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Imagine un sistema eléctrico que guarde la energía del sol al mediodía para usarla de noche, o que evite apagones en épocas de sequía extrema. Ese futuro, que ya es presente en países como Australia o Chile, está hoy más cerca para Colombia.
La Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) publicó una propuesta que permitirá por primera vez que los Sistemas de Almacenamiento de Energía con Baterías (SAEB) se integren formalmente al Sistema Interconectado Nacional.
No se trata de pilas AA gigantes, sino de tecnología de punta que podría convertirse en el seguro de vida del sistema eléctrico.
“Con esta norma buscamos que el sistema eléctrico colombiano no solo sea más confiable y resiliente, sino tener un cambio a las reglas del despacho actuales con el propósito de disminuir los costos operativos y que se incluyan nuevos actores en el mercado de energía mayorista”, dijo el director ejecutivo de la CREG, Antonio Jiménez Rivera.
Es decir, que haya más diversidad /y competencia, para bien del país) en el espacio donde generadores, comercializadores y grandes consumidores negocian la energía.
Pero detrás de esa frase hay una urgencia tangible: el último fenómeno de El Niño dejó en evidencia la vulnerabilidad de un sistema que depende en más del 70 % de hidroeléctricas cuando no llueve lo suficiente. A nada se estuvo de una medida drástica en 2024, cuando se alcanzó un nivel de embalses de 29,4 % en el Sistema Chingaza de Bogotá.
¿Cómo funcionaría en la práctica?
Los SAEB podrán participar en el mercado eléctrico de tres formas:
- Como arbitrajistas: comprar energía barata cuando sobra y venderla cara cuando escasea
- Como activos de red: solucionar congestiones y estabilizar el sistema, remunerados por los usuarios
- Como complementos de plantas solares o eólicas: almacenando su energía intermitente para inyectarla cuando realmente se necesita
Es decir, las baterías dejarán de ser proyectos piloto para convertirse en negocios reales, con reglas claras y posibles ganancias.
La propuesta reconoce el potencial de los SAEB para reducir costos operativos y hacer más flexible el despacho de energía, pero también abre un debate de fondo: ¿cómo se pagará su integración y quién asumirá los costos?
Hasta ahora, la experiencia internacional muestra que la remuneración de baterías suele trasladarse a los usuarios vía tarifas, salvo cuando logran reducir inversiones en transmisión o evitar apagones, donde los beneficios se hacen tangibles.
Pese a ello, Colombia necesita nuevas fuentes de respaldo para enfrentar la intermitencia de las renovables y el riesgo de sequías, pero con una demanda creciente que ya presiona la tarifa final de los hogares.
La iniciativa se suma a un paquete de ajustes con el que la CREG intenta ganar tiempo en medio de retrasos en la entrada de proyectos solares y eólicos, demandas crecientes de confiabilidad y un mercado mayorista con precios volátiles.
La discusión pública de esta resolución será clave para definir si los SAEB se convierten en un aliado estructural del sistema o si solo quedarán como un “parche” para coyunturas críticas (picos de demanda por ola de calor, apagones en zonas críticas, retrasos en proyectos).
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