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¿Qué no volvería a hacer?, le he preguntado a docenas de emprendedores a los que he entrevistado, y las respuestas son variadas: “Confiar en personas que no conozco”, “emprender con personas de la familia”, “contratar a persona que no estaban alineadas con el propósito del negocio”, “invertir en tecnología sin el equipo adecuado", “gastar más de lo planeado”, “poner todos los huevos en la misma canasta”, “ser muy lentos en la toma de decisiones”, “frenarse por hacer demasiados análisis”, “invertir poco tiempo en el emprendimiento”, “planificar las finanzas” y “analizar mejor el mercado antes de lanzar nuevos productos”, solo por citar algunas de ellas.
Han contado las razones por las cuales han querido “tirar la toalla” en innumerables momentos difíciles, pero pocos hablan de un tema del que sí habla Álvaro Rodríguez, conocido por ser uno de los inversionistas del programa de televisión enfocado en emprendimientos, Shark Tank, y también presidente del Ventura Group.
“Hay algo por lo que mueren la mayoría de los emprendimientos y es la falta de flujo de caja. El flujo de caja es simplemente cómo entra y sale el dinero de tu compañía en un determinado periodo de tiempo”. Y advierte: “Cuando tú mides el flujo de caja, estás entendiendo cuál es la liquidez de tu empresa. Si uno descuida ese flujo de caja, puede llegar al punto de no tener los recursos suficientes para cerrar en un mes, para pagar tu nómina, para pagarle a tus proveedores, para poder comprar esos productos o servicios que necesitas para ofrecer tu producto, y sin eso lo que normalmente pasa es que las empresas tienden a fracasar”.
¿Cuál puede ser un ejemplo palpable de eso? Me lo había dicho Bruce McMaster, presidente de la Andi, justo en los días de la pandemia, por allá en julio de 2020: “Para marzo o abril publicamos una encuesta que mostraba que había empresas que tenían 11 días para operar, eso es escasamente una semana y unos días, y cuando pasó la semana y unos días, se perdió toda la caja y no se pudo operar más. Me encontré con un empresariado que dijo: “Me gasto hasta el último centavo en pagar la nómina de mis trabajadores”, y muchos de ellos perdieron viabilidad, eso está pasando con cadenas de restaurantes muy famosos, que hicieron el esfuerzo en marzo, abril, mayo y junio, pero se les acabó el dinero y no hay nada que hacer en este instante.
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O un caso más que puntual, el de Hugo Cortes, fundador de Ezytec, una compañía de tecnología que hoy está en cuatro países y factura más de US$ 12 millones. Cuando nos contó su historia emprendedora, salió a flote la historia también de su quiebra: “Yo ya tenía un apartamento, muy bien situado, el condominio tenía piscina, tenía un Volkswagen Golf rojo cero kilómetros. Terminé la universidad y me dediqué a la parte de redes y comunicaciones. Hice una especialización de la Javeriana en redes y comunicaciones, y después hice una maestría en los Andes en automatización industrial. Pero todo era muy técnico, no sabía que tenía que cuidar el flujo de caja. Yo veía que hacía negocios y que la empresa iba muy bien porque nos llamaban y pedían más propuestas y teníamos más negocios, pero nunca entendí qué tenía que ver la caja. Pues en un negocio mal hecho, un negocio de una compañía que se quebró, que nunca nos pagó, no supe qué hacer en ese momento. Comencé a pedir prestado y comencé a colgarme en las cuotas del apartamento. Las tarjetas de crédito me reportaron en data crédito. Todo mal. Y eso fue una bola de nieve, así como subí como la espuma en tres años, esa caída se dio en menos de seis meses, había perdido todo lo que había hecho en tres años. Perdí todo”.
Y es que cuidar ese flujo de caja no solo le va a permitir seguir adelante sin quebrarse, sino abrir otras puertas. Nos lo decía Santiago Tamayo, CEO de Santa Maria Investment Group y parte del Centro de Emprendimiento de la Universidad de los Andes: “Buscar deuda de una entidad financiera va a depender casi completamente de que el flujo de caja que tiene el emprendimiento sea estable y predecible. Luego es importante saber para qué específicamente se busca la obligación financiera, debe ser un plan debidamente estructurado y que en última instancia impulsar las ventas en un grado que permita pagar la deuda que se adquiere. Es importante tener en cuenta que las entidades bancarias se fijan mucho en el historial crediticio de la empresa y sus fundadores para ofrecer los productos, además de demostrar seriedad y solidez en este frente, que también es importante”.
Así que si en su emprendimiento hay algo por cuidar, además del producto o servicio que se ofrece, eso es el flujo de caja, el llamado tanque de oxígeno de cualquier negocio, sea o no emprendimiento.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚
