fuentes asociadas a las operaciones de los departamentos, además de los datos de consumo.
- Calculadora de Alcance 1 y 2: permite estimar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a las actividades de una compañía o de una persona en particular, contemplando tanto las emisiones directas (procedentes de combustibles de edificios, fugas de gases de equipos de climatización o refrigeración o el consumo de combustibles de vehículos) como las indirectas (consumo de electricidad). Además, posibilita cuantificar la reducción de emisiones que pueda suponer la aplicación de un plan de mejora determinado, o comparar los resultados de emisiones entre años diferentes.
- Calculadora de Alcance 3: permite estimar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a otras emisiones indirectas, como los viajes de trabajo de transporte externos, servicios subcontratados como la gestión de residuos, la limpieza o la seguridad, así como la compra de productos.
El cálculo de la huella de carbono permitirá, además de obtener el dato en sí mismo, reflexionar sobre los puntos donde hay que actuar para reducir las emisiones. La información deberá incluirse en un plan de reducción que albergue las medidas que se van a poner en marcha y la cuantificación de la estimación de las reducciones que conllevarían. Además, las personas físicas o jurídicas públicas o privadas, y trabajadores autónomos pueden optar a certificar y registrar su huella de carbono.
**Texto publicado originalmente en BBVA, replicado en El Espectador con autorización de BBVA Colombia.
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