La nueva Ruta de la Seda: estas son las mayores inquietudes del sector empresarial

Laura Sarabia, ministra de Relaciones Exteriores reunida con su homólogo chino, Wang Yi. EFE/EPA/FLORENCE LO / POOL

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Desde que se anunció que Colombia podría ingresar a esta iniciativa, varios sectores empresariales e industriales han expresado su preocupación por los posibles efectos que este nuevo acuerdo pueda generar sobre el comercio internacional del país, tanto en el corto como en el largo plazo.

Si bien la Franja y la Ruta es una iniciativa que busca facilitar la cooperación entre países a través de la integración económica, también representa una plataforma estratégica con la que China aspira a consolidarse como un actor global. Esa dualidad ha generado tensiones y desconfianza en ciertos sectores.

El primer frente de alerta está relacionado con los impactos que esta movida puede tener en las relaciones económicas de Colombia con Estados Unidos, el principal aliado comercial de nuestro país.

Hace unos días, Mauricio Claver-Carone, enviado especial del Departamento de Estado para América Latina, advirtió: “El acercamiento del presidente Petro con China es una gran oportunidad para las rosas de Ecuador y el café de Centroamérica”. Con esta frase, el funcionario dio a entender que, si Colombia decide acercarse a China, Estados Unidos podría desviar su atención comercial hacia otros países, en referencia directa a las exportaciones de flores y café, que, después de los bienes energéticos, son los principales productos colombianos en el mercado internacional.

En este escenario, cabe recordar que Colombia y EE. UU. atraviesan un momento delicado: el país busca un acercamiento con la administración Trump con el objetivo de negociar la eliminación o flexibilización del reciente arancel universal de 10 % que impuso Estados Unidos a casi todas sus importaciones, con excepción del petróleo.

Por otro lado, la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham), María Claudia Lacouture, planteó, a través de su cuenta de X, una serie de preguntas sobre lo que podría implicar el acuerdo: “¿Qué resultados concretos han experimentado otros países que se han adherido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta en términos de crecimiento económico, infraestructura o transferencia de conocimiento? ¿Qué implicaciones prácticas, económicas y geopolíticas tendría para Colombia adherirse formalmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta?”.

En línea con estas inquietudes, AmCham publicó un comunicado en el que profundiza sobre los riesgos y vacíos de la propuesta. El gremio cuestiona cuáles serían los beneficios concretos para Colombia, qué compromisos adquiriría con China y viceversa, y qué garantías existirían “para evitar distorsiones de mercado o prácticas de competencia desleal que afecten a la industria y el empleo colombiano”.

Además, agregó la Cámara: “Es de esperar que el gobierno nacional explique ampliamente los objetivos, alcance y vigencia de esta decisión. Una equivocada lectura o interpretación sobre la misma puede originar confusión y enviar mensajes equívocos y hasta de provocación a nuestros principales aliados y socios comerciales. Toda decisión en esta materia comercial y de inversión debe estar orientada a corregir asimetrías, proteger nuestros sectores productivos y garantizar que las relaciones bilaterales, sean con quien sean, respondan a los intereses estratégicos de Colombia, nada más, pero tampoco nada menos”.

En la misma línea, el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, cuestionó el momento y la lógica del anuncio, expresó a través de su cuenta de X: “Colombia quiere hacer esto en este momento? [...] ¿Qué justificación tiene desde el punto de vista de la estrategia internacional de estos días? ¿Cómo afecta la relación con nuestros aliados comerciales que nos compran la mayoría de nuestras exportaciones?”.

Javier Díaz, presidente del gremio exportador Analdex, también expresó reparos frente al acercamiento, especialmente por el contexto actual de tensiones entre China y Estados Unidos. Según él, el primer gran obstáculo es que la etiqueta de “economía centralmente planificada” con la que se identifica a China “nos puede causar mucho daño”.

El dirigente gremial advirtió además sobre el riesgo de enfriar las relaciones con Estados Unidos y entorpecer las negociaciones por el arancel de 10 %. “Vale la pena reconsiderar esto; analizarlo, estudiarlo, para tomar una decisión”, concluyó Díaz.

Uno de los temores más grandes para los gremios parece ser que el país termine concentrando sus exportaciones en materias primas de interés para China, lo que llevaría a dejar de lado la producción con valor agregado, un esfuerzo costoso en tiempo y dinero. También se teme que al existir falta de claridad en el acuerdo, los recursos se concentren únicamente en sectores como la minería, sin fortalecer a las empresas locales ni generar más empleo.

En febrero, China afianzó su presencia en Colombia con la llegada del primer buque de Cosco Shipping al puerto de Buenaventura, estableciendo una conexión directa con Shanghái, el principal centro logístico asiático y destino del 90 % de las importaciones desde esa región.

El panorama, hasta el momento, está poblado de más preguntas que respuestas. La esperanza es que, en los próximos días, teniendo en cuenta que el acuerdo sí se pondrá en marcha, se pueda aclarar la situación para ofrecer más datos y certezas en este panorama.

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