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Una marca de bolsas reutilizables que promueve el amor por la tierra

Con ayuda de su padre, Juliana Posada creó un negocio con el fin de disminuir el impacto negativo del consumo de plástico de un solo uso en las diferentes ciudades de Colombia. Su objetivo es hacer pedagogía por medio de un artículo de uso frecuente, que además es amigable con el medio ambiente.

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Tatiana Gómez Fuentes
01 de marzo de 2023 - 04:00 p. m.
Ella es Juliana Posada, la emprendedora detrás de Amaora.
Ella es Juliana Posada, la emprendedora detrás de Amaora.
Foto: Cortesía Amaora
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Amaora es una invitación a amar ahora la vida en la Tierra, pues estoy convencida de que, para cuidar de nuestra casa, primero debemos enamorarnos de ella y de la vida en ella. Junto con Juan, mi papá, un curioso incansable con más de 50 años de experiencia en el mundo textil, creamos dos soluciones de calidad premium para combatir las bolsas plásticas de un solo uso: La primera es una invitación a cargar sólo lo sabroso de la vida con nuestras bolsas reutilizables para mercar y almacenar frutas, verduras y otras sabrosuras. Y la segunda es una invitación a que juntos hagamos primavera por la tierra con nuestros llaveros con bolsa reutilizable y estuche, para que siempre llevemos con nosotros la alternativa a las bolsas plásticas”, dice Juliana Posada la Fundador de Amaora, a quien entrevistamos en nuestra sección 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos:

1. ¿Cuántos años tengo? ¿Qué estudié?

Tengo 34 años y estudié Administración de Negocios.

2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé

Durante la cuarentena por pa pandemia del Covid, mi esposo y yo empezamos a recolectar, dentro de botellas plásticas, los residuos plásticos que generábamos para luego entregarlos a la fundación Botellas de Amor, la cual convierte este tipo de residuos en materia prima para la elaboración de madera plástica. Con la intención de invitar a otros a adquirir este hábito, compartí una historia en Instagram y a raíz de aquella publicación, recibí un comentario que me hizo caer en cuenta de que lo ideal no es reciclar y reciclar “como locos”, sino que el objetivo debe ser siempre reducir nuestro consumo de plástico. Así que revisando el contenido de estas botellas, vi que después de las envolturas de snacks, el segundo tipo de residuo plástico que más se estaba generando en mi casa eran las bolsas transparentes, en las que se empacan las frutas y verduras en los supermercados.

Investigando, me di cuenta de que en el mercado nacional existían muy pocas alternativas reutilizables para reemplazar el uso de estas bolsas plásticas. Fue así como sin contar con experiencia ni formación en temas ambientales, pero confiando en el poder de mis acciones, decidí apersonarme de esta causa.

3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?

Aprovechando el conocimiento de mi papá en temas textiles -y que nada lo hace sentir más vivo que embarcarse en nuevos retos- le pedí que me ayudara a diseñar bolsas reutilizables de la mejor calidad posible, que no se destiñeran, que no les salieran motas, que fueran encubridoras y, muy importante, que fueran las más lindas posibles para que los clientes no quisieran salir ni a la vuelta de la esquina sin ellas.

Después de buscar por cielo y tierra los mejores materiales, de probar diferentes métodos de confección a ver cuáles eran más resistentes, de jugar con innumerables paletas de colores, de diseñar y poner a prueba docenas de prototipos, logramos sacar al mercado nuestras dos soluciones actuales para combatir las bolsas plásticas de un solo uso. En palabras de mi papá: “las bolsas reutilizables Amaora fueron pensadas para durar toda una vida.

Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.

4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?

Siempre cuento la historia de que me tomó menos de cinco minutos “venderle” a mi esposo -el ser humano más racional que conozco- mi idea de comenzar un emprendimiento dedicado a enamorar a las personas de la tierra y de la vida con el fin de cuidarla con mi idea de negocio. Honestamente, quedé con la boca abierta cuando escuché su respuesta a mi pitch: “Sí, brutal, te apoyo”. Le confesé que me sorprendía su reacción, pues yo no soy una experta en ambientalismo. Al verme dudando, me dijo unas palabras que quedaron grabadas en mi corazón: “no lo eres, pero tu manera de amar la vida es contagiosa. Enséñales a las personas eso, a amar más”. Así fue como mi esposo se convirtió en el primer inversionista de Amaora.

5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?

No basta solo con amar la tierra, debemos demostrarle a través de gestos tangibles, que nuestro amor por ella es en serio. No debemos esperar a que sean los gobiernos los que “salven” el planeta de los estragos causados por nuestros hábitos de consumo. Es deber de cada uno de nosotros tomar consciencia del impacto que estamos dejando en nuestro paso por ella. A través de Amaora logramos que cada vez más personas de Medellín y Colombia crean en el poder de sus acciones.

6. ¿Soy feliz?

Me encanta encontrarme con esta pregunta en una entrevista sobre emprendimiento, pues me recuerda la importancia de tener siempre claro el por qué de lo que hago. No sé qué tanta felicidad sentiría si el motivo principal por el cual elegí emprender fuera porque quiero hacer dinero. Hago lo que hago porque, cuando sea viejita, al final de cada año o inclusive al final de cada día, es prioridad para mí poder mirar hacia atrás y sentir que aporté más que al mero beneficio de mí misma; contribuir a causas en las que creo le ha dado propósito a mi vida. Este sentimiento, más la práctica diaria de la gratitud, ha sido una fórmula que me ha llevado a experimentar algo que puedo describir como gozo, paz interior o felicidad.

7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?

Confieso que lo primero que pensé al responder esta pregunta fue un no rotundo. Pensé en que Amaora es una parte de mí y que no pensaría en venderla, Sin embargo, el objetivo de mi emprendimiento siempre ha sido dejar el planeta de las flores mejor de lo que lo encontré. Así que, si algún día llega alguien capaz de llevar mis creaciones a un siguiente nivel pues, en últimas, estaría magnificando el impacto positivo que sueño con dejarle a la tierra.

8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?

Me ha parecido duro emocionalmente. Considero que cuando un emprendedor cree en una causa, los retos que surgen con el hacer (inconvenientes en los procesos de producción, logística, etc.) no logran detenerlo. Sin embargo, lidiar con las emociones que se despiertan, por ejemplo, al recibir mil y un “no” antes de escuchar el “sí”, no es tarea fácil.

9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?

Lo estoy cumpliendo. Eso es lo que siento cada que veo a alguien expresándole su amor a la tierra a través del uso de las bolsas reutilizables de Amaora. Sin embargo, el común denominador en nuestra sociedad sigue siendo la creencia de que las acciones de cada individuo son insignificantes para impactarla. Así que considero que todavía me falta muchísimo por seguir aportando.

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10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?

Estoy escribiendo mi primer libro. A través de él espero llegar a millones de corazones con mi mensaje: “para cuidar de nuestra casa, primero debemos enamorarnos de ella y de la vida en ella”. A pesar de todo el daño que los humanos le hemos causado, la tierra sigue sosteniendo nuestros sueños, sigue refrescando nuestra esperanza con el arcoíris que adorna el final de las tormentas, sigue regalándonos flores, sabores y colores. La tierra sigue siendo un paraíso, si así decidimos verla.

11. ¿Mi emprendimiento es escalable?

¡Completamente! El uso de bolsas reutilizables todavía es un hábito muy escaso. Partiendo de esta realidad, queda todo por hacer, aportar y crecer.

12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?

Más que inversión recibiría con las manos abiertas el aporte de personas y entidades públicas y privadas capaces de elevar el impacto de lo que estamos haciendo: expertos que me puedan ayudan a explorar diferentes mercados y darle mayor visibilidad a Amaora. Sueño, por ejemplo, continuar co-creando con grandes empresas, pues he encontrado en ellas maravillosos aliados para impactar a más personas con nuestro mensaje.

13. ¿Qué no volvería a hacer?

Suena cliché, pero de verdad creo que si así decidimos verlos, nuestros errores son maestros. Si el objetivo es crecer y acercarnos cada día a nuestra mejor versión, es ideal comenzar a sentirnos cómodos con equivocarnos. Ahora, para responder a esta pregunta, definitivamente no volvería a ser tan inocente de creer que las primeras utilidades de un emprendimiento son para ‘”mecatear” a mi antojo. ¡Los negocios necesitan reinversión!

14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?

Afortunadamente se me facilita muchísimo encontrar inspiración por donde mire. Me inspira mi mamá porque cuando cree en una causa, jamás acepta un “no” como respuesta. Me inspira mi papá porque a sus 73 años, ni un solo día ha perdido su capacidad de maravillarse con el mundo que lo rodea. Me inspira mi hermana porque es capaz de conectar ideas y personas para lograr grandes cosas. Y me inspira mi esposo porque nunca permite que se le nuble la vista cuando se trata de mantener sus prioridades en orden. A pesar de que no sigo el ejemplo de una sola persona en particular, sí trato de tomar lo bueno de todos los que llegan a mi vida.

15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?

En mi opinión el fracaso es dejar de perseguir los sueños por obedecerles más de la cuenta a los miedos. No importa si hay que caminar temblando del susto, a los sueños hay que abrirles espacio en nuestras vidas porque son estos los que mantienen el alma encendida. Partiendo de lo que para mí significa el fracaso, considero que esta palabra jamás ha hecho parte de mi historia. Reconozco que sí he sentido muchos miedos, pero nunca he dejado que me detengan por completo. En cuanto a tirar la toalla, sí la he dejado car de pronto de vez en cuando, pero siempre he vuelto a recogerla para hacer las paces con ella y seguir caminando.

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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?

Siempre digo que en Medellín hay tierra fértil para el emprendimiento: no solo por la pujanza antioqueña que portamos con orgullo en nuestro ADN y que continúa heredándose de generación en generación, sino por el ecosistema local de emprendimiento que, como si se tratara de un abono, nos brinda los nutrientes (herramientas, conexiones, espacios) necesarios para crecer. Amaora hace parte del programa Compra Hecho en Medellín, un programa de la alcaldía que le da visibilidad a los emprendimientos e impulsa la compra local. Asimismo, he participado en el programa Desarrollo Económico Sostenible del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y ACOPI Antioquia, a través de la cual recibí acompañamiento y capital semilla para seguir fortaleciendo mi iniciativa.

17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?

¡Sin duda! Es más que evidente que amar la tierra y cuidar de ella nos beneficia a absolutamente todos los seres vivos que la habitamos, en especial a las nuevas generaciones. Esta es la casa de todos y, si no transformamos nuestros hábitos cuanto antes, a quienes vienen detrás de nosotros les estaremos dejando mares con más plástico que peces, entre muchos otros estragos. No se siente justo, ¿verdad?

18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?

Me demoré meses pensando en el nombre perfecto para mi emprendimiento. No quería una palabra o frase que hablara solamente de bolsas reutilizables, sino un nombre que así como una sombrilla, albergara todo tipo de creaciones que sueño con manifestar, siempre con la constante del amor. Fue así como surgió Amaora, un juego de palabras que invita a amar ahora. No tengo una ruta perfectamente trazada de todo lo que quiero lograr y cómo lo lograré de aquí a diez años, pero sí tengo bastante claro que mi misión es enseñarles a otros a amar. Guiada por esta brújula, sé que siempre iré encontrando la manera de contribuir.

19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?

No me imagino lo solitaria que sería la experiencia de emprender si no contara con un ‘”ejército rosado” como amorosamente le digo a aquel grupo de familiares, amigos e insta amigos que siempre están ahí, caminando a mi lado. Sería como correr una carrera con las tribunas vacías. Lo más gratificante de cada logro que he alcanzado con mi emprendimiento ha sido poder celebrarlo con aquellas personas que genuinamente se alegran con las alegrías de Amaora.

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20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?

¡Por supuesto! Mis puertas siempre están abiertas para tomar un tecito y conversar. Me genera demasiada ilusión la idea de aportar a los sueños de otros.

21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?

Mi equipo está principalmente conformado por mi papá y mi esposo. Juan, mi papá, ha sido mi mentor a la hora de desarrollar productos de la mejor calidad posible para que su uso efectivamente evite miles de bolsas plásticas. Y Santiago, mi esposo, ha sido mi polo a tierra, quien me ha asesorado para que mi proyecto sea financieramente viable.

22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?

Siempre he dicho que si yo considerara que dedico mis días a vender simples bolsas reutilizables, hace rato hubiera tirado la toalla y jamás hubiera regresado a recogerla. Me gusta pensar que mis creaciones realmente están cargadas de significado: cuido desde la presentación de los empaques hasta los mensajes que transmito para asegurarme de que estoy entregándoles a mis clientes verdaderos tesoros capaces de dejar huellas positivas.

23. ¿Qué he aprendido de todo esto?

Nunca subestimes el poder de un corazón que cree firmemente en una causa, en especial, si ese corazón es el tuyo. Confiar en ti mismo(a) y en el poder de tus acciones es fundamental para alcanzar tus sueños. Rodéate de los que inspiran y de quienes creen en ti, cuida tu entorno y asegúrate de no alimentar más de la cuenta las voces de la auto-duda. Pero, ojo: no esperes a liberarte de los miedos y de las dudas para emprender tu camino. Arranca ya poniendo un ladrillo diario en la construcción de tu proyecto y no te detengas por mucho tiempo para no perder el impulso.

Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻‍💻 🤓📚

Tatiana Gómez Fuentes

Por Tatiana Gómez Fuentes

Comunicadora Social - periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana de Bucaramanga, con maestría en gestión y dirección comercial con énfasis en comunicación, publicidad y ecommerce de la Universidad Complutense de Madrid.@tagy_petustgomez@elespectador.com
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